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Chiapas Leyendas Cortas

La novia burlada

Tiltepec es un pueblo que se encuentra en el estado de Chiapas, en el Municipio de Jiquipilas. Se trata de una localidad pequeña, pero con una fuerte tradición oral. De ahí proviene la leyenda que vamos a relatar.

En Tiltepec vivía una pareja de enamorados, muy conocidos en la comunidad, pues ella era muy bella y él muy apuesto galán, y ambos pertenecían a buenas familias. La más enamorada de la pareja era la muchacha. Estaban prontos a contraer matrimonio, a la ceremonia estaba invitado todo el pueblo. Todo marchaba a la perfección. Sin embargo, un día antes de la boda, la joven decidió ir a visitar al novio a su casa, aun cuando según dictaba la tradición eso no debía de hacerse, pues era creencia que traería muy mala suerte. A pesar de todo, la joven contravino la norma y se dirigió a la casa de su adorado novio, pues se moría de ganas de verle.

Al llegar a la casa tocó a la puerta, y como nadie acudió a abrirle, entró hasta la recámara. Al ver la cama se llevó tal sorpresa que estuvo a punto de desmayarse, pues en ella se encontraban su prometido haciendo el amor con su mejor amiga. Al verlos, la novia fue al patio por un grueso palo, regresó a la recámara, y mató a palos a los infieles, quienes ni siquiera alcanzaron a defenderse ante tan salvajes y certeros golpes. Una vez cometido su crimen, la desilusionada muchacha se puso a llorar y regresó a su casa.

La pobre novia burlada

Al siguiente día, la mañana del casamiento, la joven se presentó en la iglesia vestida de novia y acompañada de sus padres que nada sabían de lo que su hija había hecho. Esperaron los concurrentes la llegada del novio en el interior de la iglesia. El tiempo pasaba y el muchacho no se presentaba. Dos horas después, los invitados empezaron a reír y a burlarse de la atribulada novia. La situación les parecía muy graciosa. Llorando de rabia, la mujer se salió de la iglesia al tiempo que profería una terrible maldición a los asistentes: -¡Por haberse burlado y reído de mí, yo los maldigo, y todos ustedes encontrarán una pronta muerte! Y efectivamente así sucedió. En el lapso de un mes todos los invitados habían muerto de manera misteriosa.

Desde ese nefasto día de la boda frustrada, a partir de las nueve de la noche se oyen en la iglesia voces que gritan: -¡Que vivan los novios! ¡Arriba los novios! Y si alguien llega a escuchar el repiqueteo de las campanas, inmediatamente se muere y su fantasma rondará en la iglesia para siempre.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Leyendas de Terror Puebla

La Mano Pachona

La siguiente leyenda es una de las tantas versiones que existen acerca de la Mano Pachona, a la cual se la conoce también con otros nombres: La Mano Peluda, La Mano del Diablo, y la Mano Negra. La versión que a continuación relatamos pertenece al folklore del estado de Puebla, y ocurrió en el año de 1908.

En la llamada Calle de Merino, existía una casa de empeño conocida como Casa Comercial de los Villa. Era una de tantas casas de empeño que había en la Ciudad de Puebla por aquellos años. Y aun cuando cobraban muy altos intereses, el gobierno de Porfirio Díaz las permitía con beneplácito ya que le aportaban muy buenas ganancias, aprovechándose de la necesidad económica del  pueblo.

El dueño de la Casa Comercial era gordo, grasoso, calvo, y chaparro. Pero lo que más llamaba la atención de su físico era que estaba muy peludo, tanto en el cuerpo como en los brazos y las piernas. Era todo pelos negros e hirsutos. Se contaba que había hecho buen dinero administrando, fraudulentamente, un mercado de la ciudad, para luego dedicarse a prestamista. Tenía por esposa a una mujer flaca y gangosa, desagradable y fea.

La Mano Pachona

Los habitantes de la Ciudad de Puebla lo odiaban por usurero. Todo aquel que le empeñaba algo o le pedía dinero prestado acababa maldiciéndolo. A todas las personas les chocaba verle los dedos de las manos tan  llenos de anillos de oro y piedras preciosas.

Este mal hombre jamás fue capaz de llevar a cabo una buena acción, y menos aportar dinero para una obra benéfica. Era avaro hasta las cachas. Cuando alguien pasaba frente a su casa no dejaba de murmurar: -¡Ojalá algún día Dios te seque la mano! Adentro, se encontraba Villa y su mujer muy satisfechos contando las monedas que habían obtenido esquilmando al prójimo.

