Se cuenta que en la region de guaymas y empalme hay un ser que sale del mar. hay una playa conocida como el cochorit y algunas otras mas en las que ha sido visto…….
Autor: Mitos-Mexicanos.com
Resonancia Schumann
Leyendas Urbanas
La resonancia Schumann es un conjunto de picos del espectro radioeléctrico de la Tierra, de banda de frecuencia muy baja (ELF).
El espacio que está entre la ionosfera y la superficie terrestre actúa como guía de onda, cumpliendo la función de una cavidad resonante para las ondas electromagnéticas de la banda ELF. Los relámpagos provocan una excitación en dicha cavidad, y como su séptimo sobretono es de 6Hz, influyen sobre las redes de transmisión eléctrica de los territorios donde se utiliza corriente alterna con una frecuencia igual.
En la resonancia Schumann, la frecuencia menor y la mayor intensidad, se sitúan en el rango de los 7,83Hz.
Nikola Tesla fue el primero en observar la resonancia Schumann, y formó con ella, la base de su esquema de transmisión de energía y comunicaciones inalámbricas.
Resonancia Schumann y la leyenda urbana:
En ciertos círculos, se afirma que la Tierra está atravesando un cinturón de fotones, y que está disminuyendo su velocidad de rotación, mientras que se experimenta un aumento en la resonancia Schumann. Dichas fuentes aseguran que al alcanzar una frecuencia de 13 ciclos, la Tierra detendrá su rotación, y llegaremos al punto cero del campo magnético.
Este aumento en la resonancia Schumann, provocaría que la Tierra se detuviera por dos o tres días, y luego retomaría su giro, pero en dirección opuesta, provocando las inversión de los campos magnéticos alrededor de la Tierra.
Según las fuentes, el rango de la frecuencia estaría en los 11 ciclos, muy por encima de los 7.83Hz, que se pensó, era la constante de la resonancia Schumann. El pronóstico augura que el aumento continuará.
La ciencia reconoce a la resonancia Schumann como un indicador de las variantes climáticas y de temperatura.
Paralelamente al aumento en la frecuencia de la resonancia Schumann, se da una disminución en la potencia del campo magnético terrestre, que es uno de los precursores de las reversiones de polos magnéticos.
Posibles consecuencias del aumento en la resonancia Schumann:
• El tiempo parece acelerarse mientras nos aproximamos al punto cero. Por lo tanto, el día parece durar apenas 16 horas.
• El punto cero fue predicho en el pasado.
• La inversión de los polos provocará que el Sol asome por el oeste y se oculte por el este.
• El giro del punto cero, puede introducirnos en la cuarta dimensión, donde todo lo que deseemos se manifestará al instante.
• La mayoría de la tecnología conocida dejará de operar.
• Nuestro cuerpo físico está cambiando a medida que nos aproximamos al punto cero, creándose un nuevo cuerpo de luz.
• El calendario maya predijo los cambios que están ocurriendo, y para el año 2012, habremos entrado en la quinta dimensión.
La comadre bruja
La autopista fantasma
Leyendas Urbanas de Terror
ÉSTE ES EL SORPRENDENTE RELATO DE LA HISTORIA SUCEDIDA A UN DOCTOR NEOYORKINO MIENTRAS REALIZABA EN SU AUTOMÓVIL PRIVADO EL TRAYECTO DE AUTOPISTA QUE DISCURRE ENTRE BALTIMORE Y NUEVA YORK
La carretera principal que va de Baltimore a Nueva York al llegar al kilómetro 12 se cruza con una importante autopista. Se trata de un cruce muy peligroso, y en muchas ocasiones se ha hablado de construir un paso subterráneo para evitar accidentes, aunque todavía no se ha hecho nada.
Un sábado por la noche, un prestigioso doctor neoyorkino -del que evitaremos reproducir su nombre-, regresaba a su casa después de asistir a una sala de fiestas country. Al llegar al cruce redujo la velocidad y se sorprendió al ver a una deliciosa jovencita, vestida con un traje largo, de fiesta, haciendo auto-stop. Frenó de golpe y le hizo una señal para que subiera a la parte trasera de su descapotable.
– El asiento de delante está lleno de palos de golf y de paquetes -se disculpó. Y a continuación le preguntó: – Pero, ¿qué está haciendo una chica tan joven como tú sola a estas horas de la noche?
– La historia es demasiado larga para contarla ahora -dijo la chica. Su voz era dulce y a la vez aguda, como el tintinear de los cascabeles de un trineo. – Por favor, lléveme a casa. Se lo explicaré todo allí. La dirección es North Charles Street, número XXXX. Espero que no esté muy lejos de su camino.
