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Guadalajara

El vampiro del panteón de Belén

La leyenda dice que ya hace muchos años llegó un hombre misterioso a la ciudad de Guadalajara. El hombre vestía de negro y sólo salía por las noches, dicen que desde su llegada a la ciudad empezaron a suceder cosas muy extrañas, empezaron a aparecer animales muertos con una seña muy particular (dos orificios en el cuello) y a todos les habían succionado hasta la última gota de sangre. La gente no le ponía atención, se preguntarán por qué…, bueno, porque pensaron que era un plaga o una infección entre los animales, pero al pasar los días comenzaron a encontrar cadáveres de jóvenes que tenían como hábito estar en la calle hasta la madrugada; lo curioso y lo que les empezó a preocupar era que los que encontraban tenían las mismas características de los animales encontrados antes, lo que ahora sí preocupó a los habitantes de la ciudad.

Se empezó a correr el rumor de que había un vampiro suelto en la ciudad. Las personas temían por sus vidas y las de sus hijos, por lo que un grupo de personas realizó un plan para atrapar a esta criatura de la noche, que se dedicaba a cometer sus bajos actos cerca de la vieja plaza de toros. Este grupo de personas se escondió detrás de un arbusto mientras uno se quedaba en la calle de carnada. Sí dio resultado, el vampiro se le apareció y cuando se disponía a clavarle sus colmillos los demás le arrojaron una red y lo atraparon. Algún gitano les había dicho que para poderlo matar tenía que ser con una estaca hecha de un árbol (no recuerdo el nombre del árbol), pero la estaca era verde, y que debían enterrarlo en un panteón. Lo hicieron, le enterraron la estaca en el corazón y lo llevaron al Panteón de Belén, donde le colocaron una lápida de cemento muy gruesa para asegurarse de que no saliera.

Al día siguiente los ciudadanos fueron a ver la tumba del vampiro y se dieron cuenta que la estaca de un día a otro se transformó en un árbol gigante que para poder salir a la superficie tuvo que romper la tumba. La leyenda dice que cuando el árbol rompa completamente la tumba el vampiro renacerá para aterrorizar nuevamente a los habitantes de la ciudad de Guadalajara; también dicen que si cortas una parte de las raíces del árbol o de su corteza el árbol sangrará.

Leyenda enviada por Braulio Ramírez

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Leyendas Urbanas de Terror

La maldición de la Loba

Había una vez una mujer muy vanidosa y mala que  se caso con un buen hombre y tuvieron 2 hijos.

La mujer perezosa no cumplía con sus labores domésticos y maltrataba a sus hijos. Un día el marido cansado de la situación le dijo que ya estaba harto de llegar cansado con hambre y solo encontraba mugre; pero la mujer con sus encantos lo convencía.

Un día mientras la mujer cocinaba uno de sus pequeños corría jugueteando y sin querer tiro unos platos, ella lo agarró con rabia y se le vino la perversa idea de matarlo, lo cocinó y lo guisó en sopa,cuando llegó su marido quiso consentirlo y lo invito a cenar. El marido empezó a comer la sopa pero al comer encontró un dedo del niño y el hombre salto asustado gritando por lo sucedido y corrió a preguntarle que había hecho, porqué había un dedo humano en la comida ; la muy cínica le dijo que siguiera comiendo, que había guisado a su hijo, que ya le había hartado y que sabia delicioso.

Después de ese incidente, a la mujer le cayó una maldición, la mujer se volvió loca y vagaba por los cerros aullando como una loba desesperada, llorando buscando a su hijo.

Se cree que hasta la fecha se escuchan sus aullidos por las noches y la gente de los alrededores teme por sus hijos.

Leyenda enviada por: Silvia Gil

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Leyendas Urbanas de Terror

La muerte

De las muchas historias que hay, la de «La muerte», fue concebida así: La primera y más antigua dentro de la humanidad que inspira cierto miedo y respeto a quienes la sienten.

Cuenta que se describe así: su larga barba demuestra su antigüedad, sus ojos blancos y ciegos pues no puede escoger su próxima víctima, su vestido holgado pues su trabajo lo amerita, sus pies de caballo pues tiene que ser muy rápida y su azada con la cual a tientas se hace la escogencia.