Un cierto día, el prestamista pasó a mejor vida. Lo enterraron en el Cementerio de San Francisco. Entonces sucedió que al dar las once de la noche, una mano negra y horrible trepaba por la barda del cementerio, con el fin de atrapar a los que pasaban por ahí. Cuando lograba coger a alguien, la horripilante Mano Peluda llegaba hasta la cara de su víctima y le sacaba los ojos para, en seguida, estrangularla.

Después de haber cometido los horribles crímenes, la Mano Pachona regresaba a su cripta a meterse a su ataúd. El encargado de cuidar el cementerio por las noches aseguraba y juraba por la Santa Virgen, que la mano ostentaba anillos de oro y piedras preciosas en sus asquerosos dedos peludos…

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Leyendas Mexicanas Prehispanicas Nayarit

Mololoa, Tépetl y Sanganguey

En la época prehispánica el Valle de Matatipac,  en Nayarit,  estaba gobernado por un Señor llamado Trigomil, justo y honrado como pocos. El cacique tenía una hija muy bella, Mololoa, a quien pretendían caciques de muy lejanos reinos. La princesa conoció a Tépetl, un guerrero valiente e inteligente, del cual se enamoró. Pasaban los enamorados mucho tiempo juntos planeando el día de su boda que ya estaba cerca. Se amaban con pasión.

Un día, llegó al señorío un guerrero muy grande y fuerte, que solicitó a Trigomil le concediese ver a  Mololoa. Cuando el guerrero la tuvo frente a él, le propuso matrimonio. Pero la joven se negó alegando que no le amaba. Sanganguey, furioso, le respondió que sería su esposa aun en contra de su voluntad. Indignada y con cierto miedo, pues conocía la reputación del guerrero que era cruel y tenía poderes sobrenaturales, le pidió que se retirase inmediatamente.

Cuando el malvado guerrero se enteró de que la bella princesa pronto se casaría con Tépetl, colérico juró que impediría tal boda, que Mololoa sería suya, y que mataría a Tépetl. A la mañana siguiente, muy temprano, Sanganguey entró a los aposentos de la princesa y la raptó. Al enterarse Tépetl de que su amada había sido raptada, salió en su busca. Después da varios días les encontró y se enzarzó en terrible combate con el malvado Sanganguey. Al ver que los dos hombres peleaban, aterrada Mololoa huyó por el campo y se subió a una roca, desde donde podía ver la terrible lucha de los dos guerreros. Ambos luchaban con toda la maestría que poseían, ya que ambos deseaban casarse con la bella niña.

El hermoso Valle de Matatipac.

De la boca de Sanganguey salía un espantoso fuego que derritió algunas rocas que le aprisionaron como si en una cárcel se encontrara. Tépetl se defendía con sagacidad, astucia  y fuerza. El valle de Matatipac se lleno de humo y cenizas. Al quedar libre de Sanganguey, Tépetl buscó a Mololoa, pero no lograba encontrarla ya que, aun preso, el malvado guerrero lanzaba fuego por la boca. Decidido, Tépetl le arrojó una roca directamente a la boca. Así se formó la roca que divide en dos partes el Volcán Sanganguey. Enseguida, formó un monte de piedras para poder observar el Valle y así encontrar a su novia querida. Sanganguey lo miraba en agonía, y haciendo un esfuerzo sobrehumano le lanzó una bocanada de fuego, la cual ocasionó que Tépetl se fundiera con las rocas que había juntado. Así se formó el Cerro de San Juan. Al ver Mololoa lo acontecido a Tépetl, comenzó a llorar y poco a poco se fue convirtiendo en un hermoso  y cristalino río que cruzó todo el Valle hasta desembocar en el Río Santiago. La dulce y triste princesa e había convertido en el Río Mololoa.

Sonia Iglesias  y Cabrera

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Leyendas Cortas Tabasco

María Violeta

Tabasco, también llamado El Edén de México, es un estado que está situado al sureste de la República Mexicana. Su capital es la ciudad de Villahermosa, antiguamente fundada por el español Diego de Quijada, en el año de 1564. En esta hermosa ciudad se encuentra la plaza de La Concepción, en el llamado Barrio de La Punta, sito hacia el sur de la ciudad, fundado sobre la loma de La Encarnación.

