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Un Ángel de leyenda

En el año de 1843, el presidente Antonio López de Santa Anna decidió que sería adecuado construir un monumento que conmemorara la Independencia de México. A través de la Academia de San Carlos convocó a un concurso para escoger el más bello proyecto, según bases estrictamente estipuladas de cómo debía ser dicho monumento.

De entre los participantes al concurso ganó un francés llamado Enrique Griffon, apoyado por los jueces de San Carlos, pero a Santa Anna no le pareció adecuado el diseño y escogió la propuesta de Lorenzo de la Hidalga, un arquitecto español asentado en México, aun cuando los trescientos pesos del primer premio se le otorgaron al arquitecto francés.

El monumento se empezó a erigir en la Plaza de Armas de la Ciudad de México. La primera piedra se colocó el 16 de septiembre de 1843, y dio comienzo la construcción de su zócalo –de ahí que al Zócalo le llamemos Zócalo-, la que muy pronto se abandonó por falta de dinero, y porque el gobierno cambio.

Años después, durante el Imperio de Maximiliano, se retomó la construcción, otorgada a Ramón Rodríguez Arangoity, y cupo la gloria a la emperatriz Carlota colocar la primera piedra. Pero tampoco logró realizarse el proyecto, ya que el imperio cayó.

No fue sino hasta el mandato de Porfirio Díaz, cuando cerca del Paseo de la Reforma – antiguo Paseo del Emperador y luego Paso de Degollado- a raíz del surgimiento de nuevas colonias para gente rica, como la Americana y la Tabacalera, se decidió colocar estatuas de héroes de la reforma, aceras y árboles en el Paseo.

En 1886, se retomó la idea de construir el monumento a la Independencia, esta vez en una de las glorietas del Paseo, pero el proyecto no prosperó.

No fue sino hasta el año de 1900 cuando se le encargó el proyecto a Antonio Rivas Mercado. Las esculturas y bajorrelieves estuvieron a cargo de Enrique Alciati y como responsable de la obra civil estuvo Roberto Gayol, un ingeniero mexicano.

La primera piedra se colocó en 1902, el 2 de enero, y se añadió un cofre que contenía el acta de independencia de México, junto con varias monedas de la época. Sin embargo, la columna estaba mal cimentada y hubo que derribarla y construirla de nuevo en 1907. Por fin, el monumento se inauguró en 1910 con un costo de dos millones mil quinientos pesos. Obviamente la inauguró Porfirio Díaz.

El ángel que corona el monumento es una Victoria Alada hecha de bronce recubierto de oro, en actitud de vuelo con las alas abiertas, en el brazo derecho colocado hacia arriba, lleva una corona de laurel; el brazo izquierdo que pende lleva en la mano una cadena rota de tres eslabones, mismos que simbolizan los tres siglos del sometimiento a España. La Victoria mide 6.7 metros y pesa siete toneladas. Alciati utilizó la técnica de la cera perdida en Florencia donde llevó los moldes de yeso a los Talleres Galli.

El Ángel de la Independencia se destrozó a raíz de un terrible terremoto que tuvo lugar el 28 de julio de 1857, y se construyó un nuevo ángel. La cabeza de la antigua Victoria, se encuentra a la entrada del Archivo Histórico de la Ciudad de México.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

 

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Arturo, un asilo, un refresco y muchas ganas de ayudar

Don Artur Mundet i Carbó nació en Bajo Ampurdán, España, en el año de 1879. Provenía de una familia de empresarios que comerciaban con corcho y tapones, muy empleados en la industria del vino. Tuvo una hermana y un hermano, quienes cuando tuvieron edad suficiente se incorporaron a la industria de la familia, que en esa época vivía en Sant Antoni de Calonge. Como la empresa era todo un éxito, el padre, Lorenzo Mundet, decidió abrir una oficina en la ciudad de Nueva York, la cual puso a cargo de su hijo mayor, José. Artur le acompañó en el viaje, mismo que, poco después, aprovechó para recorrer algunos países de América.

Al llegar a México abrió una empresa de corcho allá por el año de 1902. Cuatro años más tarde se asentó definitivamente en el país y se casó con Anna Gironella i Llovet, con la cual procreó nueve hijos. Un año después, en 1907, y después de haber perdido a su heredero, don Arturo fundó una fábrica a la que llamó Artículos Mundet para Embotelladoras, S.A. Gran éxito alcanzó su empresa, pues introdujo la famosa “corcholata”, una tapa de metal con una lámina interna de corcho a la que se le dio el nombre de tapón corona, y que se empleaba para tapar refrescos y otras bebidas con gas.

A don Artur se le ocurrió la idea de fabricar un refresco elaborado con jugo de manzana no fermentado, muy a la manera de la sidra. A este refresco le llamó Sidral Mundet, el cual alcanzó una fama tan poderosa que aún el refresco existe en nuestros días. Esta bebida que todos los mexicanos bebían con gusto, se exportó a varios países de América y a los Estados Unidos.El envase original del Sdral Mundet

A raíz de la muerte de su hijo, el señor Mundet empezó a llevar a cabo muchas obras benéficas, como por ejemplo, financió la Maternidad Mundet del Sanatorio Español de la Ciudad de México, en agradecimiento a las atenciones que habían tenido durante la larga enfermedad de su hijo.

Poco después, ya en el año de 1937, construyó la Casa Hogar para Ancianos Mundet, que empezó a funcionar tres años después. A más de ello, donó un edificio para alojar al Hospital Infantil, y en 1956, inauguró un grandísimo parque al que llamó Parque Mundet.