Angel del altísimo con el cuál nos encontraremos algún día.

Leyenda enviada por: Jeleny Dafne Martínez Contreras

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Leyendas Urbanas de Terror

El puente de dios

Hace muchos años existió una zona solitaria. Un campesino con su familia se dedicaba a cultivar maíz. En cierta ocasión hizo su siembra al otro lado del río que estaba frente a su casa, a poca distancia; pero tenía que bajar y subir para cruzarlo y como el río estaba muy profundo era mucho caminar.
Un día, muy fatigado sin querer dijo:

-Le vendería mi alma al diablo si hiciera un puente a lo derecho.-
En ese momento se le apareció un hombre muy bien vestido y le dijo:
–Tendrás el puente antes de que cante el primer gallo, y tu alma será mía, pero si canta el gallo y aun no termino, me iré sin tu alma.-
Después de cerrar el trato, el hombre muy angustiado y asustado por el temor de que fuera a terminar antes de que cantara el primer gallo, no podía dormir, constantemente salía a mirar cómo iba el puente. Sorprendido por la rapidez con la que lo iban haciendo, cada vez se angustiaba mas, causando la curiosidad de su esposa que preguntaba qué era lo que pasaba. El hombre no le decía por no preocuparla, pero tanta fue su desesperación que decidió platicarle lo que sucedía, el se sorprendió de la reacción de su esposa quien le dijo:
-Acuéstate y no te preocupes, deja todo en mis manos, yo lo solucionare, ya verás que el diablo no se llevara tú alma.-
La mujer se puso a vigilar a los quienes construían el puente, cuando miró que lo estaban terminando, empezó a palmear las piernas; cantó como un gallo causando que despertaran todos los gallos, y empezaron a cantar, el diablo desapareció inmediatamente. Así fue como la mujer logro salvar el alma de su esposo y el puente quedo sin terminar porque el diablo desapareció. Muchas  personas han querido terminarlo, pero no han podido, porque parte que le ponen, parte que se cae. Dicen que solo el diablo lo podrá terminar, pero a cambio del alma de una persona.

 

Leyenda enviada por: Ulises Asky

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Guanajuato

Hechizo de Sabina en Guanajuato

Cuenta la leyenda que una noche en la ciudad Guanajuato, durante la clausura de Festival Internacional Cervantino, se encontraba entre la multitud un triste hombre solo, que vivía apesadumbrado por no haber tenido fortuna en el amor, esa noche cantaba Joaquín Sabina y llegó el momento en que ambos entonaban:”…y algunas veces suelo recostar mi cabeza en el hombro de la luna y le hablo de esa amante inoportuna que se llama soledad”.

En el otro extremo de la explanada estaba una bella joven que irradiaba felicidad y brincoteaba cuando el ritmo de la música la inspiraba, pero su aparente alegría se transformó en tristeza cuando Joaquín con su voz garraspienta cantó: “Cuando le dije que la pasión, por definición, no puede durar ¿cómo iba yo a saber que ella se iba a echar a llorar?” Y así ocurrió, las lágrimas que en ese momento la bella mujer derramó la obligaron a salir del lugar.

En su huida presurosa, cuando caminaba por la subida de la Alhóndiga, cruzó su mirada triste con la del hombre solo que deambulaba lleno de melancolía, él le ofreció compañía y ambos sentados en la banqueta permanecieron en silencio, absortos en sus pensamientos, hasta que Sabina dejó de cantar. Antes de separarse él le susurró al oído: “…por favor dime que me amas… aunque no sea cierto”, ella lo miró sorprendida y le respondió: “ no puedo decir lo que no siento” y se fue. Él caminó tarareando, lleno de desilusión, la penúltima del concierto de Joaquín:”…no acuses a mi corazón, tan maltrecho y ajado, que está cerrado por derribo”.