En dicha plaza había una casa habitada por una atractiva joven que se llamaba María Violeta junto con su madre doña Beltrana. La joven no contaba con buena fama, pues se la consideraba una muchachita casquivana, sin moral e inclinada a los placeres sexuales. Solía salir por la noche y regresar a su casa ya muy tarde con cierto tufillo de alcohol y de amor. Cuando llegaba a su hogar, la madre montaba en cólera y le daba tremendos latigazos con el fin de corregirla y volverla una honesta muchacha. Pero los golpes de nada servían, pues María Violeta no entendía razones y seguía con sus escapadas y sus noches de sexo y alcohol.

La terrible y enorme serpiente que mató a María Violeta.

Una cierta madrugada, María regresó a su casa muy tranquila. La madre que la había estado esperando, le salió al paso, sacó su látigo y estaba presta a golpearla, cuando se dio cuenta aterrorizada, que el látigo se convertía en una gran serpiente que se enroscó en el cuerpo de María Violeta, le rompió todos los huesos, y de su pobre cuerpo tan sólo quedó una masa ensangrentada y casi sin forma humana.

Una vez que la serpiente hubo asesinado a la chica, reptó fuera de la casa, y su enorme cuerpo se metió en el río Grijalva que quedaba cerca de la casa de las dos mujeres. Doña Beltrana, ante tal espantoso prodigio, quedó sin habla, y muda estuvo mucho tiempo tras la horripilante pérdida de su hija, a la que a pesar de su comportamiento frívolo y descocado, quería muchísimo.

El tiempo pasó y doña Beltrana enfermó de gravedad. En su lecho de muerte llamó a su confesor y le contó lo acontecido a María Violeta. ¡Al fin había recobrado el habla! Después de la confesión pasó a mejor vida.

A partir de entonces, todos los habitantes del barrio empezaron a nombrar a doña Beltrana con el epíteto de La Mujer de la Serpiente.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Leyendas Mexicanas Prehispanicas Quintana Roo

La princesa Zazil Ha se casa con un español

La ciudad de Chetumal es la capital del estado de Quintana Roo, situado en el sureste mexicano. La palabra “Chetumal deriva del vocablo maya ch’aal temal que significa “donde crecen los árboles rojos”; o bien, para algunos estudiosos de la lengua maya proviene de chaac, lluvia, te, ahí, y emal “bajar, lo que vendría a ser “allí donde bajan las lluvias”. La ciudad fue fundada por los itzáes quienes formaron el cacicazgo de Chactemal, y después fue dominada por los putunes.

El último señor que gobernó esta ciudad se llamó Nachán Can o Nacán Ka’an. Tuvo una hija a la que llamó Zazil Ha. Nachán Can recibió en su cacicazgo (kuckabal) a un español que había naufragado y que se llamaba Gonzalo Guerrero. Al llegar a Chetumal se convirtió en esclavo junto con su compañero de naufragio Jerónimo de Aguilar. Gonzalo se adaptó muy bien a la cultura y a las costumbres de los mayas, se convirtió en guerrero y llegó a ser nacom; es decir, capitán de guerreros. Asimismo, se labró la cara y se perforó los lóbulos de las orejas. Se había convertido en un verdadero indio maya.

Zazil Ha y Gonzalo Guerrero

Gonzalo se asimiló tanto a la nueva sociedad indígena en la que el destino lo colocó, que incluso se casó con la hija del Señor de Chetumal, Zazil Ha, cuando ésta solamente contaba con catorce años de edad. A esta bella princesa también le llamaban Ix Chel Ka’an. A poco tiempo de vivir en matrimonio tuvieron tres hijos (dos varones y una hembra), los primeros mestizos que México conoció, quienes presentaban la deformación craneal común en aquellos tiempos, signo de belleza y rango.

Cuenta la leyenda que una de las hijas de Zazil Ha, la primogénita fue sacrificada a Kukulkán, -Serpiente de Plumas y dios máximo de los mayas- en Chichen Itzá, para que la deidad se condoliera y acabase con una plaga de langostas que asolaba la región.

Cuando Hernán Cortés, enterado de que en la ciudad de Chetumal vivían dos españoles que habían llegado como náufragos, quiso rescatarlos y volverlos a su cultura original, pero Gonzalo Guerrero se negó rotundamente, y Zazil Ha, muy enojada, le respondió a fray Jerónimo de Aguilar el encargado por Cortés de convencerlo que regresase con su gente: -¡Mirad con lo que viene este esclavo a llamar a mi marido, que se vaya en mala hora y se ocupe de sus asuntos!  Y así continuaron viviendo juntos la princesa maya y el español náufrago que se convirtió en indio maya, hasta que ambos murieron.

