Cuento corto La Mata de Albahaca, de España.
Era una mujer que tenía tres hijas. Y tenían en el jardín una mata de albahaca y cada día salía una de las hermanas a regarla.
Un día salió a regar la mata de albahaca la hija mayor. Y cuando estaba regándola, pasó por allí el hijo del rey y le dijo:
–Señorita que riega la albahaca, ¿cuantas hojas tiene la mata?.
Y como no supo responder se fue el hijo del rey para su palacio.
Y al día siguiente pasó otra vez el hijo del rey por la casa y salió la hermana segunda a regar la albahaca, y él la hizo la misma pregunta:
–Señorita que riega la albahaca, ¿cuantas hojas tiene la mata?.
Tampoco supo responder y el hijo del rey se fue para su palacio.
El tercer día, cuando volvió el hijo del rey a pasar por la casa, la hermana menor pasó a regar la albahaca, y él le hizo las misma pregunta que a las otras:
–Señorita que riega la albahaca, ¿cuantas hojas tiene la mata?.
Y ella le respondió:
–Señorito aventurero, ¿cuántas estrellas tiene el cielo?.
Y como el hijo del rey no supo responder a esta pregunta, se fue a su palacio muy avergonzado.
Y entonces el hijo del rey como estaba muy avergonzado de ver que no habia podido responder a la pregunta de la hermana menor, se metió a encajero y salió a vender encajes a todas partes. Y llegó a la casa en donde vivían las tres hermanas y salieron a ver que vendía. Y la hermana menor escogió por fin una puntilla y le dijo al encajero:
–¿Cuánto quiere usted por esta puntilla?
Y él le dijo:
–Por esta puntilla un beso.
Y ella le dio el beso y se quedó con la puntilla.
Y otro día volvió el hijo del rey como antes a la casa de las tres hermanas. Y salió la hermana mayor a regar la albahaca y él la preguntó otra vez:
–Señorita que riega la albahaca, ¿cuantas hojas tiene la mata?.
Y ella no supo que responder y él se fue para su palacio. Y al día siguiente volvió y salió la hermana segunda a regar la albahaca, y el hijo del rey la preguntó como antes:
–Señorita que riega la albahaca, ¿cuantas hojas tiene la mata?.
Y ella no supo que responder como la primera vez. Y vino otro día el hijo del rey y salió la hermana menor a reger la albahaca, y la preguntó como antes:
–Señorita que riega la albahaca, ¿cuantas hojas tiene la mata?.
Y ella le respondió como la primera vez:
–Señorito aventurero.¿Cuántas estrellas tiene el cielo?.
Y a eso preguntó él:
–Y el beso del encajero.¿estuvo malo o estuvo bueno.?
Y como ella no supo responder se metió en la cama avergonzada.
Pero pocos días después se puso malo el hijo del rey y no había médico que lo pudiera curar. Y fue la hermana menor y se vistió de médico. Fue al palacio del rey de médico superior, mucho superior, y le dijo al rey:
–Yo vengo señor rey, a curar a su hijo.
Y la dejaron entrar y consultó con los otros médicos y dijo:
–Pa que sane el principe hay que meterle un nabo en el culo.
Conque bueno, que le metieron el nabo en el culo y el hijo se puso bueno.
Y cuando ya estaba bueno, salió el hijo del rey otra vez a paseo y pasó por la casa de las tres hermanas otra vez. Y salió como de costumbre la hermana mayor a regar la albahaca, y él la preguntó de nuevo:
–Señorita que riega la albahaca, ¿cuantas hojas tiene la mata?.
Y ella, como antes, no supo reponder.
Y otro dia salió la hermana segunda a regar la albahaca, y la hizo el hijo del rey la misma pregunta de siempre:
–Señorita que riega la albahaca, ¿cuantas hojas tiene la mata?.
Y tampoco supo responder.
Y al tercer día, cuando pasó el hijo del rey por la casa, salió la hermana menor a regar la albahaca y él le preguntó como lo había hecho antes:
–Señorita que riega la albahaca, ¿cuantas hojas tiene la mata?.
Y ella le respondió como antes:
–Señorito aventurero.¿Cuántas estrellas tiene el cielo?.
Y entonces el hijo del rey creyó que iba a salirse con la suya como antes y la preguntó:
–Y el beso del encajero.¿estuvo malo o estuvo bueno.?
Pero se engaño el hijo del rey, porque apenas había preguntado eso de antes, cuando ella le preguntó:
–Y el nabo por el culo.¿estaba blando o estaba duro?.
Y entonces el hijo del rey comprendió que ella había sido la que le había metido el nabo por el culo. Y como estaba muy enamorado de ella y ella también estaba enamorada de él, enseguida se casaron.
CUENTOS POPULARES DE ESPAÑA.