Dicen que las canciones de Sabina hechizaron a la pareja al tocar su corazón, pues ambos hicieron lo posible para reencontrarse y fraguaron el momento en que ella le pudo decir “te amo” siendo cierto, y él le construyó una “Pasión” con cimientos profundos para que vivieran en ella por siempre.

Esta historia es más cierta que falsa, pues la pareja de enamorados viven felices creyendo en la magia de Joaquín Sabina y conscientes de su debilidad por sus poemas hechos canción, saben que mientras lo escuchen tendrán motivos de inspiración para disfrutar su compañía en Guanajuato.

Leyenda enviada por: Carlos Tena

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Leyendas Latinas

Leyenda indoamericana del Kakuy

Introducción: Vive en la selva un pájaro nocturno que, al romper el silencio de las breñas, estremece las almas con su lúgubre canto. Ese ave tiene una historia. Leyenda indoamericana. Santiago del Estero, Argentina.

 

En épocas muy remota, dicen las tradiciones indígenas, Kakuy una pareja de hermanos habitaba su rancho. Vivían solos desde la muerte de sus padres.


El era bueno; ella era cruel; el muchacho amaba a su hermana, pero ella acibaraba sus días con recalcitrante perversidad. Desesperado, abandonaba en ocasiones la choza, internándose en las marañas del monte. 

Vagando él triste por las umbrías, pensaba en ella; las algarrobas más gordas, los mistoles más dulces, las más sazonadas tunas, llevaba al rancho para alimentar a su hermana. También llevaba sábalos pescados en el remanso del río o tal vez un quirquincho de la barranca próxima. 

Palmo a palmo conocía su monte, y siendo cazador de tigres, además, protegía la morada. Insigne buscador de mieles, nadie tenía más despiertos ojos para seguir la abeja voladora que llevara a su colmena. Todo esto le costaba trabajo y pequeños dolores; pero su hermana, en cambio, se mostraba indiferente, como gozándose de sus penas. 

Volvió una tarde sediento, herido y fatigado. Pidió entonces a su hermana un poco de agua para beber y limpiarse las heridas. Ella, malvada, la dejó caer en el suelo. El hombre, una vez más, ahogó su desventura. Al siguiente día le hizo lo mismo con la comida. 

Cansado de tantos desprecios, la invitó a acompañarlo a un sitio distante, donde había descubierto miel; pero su invitación encubría designios de venganza. 

Cuando llegaron allí la hizo subir al árbol más alto. Cuando ella se hubo instalado allá, el empezó a descender por el tronco, desgajándolo a hachazos. Una vez en tierra, huyó sigilosamente. 

Presa quedó en lo alto la infeliz. Transcurrieron instantes de silencio. Ella habló. Nadie le respondía. 

Abandonada a semejante altura, sobre un tronco liso y largo sin otras ramas que aquellas a las que se aferraban sus manos, espiaba para ver si el hermano reaparecía por ahí. La acometían deseos de arrojarse, pero la brusquedad del golpe la amilanaba. 

Mientras tanto, la noche iba descendiendo. La garganta le había quedado muda y la lengua se le pegaba en la boca con sequedad de arcilla. Tiritaba de frío y sentía el alma mordida por implacables remordimientos. Los pies, en el esfuerzo anómalo con que ceñían su rama de apoyo, fueron desfigurándose en garras de búho; la nariz y las uñas se encorvaron y los dos brazos abiertos en agónica distensión, emplumecíeron desde los hombros a las manos. Se vio de pronto convertida en ave nocturna. 

Así nació el Kakuy. La pena que se rompió en su garganta llamando a aquel hermano justiciero es el grito que aún resuena en la noche por el monte santiagueño, gritando: 

–  ¡Turay!… ¡Turay!… ¡Turay!… (Turay significa hermano en Quichua)

 

NOTA: Aun en su forma actual, esta obra literaria, empobrecida y desfigurada puede restaurarse su fisonomia premigia y con ella una de las problematicas mas antiguas de la historia del ser humano. La union de dos individuos de la misma sangre y la moral o ética prohibitoria. En el psicoanalismo simplemente el incesto.

