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Colima Leyendas Cortas

La Piedra Lisa

La Piedra Lisa del estado de Colima se encuentra ubicada en un parque cultural y deportivo de la ciudad capital del mismo nombre. La Piedra es una roca de más de dos metros de altura, y como su nombre lo indica es lisa e inclinada. A decir de los estudiosos, la piedra fue arrojada por el Volcán de Colima hace ya muchísimo tiempo. La Piedra Lisa es un verdadero símbolo para los colimenses. Por tal razón, no puede carecer de una leyenda que nos explique su origen. Además, la conseja popular nos dice que aquel que llegare a resbalarse por la Piedra, permanecerá en Colima para siempre.

Hace ya algún tiempo, en la ciudad vivía una mujer que tenía una hija muy bella. Tan bella era que la madre la cuidaba como a la niña de sus ojos y no la dejaba tener amigas ni salir a la calle. Pero la muchacha era joven, y sentía la necesidad de ser libre y pasear con sus amigas. Entonces, la joven optó por el engaño, y cuidando de que se madre no se diese cuenta de su ausencia, se escapaba de su casa para pasear por la bella Ciudad de Colima.

La famosa Piedra Lisa

En una de esas escapadas, se encontró con un hombre joven que pasaba por ser el más guapo de la ciudad y sus alrededores. La chica desobediente se enamoró del galán como una loca. Pero su madre se enteró de lo que acontecía, y sumamente molesta la amonestó y le prohibió cualquier contacto con el guapo muchacho, advirtiéndole que si lo volvía a ver una gran desgracia caería sobre la familia y que ella misma maldeciría a la enamoradiza muchacha.

Pero el amor era más fuerte que cualquier maldición y al otro día la chica volvió a escapar de su casa para encontrarse con el guapo novio, sin percatarse de que su madre la estaba espiando y se había dado cuenta de su huida.

Cuando la madre le dio alcance, le dijo llena de odio: -¡Has vuelto a desobedecer, mala hija, por lo tanto has deshonrado a nuestra familia viendo a escondidas a ese mozalbete! ¡De ahora en adelante te maldigo y desde este sitio solamente podrás ver a las parejas de enamorados, pero nunca tendrás a nadie que te quiera!

Desde ese fatal día, la joven enamorada se convirtió en la famosa Piedra Lisa que ve pasar a los enamorados sin poder jamás amar y ser amada, a causa de la maldición de una madre poco comprensiva y cruel que no la dejó vivir su juventud.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

 

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Ciudad de México Leyendas Urbanas de Terror

La Tía Lola

Por el Bosque de Chapultepec, cerca del Panteón de Dolores en la Calle de Constituyentes de la Ciudad de México, existe una casona en la que vivía una señora a la que llamaban la Tía Lola. Como vivía muy sola y no tenía parientes, decidió recoger niños pobres y cuidarlos. Y así lo hizo, hecho por el cual los vecinos la admiraban y la consideraban un alma caritativa.

Corría el rumor por el barrio de que la Tía Lola tenía mucho dinero, herencia de su rico marido comerciante. Tal dinero lo empleaba para mantener a los niños y jovencitos que recibía en su casa-asilo, y cuyos gastos eran elevados.

Cierto día, tres de los jóvenes que vivían en el asilo decidieron robarle el dinero y huir con él. Una noche, cuando todos dormían los ingratos jovenzuelos recorrieron, sigilosamente, la casa en busca del dinero deseado. La Tía Lola escuchó ruidos que la despertaron, y salió de su cuarto con el fin de averiguar qué era lo que sucedía. Cuando vio a los muchachos robando el dinero, les amonestó por su mala acción. Al verse descubiertos y temerosos de ir a para a prisión, los ladronzuelos tomaron sendos objetos de metal y arremetieron contra la caritativa mujer. La golpearon sin piedad hasta matarla. Inmediatamente, los jóvenes huyeron por esas calles de Dios.