Sonia Iglesias y Cabrera

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El Enano soberbio

Cuando el señorío prehispánico de Uxmal estaba en su apogeo cultural y político, vivió en la ciudad de Kabah una vieja bruja que tenía un huevo al que se dedicaba a cuidar con mucho esmero. Un día del huevo salió un niño a quien cuidó como a un verdadero hijo. Pero el tiempo pasaba y el niño no crecía; sin embargo, la hechicera se dio cuenta de que al infante le salían pelos en la cara y su voz se iba volviendo la de un hombre. Entonces se dio cuenta que se trataba de un enano.

La bruja tenía un tunkul al que cuidaba mucho, porque el enano había vaticinado que cuando el tunkul se pusiera a sonar querría decir que el que el gobierno del Señor de Uxmal se terminaría. Asustado, el cacique le preguntó al enano si existía algún modo de evitar que tal maldición se cumpliera. El enano se limitó a pedirle al Señor que hiciese un camino que condujera de Kabah hasta la ciudad de Uxmal, y le dijo que cuando se hubiese acabado de construir el camino le daría la respuesta. Cuando el camino estuvo listo, la bruja y el enano llegaron a Uxmal. Entonces, el pequeñito, al encontrarse frente al mandatario le dijo que le diría la respuesta solamente su rompía con la cabeza el fruto del cocoyol que como es sabido es sumamente duro. El Señor de Uxmal accedió, si primero lo rompía el enano. Éste aceptó, porque la bruja había puesto dentro de su frente una lámina de duro metal. Cuando  dio el golpe el fruto no se rompió, pero al enano no le pasó nada; cuando le tocó el turno al Señor, del golpe que dio cayó muerto.

La Casa del Adivino en la Ciudad de Uxmal.

Entonces, el enano fue nombrado Señor de Uxmal. Cuando tomó el poder, la hechicera le dio consejos para que fuese un buen gobernante justo, honrado,  y correcto. Sin embargo, al paso del tiempo el enano se volvió déspota y malo. Incluso llegó a crear un nuevo dios que los escultores le hicieron en barro, y que aseguraba que sería mejor que los dioses conocidos y venerados por siglos, Cuando el dios de barro fue introducido al horno, salieron unos extraños sonidos como si la deidad estuviera hablando. Entonces, los habitantes lo veneraron más que  a los otros dioses.

Al enterarse los verdaderos dioses desde sus moradas de que habían dejado de ser adorados en la Ciudad de Uxmal, la destruyeron completamente. Nada quedó. El enano desapareció junto con su imperio. Nunca más se supo nada del ser que por su soberbia y su reto a los dioses creadores, había posibilitado la destrucción de una importante cultura.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Leyendas Mexicanas Prehispanicas Oaxaca

El Príncipe y la Estrella

En la época prehispánica, durante el señorío zapoteca, existió un príncipe guerrero que destacaba por ser muy hermoso y valiente. Su fama no solamente era conocida en la Tierra sino también en el Cielo. El Alba, que conocía las extraordinarias hazañas de este príncipe, se las contaba a las hijas de Señor del Cielo que eran nada menos que las estrellas que se pueden ver por las noches para beneplácito de los humanos.

Tanto les relataba el Alba las valerosas acciones del guerrero que una de las estrellas, la más bella de todas, se enamoró perdidamente de él. Tanto era su amor que cierto día, cuidando de que no se fuera a dar cuenta el Alba, la Estrella enamorada bajó a la Tierra, y colocándose junto al río que pasa por Juchitán, esperó pacientemente a que pasara el guapo guerrero. Poco rato despué,s el joven llegó hasta el lugar en que se encontraba la Estrella. Al verla, se enamoró y quedó cautivado por la belleza de la diosa Estrella. Sin pensarlo dos veces, la tomó en brazos, y presto se la llevó hasta la casa real en que vivía.

Al darse cuenta de la ausencia de una de sus hijas, el Cielo se puso muy triste, se oscureció y grises nubarrones dejaron caer sus lágrimas sobre la Tierra. Las divinidades del Cielo, las estrellas, quisieron a toda costa evitar que su hermana se casara con un simple mortal, por valiente que fuera, y se reunieron a fin de llegar a un acuerdo sobre las acciones pertinentes que debían realizar para impedir tan desastroso romance.