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Leyendas de Otros Paises

El Brazalete Rojo

Leyenda enviada por : Louise
País de la leyenda: Estados Unidos

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Leyendas Urbanas del Mundo

Mi perro fantasma

Historia Urbana enviada por Alejandra Pacheko

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Leyendas Mexicanas Varias

La Leyenda de los Mackoceses

Este leyenda ha sido enviada por Ana, una lectora de Mitos-Mexicanos.com

Los masckoseces fueron unos seres mitad caballo, mitad tortuga, mitad pez. Los masckoseces han vivido su propia leyenda:

Hace mucho tiempo, en el año 1265, una noche de Navidad en el océano pacifico se ahogo un caballo. Salvado por la tortuga e asesinado por el pez. ¿Quien sabe como un pez ha asesinado a un caballo? Nadie lo sabe… Se dice que desde ese día nació el masckoses. Como el espíritu furioso del caballo logro entrar al océano para vengarse del pez. ¿Que tiene que ver con la tortuga? Que el alma valerosa de la tortuga se junto con el caballo. ¿Y el pez? El pez se ha dicho era el Leviatán. Despierto y furioso por los chillidos del Potro, decidió matarlo antes de ser dormido. Así nació el masckoses. El primero fue llamado: La Venganza.

El masckoses fue creado por la venganza de modo que NUNCA confíes en un masckoses.

 

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Mitos Mexicanos

Quetzalcoatl y el Mito de la Creación

Ometecuhtli y Omecihuatl, el Señor y la Señora de la Dualidad en la religión azteca, tuvieron cuatro hijos. Cuatro encarnaciones del Sol.

A ellos les encomendaron la tarea de crear el mundo, de dar vida a los otros dioses y finalmente a la raza humana que los adoraría.

Cada hermano representaba un orden, un tiempo, un espacio, un punto cardinal y un color. El rojo se llamó Xipe Totec. El negro, Tezcatlipoca. El azul, Huitzilopochtli. Y el blanco, Quetzalcóatl.

Quetzalcóatl, a quien los hombres también llamaron “gemelo precioso”, fue el dios civilizador y de los sortilegios. Inventor de las artes, de la orfebrería y del tejido era, por su enorme sabiduría, de piel y barba blancas. También fue llamado “Señor de todo lo que es doble”. A diferencia de su hermano azul, Huitzilopochtli, que era un dios guerrero y reclamaba continuamente derramamientos de sangre, o del negro Tezcatlipoca, que era amo y señor de la noche, Quetzalcóatl no deseaba sacrificios humanos en su honor. Su reino era el claro atardecer.

Cuando los hermanos comenzaron su tarea, cuatro mundos, cuatro soles y cuatro humanidades fueron sucesivamente creadas y destruidas.

La primera humanidad fue devorada por tigres. La segunda, convertida en monos. La tercera, transformada en pájaros. La cuarta, convertida en peces.

Quetzalcóatl, acompañado de una de sus encarnaciones gemelas llamada Xolotl, descendió a los infiernos, de donde alcanzó a robar una astilla de hueso de una de las humanidades anteriores para crear la nuestra, rociándola con su propia sangre. El Señor de la Morada de los Muertos no pudo detenerlo, ni aun arrojando a su paso bandadas de codornices. Los demonios nunca dejaron de intentar engañarlo para que ordenara sacrificios humanos y justificara las “guerras floridas” que reclamaba su hermano Huitzilopochtli. Pero el amor de Quetzalcóatl por los hombres no le permitió sacrificar en su nombre más que animales, culebras, pavos o mariposas, todos ellos consagrados al Sol.

En su encarnación como Nanahuatzin, un dios tan pobre que sólo podía ofrendarse a sí mismo, se arrojó sin dudar al fuego sagrado. Por ello fue designado para alumbrar el día, mientras que su competidor, generoso en ofrendas pero temeroso de las llamas, sólo alcanzó el rango de Luna. Por su cobardía, otro dios le tiró a la cara un conejo. Quien quiera verlo, sólo tiene que esperar que salga la Luna y contemplar su rostro, marcado para siempre.

Publicado en “El libro de los Dioses, los Héroes y los Mitos”, Editorial Ateneo, 2003.