La bondadosa Tía Lola

Con la muerte de la Tía Lola, la casa quedó vacía. Al poco tiempo del truculento hecho, empezaron a ocurrir sucesos extraños y sobrenaturales en la casona. Por las ventanas los vecinos veían claramente la silueta de la Tía. Cuando algunas personas se interesaban en comprar la casa, se escuchaban puertas que se cerraban ruidosamente, gritos angustiantes de mujer que pedían auxilio, y llantos desgarradores que, por supuesto, desanimaban al comprador.

Por tal razón, la casona nunca se ha podido vender y continúa deshabitada, gracias a la ingratitud de unos jovenzuelos ambiciosos y asesinos.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Leyendas Urbanas de Terror Nuevo León

El Espìritu Protector

En la Ciudad de Monterrey, Nuevo León, un muchacho llamado Jacinto perdió a su amigo más querido de muchos años. Durante su enfermedad lo acompañó en el hospital y lo cuidaba con cariño de hermano, sin separarse nunca de él. Carlos, el enfermito, era oriundo de Tabasco y se encontraba en Monterrey estudiando. En la misma ciudad vivían dos de sus hermanos con los que no llevaba buena relación, casi no se veían.

Cuando se encontraba en agonía, Jacinto les comunicó a los hermanos el estado de gravedad de Carlos, quienes acudieron al hospital y desde ese momento se encargaron de él, aunque no muy conformes. A morir el tabasqueño, los hermanos no tuvieron la delicadeza de avisarle a Jacinto la muerte de su mejor amigo, y no pudo despedirse de él. Este hecho afectó mucho a Jacinto.

A los dos años, Jacinto conoció a un joven del que se hizo amigo. A Norberto le gustaba leer el tarot y afirmaba que podía ver los espíritus de aquellas personas que habían fallecido y a los ángeles. Un día que quedaron de acuerdo en ir a comer juntos, ya casi llegando el crepúsculo se despidieron, y cada uno se fue a realizar sus respectivas tareas. Se encontraban despidiéndose en un estacionamiento que se encontraba en la parte de atrás de la Plaza México de Morelos, y la plática se alargó ahí un poco más. Cada uno se encontraba al lado de su respectivo coche.

El Ángel de la Guarda de Jacinto

Al día siguiente, por la noche, estaban chateando en la computadora cuando Norberto le preguntó a Jacinto si conocía a un joven de pelo negro y rizado, delgado y musculoso, de cara agraciada, alto y de ojos verdes de dulce expresión. Al momento Jacinto asintió, y le dijo que estaba describiendo, sin lugar a duda, a su amigo Carlos, ya difunto. Entonces Norberto le contestó que el día anterior cuando se encontraban charlando en el estacionamiento. Un joven con esas señas estaba parado junto a Jacinto y le tenía una mano protectora sobre el hombro. Agregó que cuando se despidieron y le dijo que se cuidara mucho el espíritu asentía con la cabeza agradeciendo la recomendación. Y cuando Jacinto caminó para introducirse en su carro, el fantasma de Carlos lo siguió y se sentó junto a él en el asiento del copiloto. ¡Carlos era el Ángel Guardián de Jacinto!

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Hidalgo Leyendas Cortas Leyendas de Terror

Un suculento platillo: Leyenda de Terror

En la Ciudad de Pachuca, Hidalgo, hace ya muchos años vivió un joven matrimonio. El esposo trabajaba en la minería, era minero; y la mujer se quedaba en casa. Ella era una muchacha sumamente guapa y vanidosa. En la misma casa vivía la madre del marido, una viejita muy buena y correcta.

En cuanto el hombre salía de su hogar para dirigirse a la mina, la esposa se arreglaba lo mejor que podía, se ponía sus alhajas de bisutería, se perfumaba, y se salía de la casa con el fin de encontrar a algún hombre con el cual tener una lucrativa aventura.

La madre se daba cuenta de las infidelidades de su nuera, por eso la reconvenía y la llamaba al orden. Le decía que la infidelidad era un grave pecado y que su esposo no merecía aquel trato, pues era muy bueno y cumplido.