El doctor refunfuñó y puso el coche en marcha. Cuando se estaba acercando a la dirección que le indicó ella, una casa con las contraventanas cerradas, le dijo: – Ya hemos llegado. Entonces se giró y vio que el asiento de atrás estaba vacío. – ¿¡Qué demonios…!? -murmuró para sí el doctor. La chica no se podía haber caído del coche, ni mucho menos haberse desvanecido.
LLamó repetidas veces al timbre de la casa, confuso como no lo había estado en toda su vida. Después de un largo tiempo de espera, la puerta se abrió y apareció un hombre de pelo gris y aspecto cansado que lo miró fijamente.
– No sé como decirle qué cosa más sorprendente acaba de suceder -empezó a decir el doctor-, una chica joven me dió esta dirección hace un momento. La traje en coche hasta aqui y…
– Sí, sí, lo sé -dijo el hombre con aire de cansancio-, esto mismo ha pasado otras veces, todos los sábados por la noche de este mes. Esa chica, señor, era mi hija. Murió hace dos años en un accidente automovilístico en ese mismo cruce donde usted la encontró…
Aparición en la Basílica
Una de las leyendas que todavía se cuentan en nuestra ciudad, es la que dicen las personas que visitan la Basílica de Guadalupe o los que por sus circunstancias duermen en la escalinatas de dicho lugar. Cuentan que hay ocasiones en las que ha sido vista una mujer que sale de la Basílica vieja, portando una vela encendida, sin que el intenso viento nocturno o una lluvia torrencial apaguen su flama . La mujer camina en dirección a la Nueva Basílica y para sorpresa de muchos atraviesa las paredes del edificio.
Algunos curiosos y otros que han sabido dominar el miedo han sido testigos de que ya en el interior de la Nueva Basílica, la mujer deja la vela como ofrenda y después de rezar una oración desaparece.
Tal vez se trata de un alma en pena que tiene como manda hacer la visita al sagrado recinto o puede ser la manifestación de algún compromiso que dejó de cumplir la persona a quien perteneció dicha imagen. No lo sabemos pero queda el misterio de dicha aparición.
Mataos mutuamente
Leyendas Urbanas de Terror
DOS AMIGAS RECIBEN UNA VISITA DEL MAS ALLÁ DURANTE UNA PRÁCTICA DE ESPIRITISMO CON UNA TABLA DE OUIJA EN UNA CASA ABANDONADA
Esta es la historia de dos amigas que desde que tenían sólo nueve años jugaban con el tablero de la ouija. Cuando relató esta historia, tenía tan sólo 13 años, y el hecho había ocurrido hacía apenas unas semanas. Yo os relataré su historia… ojalá la protagonista lea esta historia y nos pueda dar más detalles.
Las dos adolescentes entraron en una casa abandonada con el fin de invocar a algún espíritu, pero en esta ocasión, al contrario que las veces anteriores, en vez de venir un espíritu benigno, vino uno maligno.
Aquel espíritu, mediante el tablero, les ordenó que hiciera lo que él les ordenaba o las mataría. Le preguntaron alucinadas qué quería. "Mataos mutuamente" fue su contestación. No dudaron en decirle que se fuera, pero el vaso se movía enérgico una y otra vez hacia el NO del tablero.
Tras varias negativas rotundas, el vaso paró en seco y ellas se miraron preguntándose qué estaba ocurriendo. Entonces ocurrió. Al final de la escalera de aquella casa abandonada había un fantasma. Llegaron incluso a hacerle una fotografía. En aquel mismo momento escucharon un crujido y al girarse vieron que el vaso de cristal se había roto. Al mismo tiempo el fantasma desaparecía.
Las campanas de la Basílica
Hace años, había un capellán en la antigua Basílica de Guadalupe, se dice que la persona era muy cumplida y puntual, que nunca dejó de hacer bien su tarea.
En cierta época en la que el clima se volvió hostil con los habitantes de la Ciudad de México, el viento fue tan frío que hubo muchas personas que con tan solo recibir un soplido de aire gélido se enfermaron gravemente. Una de las víctimas de dicha temporada fue el capellán, que en dos días vio mermada su salud, a tal grado que sentía escalofríos constantes y ardía en calentura.
Sin embargo, incluso cuando había caído en cama por razones de enfermedad había sido muy celoso de cumplir con su responsabilidad, por lo que a la hora que le correspondía se levantaba a hacer su trabajo, a pesar de las recomendaciones del Abad y de las personas cercanas que le indicaban que debía guardar reposo, pero éste continuó haciendo el esfuerzo de ir a las cuerdas y tocar las campanas, no dejando a nadie que lo hiciera por él. Tantas levantadas y exponerse al frío hicieron que no le hicieran efecto los preparados medicinales que le llevaban las ancianas y los baños de pies fueron contraproducentes porque salía con el cuerpo caliente y regresaba en estado de choque por el cambio de temperatura.