El bello Xtaga be´nye, el Nenúfar

La boda entre Estrella y el príncipe se llevó a cabo y se realizaron muchas fiestas. Una de las estrellas se transformó en brisa y bajo a la Tierra durante una de las celebraciones. Sigilosamente, se metió a la recámara destinada a los recién casados. Una vez dentro, dejó su forma de brisa y tomó su aspecto original; entonces, se dirigió a su hermana y le comunicó lo que había decidido su padre el Señor del Cielo: – ¡Hermana Estrella, por lo que has hecho, nuestro padre, el Cielo, ha decidido que permanecerás por siempre en la Tierra y te convertirás en una flor que vivirá sobre las aguas de la laguna! ¡Durante el día tus pétalos estarán cerrados para que no te puedan ver los humanos ni tú a ellos, pero por la noche se abrirán para que puedas recibir la visita de tus hermanas las estrellas!

Dicho lo cual la diosa estrella se alejó junto con su hermana a quien nadie pudo volver a ver. Momentos después, en la laguna de Chivele apareció una flor de color verde negruzco y hermoso y esbelto talle, a la que las personas empezaron a llamar Mudubina.

El príncipe, al darse cuenta de la desaparición de su esposa, creyó volverse loco de dolor. Su padre, al verlo tan desesperado, convocó a sus vinnigenda, viajeras de todos los vientos, para que fuesen a buscar a la Estrella desaparecida, y así poder aliviar el dolor de su gallardo hijo. Sin embargo, a pesar de ser el Señor zapoteca sumamente poderoso, no podía hacer nada contra el poder del dios del Cielo. Una de las más viejas vinnigendas le dijo al gobernador zapoteca que era por demás tratar de vencer al Cielo. Entonces la vieja vinnigenda al ver el sufrimiento del joven guerrero escuchó sus ruegos y lo convirtió también en flor. Esta nueva flor recibió el nombre de Xtaga be’nye; o sea, el nenúfar.

Así, los dos enamorados pudieron volver a reunirse para seguir amándose. La Mudibina con sus bellos pétalos abiertos solamente de noche y con el corazón rojo por el fuego de su amor, y el Xtaga be’nye que vive de día y muestra su corazón amarillo pleno de melancolía. Nunca pueden encontrarse y verse, pero tal vez algún día, el Señor de Cielo se compadezca de los enamorados para que puedan volver a amarse frente a frente, y por siempre jamás.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Oaxaca

El cazador y su perro de Cerro Gordo

Cuenta una leyenda de Miahuatlán que hace ya bastante tiempo un campesino decidió ir al campo a cazar, en un lugar llamado Cerro Gordo, que se encuentra situado hacia el este de Miahuatlán de Porfirio Díaz, en el estado de Oaxaca, pueblo pequeño de pocos habitantes, la mitad de ellos indígenas. Como siempre lo hacía, el hombre se hizo acompañar de su hermoso y fiel perro que se llamaba Chucho y era de color canela.

Salió por la mañana, y pasó todo el día buscando alguna presa que le satisficiera. Llegó la tarde y con ella una fuerte lluvia que pronto se convirtió en aguacero.

Con el fin de resguardarse del agua, el cazador decidió meterse a una cueva que se encontraba en las faldas del Cerro Gordo. Él se metió muy tranquilo, pero Chucho prefirió quedarse afuera y no entró a la cueva para nada. Empezó a oscurecer, y el campesino se quedó completamente dormido. Al ver que su amo no salía, el perro comenzó a aullar llamando a su amo, como avisándole algo, estaba temeroso. Pero por más fuerte que ladraba, el hombre nunca salió de la cueva.

Al otro día, el hombre aún no había salido de su refugio, por lo que el perro decidió regresar al pueblo donde estaba su casa, a fin de tratar que alguien acudiese a la cueva. La esposa del campesino ya estaba alarmada por su tardanza, y había avisado a algunos de los hermanos de su marido; cuando vieron llegar al perro no dudaron que algo extraño había sucedido. Todos acudieron a la cueva precedidos por Chucho.

El Cerro Gordo de Miahuatlán

Al llegar a la entrada de la cueva todos se introdujeron en ella, pero por más que buscaron no encontraron al campesino cazador. Estaba su rifle y su guaje con agua, pero de él ni sus luces. Lo buscaron por toda la cueva que es muy larga sin ningún resultado, y no solamente un día sino varios; sin embargo nunca lo encontraron.