Pero a la chica le tenía sin cuidado lo que dijese su suegra y partía muy oronda en busca de aventuras. Se limitaba a negar que fuese infiel.

Un sabroso bistec de hígado encebollado

Ante estas circunstancias, la madre del minero decidió buscar evidencia para poder acusarla con su hijo.

Y así fue, la vieja madre encontró evidencias que probaban la infidelidad de su nuera. Estaba dispuesta a presentárselas a su hijo con el fin de que se separase de esa mala hembra.

Pero al enterarse la joven de lo que le esperaba decidió matar a la pobre suegra. Una vez muerta, le sacó el hígado.

Esa noche el marido burlado regresó de su trabajo, y la mujer, muy solícita, lo llevó hasta la mesa del comedor, y le sirvió el hígado de su madre en bistec encebollado y aderezado con lechuga y jitomate.

Cuando estaba a punto de partir el primer bocado, escuchó una voz que le decía que no lo comiese, porque era el hígado de su madre que su mujer había asesinado.

Dudoso, el hombre le preguntó a su esposa que en dónde se encontraba su madre, a lo que la mujer no supo qué contestar. Entonces, el minero comenzó a buscarla por toda la casa y los patios, y la encontró muerta y destripada debajo de su cama.

Mientras el hijo desesperado sacaba a su madre, la asesina aprovechó y salió corriendo como loca para librarse de la ira del huérfano. La noche estaba muy oscura, y en su precipitada carrera la mujer no vio un barranco y cayó en él, muriendo en seguida, pues era muy profundo. ¡Ese fue su merecido castigo por infiel y asesina!

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Michoacán

El Vaso con Agua

Juan vivía en Zamora, Michoacán, y gustaba de jugar fútbol con sus amigos todas las noches hasta la una de la mañana. La cancha donde jugaban quedaba lejos, como a dos kilómetros de distancia de la casa de Juan.

Una noche, acabando de jugar regresó a su casa y le dio la una y media de la mañana por las calles. Ya casi llegando a su hogar, pasó por una mansión donde decían que se había ahorcado un muchacho, después de haber asesinado a su novia porque le había sido infiel. La conseja popular afirmaba que el tal muchacho se aparecía en forma de fantasma por las noches, pero Juan no lo creía.

Cuando el incrédulo muchacho pasó frente a la casa de marras, sintió un escalofrío terrible, pero pensó que se trataba del frío nocturno. Al dejar atrás la casa, volteó a verla y cuál no sería su sorpresa que vio flotando a un muchacho completamente vestido de blanco y que llevaba una vela en la mano derecha. Su cara era pálida y estaba desencajado, con grandes cuencas negras en los ojos. Se veía terrorífico.

Al verlo, Juan salió corriendo de puro miedo. Al llegar a su casa estaba temblando, no podía ni hablar ni menos dormir recordando la horrenda aparición.

No le contó a nadie lo que había visto, porque pensaba que el fantasma se la aparecería, y toda una semana se la pasó con pesadillas y un miedo cerval.

Cuando ya no podía más, decidió contarle a su abuela lo que había visto. Entonces, la buena viejecita le dijo que la única manera para curarse de espanto y tranquilizarse, era volver a la casa y tirar un vaso con agua.

Al otro día por la noche, Juan muy decidido pero también con mucho miedo, se dirigió a la casa maldita portando un gran vaso con agua. Al llegar lo arrojó a la puerta de la casa… Y ¡Santo remedio! Ya nunca más volvió a tener pesadillas y durmió como un bendito.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Ejemplos de mitos

Ejemplos de Mitos Morales

Los Mitos Morales son aquellos en los que se enfrentan dos conceptos contrarios, como el bien y el mal, personificados en seres sobrenaturales que luchan por imponer sus ideas o deseos.