La muerte sorprendió al capellán había sido durante mucho tiempo el encargado de tocar las campanas de la Basílica antigua, siendo digno de reconocimiento su empeño en continuar haciendo su labor, pero también fue el centro de comentarios que hacían ver su inútil terquedad, ignorando las recomendaciones que le hacían, ya que si se hubiera cuidado podría haber salido de la enfermedad.
Sin embargo, desde entonces se cuenta que hay veces en que las campanas comienzan a sonar sin motivo aparente. La gente atribuye a esto que tal vez el alma del capellán aún sigue cumpliendo con su tarea.
Ya tiene tiempo que se retiraron las cuerdas para mover las campanas, y el fenómeno sigue repitiéndose aún. Como no podemos considerar que sea una mentira hasta que se compruebe lo contrario, mejor es dejar la incógnita y seguir esperando a que la ciencia o la religión nos den la respuesta a este hecho. Aunque es encomiable la entrega del capellán a su tarea, nosotros podemos tomar de este sucedido una lección que nos indica que es mejor la prudencia.
La confesión de un muerto
Se dice que una noche a principios del siglo XVII el Abad de la antigua Basílica de Guadalupe vió que entraba un hombre de elegante apariencia que le solicitó la confesión, por lo que el Abad pidió a unos familiares que lo esperaban unos minutos. Después de un rato, el Abad salió con el rostro pálido, y cerró las puertas, por lo que sus familiares se extrañaron y le preguntaron por qué cerraba si el hombre elegante aún no había salido, sin embargo, el Abad se negó a contestar y los apresuró a dejar el lugar.
Ya en casa de los familiares, uno de sus sobrinos le preguntó al Abad qué le había pasado, sin embargo, el Abad llevó su mano derecha hacia su oído, haciendo notar que se le dificultaba escuchar. Después de que el sobrino le hiciera nuevamente la pregunta, el Abad le respondió que el hombre que había entrado a la Basílica horas antes era un muerto que había venido de ultratumba para confesarse, y que después de escuchar la confesión había tenido dificultad para escuchar por el oído derecho.
El Abad nunca pudo contar lo que le había dicho el misterioso personaje, guardando el secreto de confesión, quedando la duda para siempre.
Leyendas Urbanas de Terror
DOS AMIGAS SUFREN LAS TERRIBLES CONSECUENCIAS DE SU BURLA A LOS ESPÍRITUS DURANTE UNA SESIÓN ESPIRITISTA CON EL TABLERO DE OUIJA
Esto pasó el año pasado. Jugué al juego ouija con mi amiga Carla. No nos lo tomamos en serio y empezamos a insultar, bromeando, a los espíritus que invocababamos. Por mala suerte, invocamos a Satanás que nos deletreó: "Lo que no crees es real".
Era tarde y mi amiga se fué a casa. Como que mi novio había muerto en un accidente de coche estaba sola en casa, así que me fuí a dormir. Sobre las 3:20 de la madrugada me desperté y me fuí a beber un café. Mientras bajaba las escaleras, oía las voces de una niña gritando muy en la lejanía. Cuando llegué a la cocina, cogí el vaso y había un papel bajo él que ponía escrito: "Te lo he dicho".
De repente sonó el teléfono. Era mi amiga Carla, preocupada por que su hija de dieciseis años no había regresado a casa. Entonces vi que bajo mis pies había huellas de sangre. Las seguí y me llevaron hasta el cadaver de la niña con el cuello degollado que yacía en mi cocina. Asustadísima me voy a casa de Carla. Subo corriendo a su habitación y me la encuentro también con el cuello degollado igual que su hija.
Lo más terrorífico. En su frente alguien había grabado con un cuchillo: "yo tengo la razón". Me desmayé y cuando desperté estaba en un hospital. Todo se acabó.
Os recomiendo que no jugueís a la ouija si no lo haceís en serio. Yo no volveré a jugar.
La confesión de una muerta
Este hecho narra lo que le sucedió a un sacerdote de la Ciudad de México, de apellido Aparicio. Se cuenta que siendo noche, había sido invitado a cenar a la casa de una noble familia, cuando fue interrumpido por unas personas que tocaban a la puerta. Los criados le avisaron al padre Aparicio que lo buscaban dos individuos humildes que aparentemente estaban algo pasados de copas.
Salió el padre a ver quién le llamaba y los dos desconocidos le pidieron que los acompañara indicandole que había una moribunda que necesitaba absolución de sus pecados, en un lugar cercano. El padre Aparicio se disculpó con el dueño de la casa, diciéndole que acudiría a ese llamado y regresaría en breve. Una de estas personas le señaló la dirección a seguir, y caminaron por un estrecho callejón. Al final de éste estaba una carreta y un cochero que le dijeron lo llevaría con la persona de la que se hablaba. Ayudaron al Padre Aparicio a subir, e indicaron al cochero que ya sabía a dónde tenía que llevar al clérigo.
