Actualmente, existen 1,600 indios cahuilas ubicados en ocho reservaciones en California, Estados Unidos. Hasta el siglo XIX, los cahuilas habitaban la República Mexicana, y no fue sino hasta la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo que pasaron a formar parte de los EEUU, cuando México perdió gran parte de su territorio.
En el principio no existía la Tierra ni el Cielo, no había nada ni nadie, sólo una densa y viva Oscuridad interrumpida, de vez en vez, por una energía primaria que tomaba la forma de un Relámpago. Esta energía propició la creación de dos especies de sacos embrionarios, parecidos a dos huevos. Como al principio el universo era frágil, por dos veces se echaron a perder los sacos embrionarios; solamente la tercera vez tuvieron éxito y se dieron bien. Dichos sacos contenían a los dioses gemelos creadores de los indios cahuilas, quienes emergieron de los sacos poco a poco y con mucha cautela; primero surgieron las cabezas, después los hombros, las caderas, las rodillas, los tobillos y, finalmente, salieron los pies de los dos muchachos dioses. Primero fue Mukat y luego Tamaioit. Nacieron ya adultos y con la capacidad de hablar perfectamente. Mientras yacían desfallecidos por el esfuerzo de haber nacido, se oyó un zumbido muy tenue como el de una avispa… era la canción que les enviaba su madre la Oscuridad.
Los dioses gemelos representaban la dualidad universal, pues nada puede ser perfecto en el cosmos, todo está determinado por el conflicto de los contrarios. Así pues, los dioses conformaban la dualidad de todas las cosas existentes: hombre-mujer, blanco-negro, vida-muerte, amor y odio… Después de disputarse el privilegio de ser el primero en haber nacido, pues el mayorazgo otorgaba mayor poder y sabiduría, Tamaioit le dijo a Mukat: ‒¡Ya que te consideras el primero, decide que es lo que hemos de crear! Mukat hurgó dentro de su boca y saco un grillo, Shilim Shilim; un insecto llamado Papavonot, un lagarto, Takmeyatineyawet; y una persona, Whatwhatwet. Los dioses gemelos trataban de quitar la Oscuridad y de crear la luz dando vida a estas extrañas criaturas; el lagarto que era blanco y negro, trató de tragarse y empujar a la Oscuridad. Pero falló. Entonces, decidieron los hermanos que todos los animales debían empujar desde el este a la Oscuridad; pusieron manos a la obra y apareció un poco de claridad. Sin embargo, cuando los animalitos regresaron junto a los dioses, la Oscuridad retornó. Afanosos, los dioses gemelos intentaron quitar la Oscuridad con humo, a la manera en que los chamanes quitan la enfermedad. Así pues, decidieron crear el Tabaco. Mukat tomó de su corazón tabaco negro, y Tamaioit una luz para aclararlo. Ahora que el Tabaco estaba creado debían encontrar el modo de poder fumarlo. Cada uno tomó de su corazón una sustancia: la de Mukat fue oscura y la de Tamaioit luminosa: con ellas hicieron una Pipa. Como el tubo de las Pipa no estaba agujerado, lo perforaron empleando una espina. Mukat tomó de su corazón un carbón encendido para encender la Pipa que previamente llenaron con Tabaco. De ahí que el Fuego, el Tabaco, la Pipa y el fumar sean sagrados para los cahuilas. El corazón de los dioses poseía la energía del fuego que era pura. Por eso la energía humana se centra en el corazón, pero nunca podrá ser tan grande como la de los dioses creadores.
De su interior, los dos dioses tomaron la materia para crear a los animales, los semidioses y los espíritus. En seguida, decidieron crear a las personas. Cuando Mukat hizo al ser humano mostró su sabiduría y superioridad creando gente perfecta, se tomó el tiempo necesario y la hizo con cuidado. En cambio Tamaioit hizo a los humanos rápidamente, con movimientos torpes, y los hombres le salieron con doble cara y con extraños miembros membranosos. Cuando terminaron, se pusieron a alabar su propia creación. Tamaioit, humillado al darse cuenta de su descuidada y mal hecha obra, huyó debajo de la Tierra y causó un terrible cataclismo, que Mukat apenas pudo contener. A partir de entonces, Mukat quedó solo con sus creaciones y con lo poco que Tamaioit dejó bien hecho como el coyote y el pato. Mukat y la primera gente creada por él, vivieron en una gran casa, que dio lugar a la tradición cahuila de que el jefe de la comunidad habite en la gran casa ceremonial.
Un hecho importante de este período se relaciona con la Doncella Luna, Menily, una joven muy hermosa e inteligente que transmitió a los cahuilas muchos de sus conocimientos, como los juegos y la capacidad de curar por medio de las plantas. Además, Menily ayudó a fundar las instituciones como el matrimonio, y a establecer los roles que cada sexo debe tener dentro de él. Ella es, en realidad, la creadora de la sociedad. También les enseñó a los indios las prácticas de higiene, y cómo reír y ser feliz. Mukat la ofendió cuando pretendió hacerla su mujer, pues constituiría el rompimiento del tabú del incesto, ya que Doncella Luna era su hermana. Entonces, Doncella Luna se vio obligada a irse. Se fue por tres días, que es el tiempo en que la Luna no puede verse. Luego, apareció por el lado oeste del Cielo como la Nueva Luna, para iniciar su período mensual, que se conecta con el ciclo menstrual de las mujeres.
Mukat, aparte de ser responsable de la ofensa a la Luna, también lo fue de darle a la víbora de cascabel colmillos venenosos, y a la gente arcos y flechas con los que se mataron unos a otros. Por esas razones, el pueblo decidió que Mukat debía ser destruido envenenándolo. Esa muerte constituía una tragedia, porque con ella se interrumpía el poder seminal directo que protegía a los hombres, y la gente tendría que hacerse responsable de sí misma. Como el dios moría poco a poco, Coyote estaba constantemente al acecho, y Mukat temía que obtuviera su energía comiéndose su cuerpo. Por esta razón, el dios ordenó que alejaran a Coyote y que quemaran su cuerpo en una pira funeraria. Sin embargo, cuando Coyote vio el humo corrió, saltó encima de las cabezas de la gente y logró atrapar el corazón del dios. Así el poder espiritual de éste pasó a Coyote.
Como el dios sabía que dejaba a su pueblo a su arbitrio, antes de morir les enseñó cómo utilizar las plantas, obtener recursos minerales, y cómo cremar a sus muertos. Les dio el contenido espiritual del paquete embrionario sagrado, que fue guardado en la casa Grande y que se utiliza en la celebración anual llamada Nukil. Posteriormente, el pueblo emprendió una larga caminata por el sur de California buscando un buen lugar donde morar. Cuando lo encontraron se convirtieron en los actuales cahuilas.
Sonia Iglesias y Cabrera