Algunos ejemplos de Mitos Morales son

El Señor Niparaya

Suawaka el flechado

Zicnapá y los dioses gemelos

Quetzalcóatl en eterna lucha contra su hermano Tezcatlipoca. El bien contra el mal
Quetzalcóatl en eterna lucha contra su hermano Tezcatlipoca. El bien contra el mal

 

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Leyendas Cortas Leyendas Urbanas de Terror Monterrey Nuevo León

La Casa de los Tubos

Una leyenda de Monterrey, Nuevo León nos relata que en una localidad llamada La Escondida se encuentra una construcción a la que llaman La Casa de los Tubos.

Esta casa, por cierto ahora en ruinas, la mandó construir un cierto señor para su hija a la cual adoraba. La joven estaba paralizada y en silla de ruedas. Razón por la cual el hombre diseñó la casa con muchas rampas que unían los diversos pisos de la mansión, de tal forma que la silla de ruedas no tuviera ningún problema de tránsito y la hija pudiese circular a su gusto.

Cuando la casa se encontraba en proceso de construcción, quiso la mala suerte que dos albañiles muriesen accidental y misteriosamente. La edificación tomó más tiempo del necesario, debido a muchos problemas que fueron surgiendo.

Los habitantes de la zona veían cómo iba surgiendo aquella casa tan extraña, que no era precisamente bonita, pues su aspecto tubular causa asombro y desconcierto. Sin embargo, la casa siguió construyéndose.

La Casa de los Tubos

Con el fin de que la muchacha viera cómo poco a poco iba surgiendo el que sería su nuevo hogar, el amoroso padre decidió llevarla a la obra que ya estaba casi finalizada, solamente le faltaban algunos detalles.

Mientras ambos se encontraban haciendo el recorrido de la mansión, en una de las piezas del piso superior, el padre se acercó a observar un detalle en la pared y soltó la silla de ruedas de la muchacha. De repente, la silla comenzó a rodar y empezó a deslizarse por una de las rampas, llegó al segundo piso y el impulso que llevaba la silla hizo que la niña saliera despedida por una ventana y a gran velocidad. La chica cayó el vacío y murió instantáneamente al llegar al suelo.

A raíz de este terrible accidente, el desconsolado padre se volvió alcohólico. Poco tiempo después, transido de dolor se suicidó, pues no soportaba la vida sin su querida hija. La construcción de la casa se abandonó completamente.

En la casa maldita siguieron las desgracias, pues muchos de sus curiosos visitantes encontraron inexplicablemente la muerte en ellas. Otras personas se suicidaron en ella, y no faltaron todo tipo de accidentes extraños y misteriosos.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Leyendas Mexicanas Prehispanicas Yucatan

¿Eres tú, Balam?

En cierta ocasión un señor caminaba cerca del Cerro Kinich-Kak-Moo, localizado en el Municipio de Izamal, Yucatán, cuando escuchó una tierna voz de mujer que decía: – ¿Eres tú, Balam? Desconcertado, volteó para todos lados con el fin de averiguar quién pronunciaba tales palabras, y se dio cuenta de que la que hablaba era una flor de siempreviva. El hombre le respondió a la pequeña flor que no era Balam. Muy triste, la florecita se ofreció a contarle su terrible tragedia.

Le dijo al hombre que ella había sido una sacerdotisa del Templo de Itzamatul, hija del Señor de Izamal. Por su condición religiosa estaba obligada a hacer voto de castidad. Por lo tanto, no debía enamorarse de nadie y mucho menos entregarse a los placeres del amor carnal. Sin embargo, un día acudió al ceremonial Juego de Pelota, y conoció a un hermoso y valiente guerrero llamado Balam. En cuanto se vieron, ambos jóvenes quedaron perdidamente enamorados.

Empezaron a verse a escondida del padre de la bella sacerdotisa y de los encargados del Templo de Itzamatul. Sin embargo, las precauciones que tomaron no fueron suficientes, y un día fueron descubiertos. El padre, al conocer el terrible secreto, montó en cólera y ordenó que su hija fuera sacrificada al dios Kinich Kakmó, también conocido como Kinich Ahau, Señor del Ojo del Sol. Además, ordenó que el valiente guerrero observara el sacrificio para que aprendiera la lección.