El carro comenzó a desplazarse, dejando atrás las calles del Centro de la Ciudad de México, y poco a poco el Padre Aparicio comenzó a distinguir que se acercaban a los límites de la región más habitada. Fue entonces que llegaron a una casa con aspecto descuidado y ruinoso. Las ventanas estaban cerradas con tablones y la puerta desvencijada carecía de cerradura, por lo que rechinó sonoramente cuando una anciana vestida con andrajos y rebozo salió a recibir al Padre.
El Padre Aparicio, se desconcertó un poco ante la apariencia de la casa, pero se presentó con la vieja, que lo invitó a pasar, con lágrimas en los ojos. La casa estaba casi vacía, sin muebles, a no ser por una mesita donde había un candelabro que iluminaba la estancia. Debido a su voz queda y a que la mujer ya carecía de la mayor parte de su dentadura , el Padre apenas pudo comprender que la anciana le dijo que en piso superior estaba la moribunda.
Después de subir por la apolillada escalera de madera, el Padre se encontró con que la casa estaba en el mismo estado que el piso inferior, como abandonada, carente de mobiliario, como si se hubieran mudado hacía tiempo. Al fondo, la tenue luz de una veladora alumbraba un petate sobre el cual estaba una mujer joven, enfundada en un vestido de terciopelo con una diadema en la frente. La enferma, sudaba por la intensa fiebre y decía cosas ininteligibles, siendo el delirio una manifestación de lo grave de su estado. El Padre se acercó lentamente hacia el lecho, limpió la frente de la mujer con su pañuelo, se sentó en un banquito y después de escuchar atentamente la confesión, absolvió los pecados de la moribunda, dándole su bendición, y apretando su mano, que poco a poco fue perdiendo la fuerza. El pecho de la enferma comenzó a dejar de expandirse y su respiración fue disminuyendo convirtiéndose en un tenue suspiro hasta que finalmente ya no se pudo percibir. Los ojos vidriosos que nunca miraron claramente al Padre Aparicio se quedaron fijos en el techo…había fallecido.
El Padre Aparicio se levantó del banco y salió de la habitación, buscando a la anciana, sin embargo no la encontró en el piso superior. Bajó las escaleras buscándola, venciéndose la parte superior de la estructura inmediatamente después de usarla, y quedando sin acceso a la parte de arriba. Preocupado, el Padre salió de la ruinosa residencia. El frío viento soplaba en el exterior, cerrando la puerta principal. No había señales del carruaje que lo había llevado, ni del chofer. Asustado, el Padre Aparicio se alejó caminando y luego corriendo, espantado por lo extraño del acontecimiento, regresó a pie de nuevo hasta el Centro, pálido y sobresaltado, y llegó a la casa donde un rato antes había estado de invitado, y contó con detalle lo que le había pasado.
El dueño de la casa ordenó a sus criados atender al clérigo y luego les indicó que prepararan un carro para ir con el Padre Aparicio a la casa mencionada para esclarecer lo que había pasado. Cumpliendo sus órdenes, los criados prepararon el carro del señor y escoltados por dos que iban armados y a caballo fueron en la dirección que les dijo el Padre Aparicio.
Así pues, llegaron al lugar que les indicó y grande fue su sorpresa al encontrar la casa en el descuidado estado que les había comentado el Padre, sin embargo, la puerta estaba atrancada y cerrada con clavos ya oxidados. Tras derribar la puerta, los hombres entraron, y el Padre Aparicio reconoció la casa como la misma en donde había recibido la confesión de la moribunda, sin embargo, todos coincidían en que la casa tenía el aspecto de estar abandonada hacía años. Después de unos momentos, el Padre Aparicio se asomó por una ventana, donde distinguió algo que lo sobrecogió: En donde había estado un jardín, junto a un árbol, estaba su pañuelo muy bien doblado justo delante de lo que quedaba de una lápida, casi deshecha por el tiempo. Los criados se apresuraron a escarbar en la tierra, y encontraron un ataúd de madera, que contenía los restos de una mujer vestida con terciopelo, como la que había visto el Padre Aparicio, y en su frente una diadema, la misma que llevaba puesta la moribunda.
El hallazgo estremeció a los testigos y a todos los que se enteraron del fenómeno. El Padre Aparicio no volvió a ser el mismo desde entonces, se volvió introvertido, se encerraba a orar a altas horas de la noche y su salud se vió mermada por la falta de descanso, ya que tuvo muchas dificultades para conciliar el sueño.
El nombre de la persona que había confesado el padre Aparicio nunca se pudo determinar, y éste, imposibilitado para divulgar los detalles por el secreto de confesión, tuvo que llevarse a la tumba la identidad de la mujer.