Desde ese día se escuchan en el Cerro Gordo y en el pueblo, los aullidos lastimeros de un solitario perro que aúlla buscando a su amo perdido, y del que nunca se supo que había pasado con él. Tal vez los espíritus de las cuevas se lo llevaron…

Sonia Iglesias y Cabrera

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Durango Leyendas Cortas

EL AHUEHUETE DEL MATRIMONIO

La Ciudad de Durango, o Victoria de Durando en honor a Guadalupe Victoria, está situada en el estado del mismo nombre, mismo que se localiza en el norte de México. Dicha ciudad se pobló en el Valle de Guadiana, y es tan bonita que los lugareños la han bautizado como La perla del Guadiana. Se fundó el 8 de julio de 1563 por el colonizador Francisco de Ibarra; en un principio se la llamó Villa de Durango. La primera traza de la ciudad la llevó a cabo Alonso de Pacheco, muy cerca del Cerro de Mercado, un yacimiento de hierro que en un principio se pensó que sería una buena mina de plata. Su centro histórico alberga muchos edificios coloniales.

En la Ciudad de Durango se encuentra un paseo que merece la pena ser visitado. Se trata del famoso Parque Guadiana, cuya construcción data de 1927, año en que se empezaron los trabajos para convertirlo en una centro recreativo público. En 1931 se le conocía, oficialmente como Parque Revolución, pero nadie le llamó por ese nombre, y se le quedó el de Parque Guadiana. El Parque está llenó de árboles, corredores, fuentes, y hasta tiene una alberca olímpica. Pero además cuenta con una leyenda.

Vista del Parque Guadiana en Durango,

Dicha leyenda nos narra que en el Parque Guadiana existe un hermoso y frondoso ahuehuete mágico al que se conoce con el nombre de El Árbol del Matrimonio. Según afirma uno de los guardianes del Parque, don Agustín Cigarroa, a las doce del día, los enamorados que quieren casarse, se colocan bajo su verde enramada para que les permita contraer matrimonio que dure toda la vida y sea muy feliz, pues de otra manera nunca encontraran la armonía que desean. Pero aun cuando los enamorados no tengan la intención mediata de casarse, si llegan a colocarse bajo el maravilloso árbol, al poco tiempo contraen nupcias como por arte de magia.

Asimismo, cuando alguien sabe que va a morir, junta las fuerzas necesarias para acudir al Parque Guadiana y colocarse bajo el árbol; de esta manera la muerte le será leve y descansara en paz en la otra vida.

Muchas parejas de enamorados duranguenses o fuereños, acuden al Parque para conseguir la felicidad matrimonial. Hasta ahora no se sabe de ninguna pareja que se haya divorciado o que sea infeliz en su matrimonio si previamente acudió a la magia que se desprende del fantástico árbol del Parque Guadiana.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Leyendas Mexicanas Prehispanicas San Luis Potosí

Los gigantes pacíficos de la Huasteca

Cuenta una leyenda huasteca de San Luis Potosí que hace muchísimos años los habitantes de lo que actualmente es el estado de San Luis compartían su territorio con unos gigantes conocidos como los lintsi, quienes descendían de otros gigante que el Dios Creador del universo había dado vida llamados pakán, y que habitaban en los cerros de la región. Los descendientes de los pakán se diseminaron por muchas regiones y formaron las razas de nuestro planeta.

Los lintsi se quedaron a vivir en la Huasteca Potosina, eran muy grandes, su cuerpo estaba totalmente cubierto de pelo y contaban con tres piernas. No comían como cualquier persona o animal, sino que se alimentaban por medio del olfato, pues su organismo carecía de dientes. Si se ponían a oler el maíz, quedaban absolutamente satisfechos, y lo mismo sucedía con la carne cruda o las flores. Los lintsi eran pacíficos y no eran cazadores ya que no lo necesitaban para sobrevivir.

Un pacífico lintsi.

Los lintsi vieron por muchos siglos en la región, pero un cierto día, llegaron a vivir a la zona los seres humanos. Los gigantes lintsi, se llevaron una terrible sorpresa y se asustaron mucho. Al darse cuenta las personas de que los gigantes eran realmente muy pacíficos y no resultaban ningún peligro para ellas, se armaron de valor y de violencia y se propusieron darles caza para terminar con ellos y echarlos del territorio.

Sin embargo, los lintsi escaparon como pudieron a la maldad de los humanos y se escondieron. Así que no murieron todos los lintsi, se salvaron los que lograron esconderse en la cuevas que se encontraban en los cerros. Ahí se quedaron a vivir para siempre. Formaron una ciudad en su mundo subterráneo en la que siguen viviendo actualmente, aunque nunca salen a la superficie pues temen la crueldad de los seres humanos .

Sonia Iglesias y Cabrera