La bella flor de siempreviva

Llevaron a la pobre sentenciada al templo donde iba a tener lugar el sacrificio. Estaba hermosa con su huipil bordado con plumas, y la cara y el cuerpo pintados para la ocasión. La colocaron en la piedra donde iba a tener lugar el sacrificio, y con un cuchillo de pedernal un sacerdote le abrió el pecho y le sacó el corazón.

El corazón palpitante de la niña escapó de las manos del sacerdote que había efectuado el sacrificio y rodó las escaleras del templo hasta llegar a los pies del amado guerrero. Solamente se escuchó una dulce voz que decía: – ¡Tómame, querido Balam, soy tuya para siempre!  El joven, obediente, tomó el corazón y huyó. Por la noche, acudió al templo para enterrar el corazón en la parte baja, y le juró a la muchacha que volvería por ella.

Pero nunca volvió. Y desde entonces la joven, convertida en una pequeña flor de siempreviva, cuando escucha los pasos de un hombre siempre pregunta esperanzada: – ¿Eres tú, Balam?

Sonia Iglesias y Cabrera

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Ejemplos de mitos

Mitos Antropogénicos

La antropogénesis se encarga de estudiar el origen del hombre desde diferentes aspectos como como el biológico, el filosófico, y el religioso. Por lo tanto, los mitos antropogénicos se refieren al origen del hombre creado por los dioses.

Ejemplos de Mitos Antropogénicos:

Los hombres de maíz

Wisaka siembra las semillas de colores

El regalo del Padre Sol

Tepeu y Gucumatz crean a los hombres mayas
Tepeu y Gucumatz crean a los hombres mayas

 

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Baja California Leyendas Cortas

Los cirios y los huesos

Una leyenda del pueblo de Todos Santos sito en Baja California Sur en el Municipio de La Paz, Pueblo Mágico fundado en 1733 con la misión de Santa Rosa de las Palmas de Todos Santos, por el padre italiano jesuita Segismundo Taraval, nos relata la historia de una mujer atea y metiche que solía asomarse a su ventana para ver lo que ocurría afuera y así satisfacer su malsana curiosidad.

La mujer tenía varias amigas con los cuales se reunía para efectuar actos de brujería. En una ocasión decidieron invocar al Diablo y se colocaron alrededor de la mesa del comedor. Pero no lo consiguieron, pues el Demonio nunca apareció.

Poco después, cuando llegó la Semana Santa, una peregrinación recorrió el todo el pueblo parsimoniosamente. Al pasar por su casa, la mujer salió a verla para ver quiénes eran los vecinos que participaban. Al observar a los integrantes, que no eran muchos, se dio cuenta de que todos los peregrinos eran forasteros que no pertenecían a Todos Santos y que vestían de una extraña manera que ella no conocía, pues nunca había visto esa clase de ropajes.

La misión del Pueblo Mágico de Todos Santos

Cuando los peregrinos vieron a la mujer se acercaron a ella y le pidieron permiso para entrar a descansar en la casa y para dejar los cirios que llevaban, pues se encontraban muy cansados y pesaban mucho, según dijeron. La dama aceptó, y los grandes y redondos cirios quedaron depositados sobre la mesa del comedor.

Al día siguiente, cuando la atea fue hacia el comedor, se dio cuenta de que en el lugar donde habían dejado los enormes cirios se encontraba un gran montón de huesos humanos. Asustada ante este hecho que no podía explicarse, en seguida acudió a las autoridades para que investigasen qué era lo que había pasado, pero éstas nunca llegaron a ninguna conclusión, y no pudieron explicar tan inverosímil situación. Por lo que la mujer quedó terriblemente asustada.

Mirando por la ventana, la mujer se puso a cavilar y se acordó del día en que había invocado al Diablo junto con sus amigas. En ese instante se dio cuenta que había sido el Chamuco quien le había enviado un mensaje y había convertido los cirios en huesos. ¡La peregrinación venía del mundo demoníaco!

Sonia Iglesias y Cabrera