Arturo Mundet nunca se olvidó de España, y colaboró ayudando a la reconstrucción de la Casa de la Caridad de Barcelona, en el Valle de Ebrón. Asimismo, fundó las Llars Anna Gironella de Mundet, edificios en los cuales se atendía a ancianos, enfermos y todo aquel que lo necesitara, actualmente convertidas en Campus Mundet de la Universidad de Barcelona.

En su pueblo natal fundó la Hermandad de Sant Antoni de Calonge, a la cual daba dinero y que fue de gran importancia y utilidad en los terribles años de la Guerra Civil Española ayudando a todo aquel que lo necesitara.

Un fulminante ataque al corazón puso término a la vida de este generoso empresario catalán, cuyo refresco es conocido por todos los mexicanos que a lo largo de su vida lo han saboreado. Para elaborarlo, en un principio el concentrado de manzana se traía desde Canadá, y los refrescos se distribuían por el Valle de México en carretas de mulas. En el año de 1936, la fábrica Mundet tenía la capacidad de producir ciento veinte botellas por minuto, que para 1950 se habían convertido en seiscientos mil refrescos diarios. En 1970 surgió la empresa de Jugos y Frutas Mundet, con franquicias que se abarcaron todo el país. La distribución fue enorme.

 Tristemente, en el año de 2002, la Coca Cola compró la embotelladora Mundet, la cual cumplió en 2010 cien años de existencia.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Un piloto llamado Antón de Alaminos

Antón de Alaminos nació en Palos de la Frontera en una fecha desconocida, posiblemente entre los años de 1484 y 1490. Siendo muy jovencito fue grumete de Cristóbal Colón cuando realizó su cuarto viaje. Se casó con doña Leonor Rodríguez con la cual tuvo descendencia. Tiempo después de haber participado en el viaje de Colón, se le nombró piloto en la expedición que realizó Ponce de León a la Florida, buscando la fuente de la eterna juventud como nos cuenta la leyenda. En esa expedición Alaminos descubriría la Corriente del Golfo, la cual se forma en el Golfo de México y se desplaza hasta el Atlántico por el Estrecho de la Florida.

Poco después, Alaminos fue piloto de las naves que se dedicaban a capturar esclavos entre los indígenas caribes, expediciones algunas dirigidas por el capitán Francisco Hernández de Córdova. Asimismo, acompañó a dicho capitán como piloto en el viaje en que se descubriría Yucatán y que por despistado creyó que se trataba de una isla y la nombró Isla Rica. Alaminos convertido en Piloto Mayor, en 1518 fue con Juan de Grijalva en su viaje exploratorio adentrándose en territorio mexicano. Después de llegar en el barco Almirante a lo que hoy conocemos como la Ciudad de Campeche, en 1519 estuvo con Hernán Cortés en su viaje a México desde Cuba.El piloto Antón de Alaminos

Cuando Cortés fundó la Villa Rica de la Vera Cruz y creó el primer ayuntamiento que conociera América, con el fin de independizarse de Diego de Velázquez que era el gobernador de Cuba y con el cual nunca estuvo en buenos términos, Antón de Alaminos dirigió la nave que llevaría a los reyes de España su famosa Carta de Cabildo; o sea, su primera Carta de Relación; los encargados de llevar la histórica Carta fueron los procuradores Alonso Hernández Portocarrero y Francisco de Montejo. Con la Carta llevaban también muchos regalos que satisfacerían al entonces rey Carlos V.

La orden de Cortés era no acercarse a Cuba por ningún motivo, pues tenía las acciones que Velázquez pudiera llevar a cabo con el fin de detener el viaje a España; sin embargo, Montejo, incondicional del gobernador, convenció a Alaminos de detenerse en Marién donde poseía una hacienda, pretextando que se surtirían de abastecimientos para el viaje. Diego de Velázquez envió dos naves para detener la nave, pero la astucia y habilidad de Alaminos lograron que la nave prosiguiera su camino y llegaron a Cádiz, España en 1519, librándose de que la Carta no llegase a manos del rey.

Al llegar a su destino, la Casa de Contratación de Sevilla los apresó y les quitó Carta y regalos. Portocarrero murió preso, Montejo logró regresar a la Nueva España para conquistar Yucatán y Antón de Alaminos murió en suelo español.

El descubrimiento de la Corriente del Golfo y su importante utilización para la navegación de América a Europa, es el hecho fasto por el cual Antón de Alaminos ha pasado a la historia. El hecho nefasto de su fama fue el haber contribuido como piloto para que Cortés se adentrase en territorio mexicano, lo cual culminaría en la conquista de Mexico-Tenochtitlan.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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La iglesia más pequeña de México

En el centro de la Ciudad de México se encuentra una iglesia muy chiquitita, dedicada al Señor de la Humildad. Se la conoce también con el nombre de Iglesia de Manzanares –o la Capillita de Manzanares-, ya que se encuentra situada en la calle, o mejor, en el callejón, del mismo nombre, haciendo esquina con el Eje 1 Poniente Circunvalación. Es tan pequeña la iglesia que solamente cuenta con veinte asientos, para que los fieles se sienten.

Se trata de la iglesia más chica de todo México, que según cuenta la leyenda fue construida, junto con otras seis –de las cuales no ha quedado ninguna en pie-  por el conquistador de México Hernán Cortés. Aunque no existe una fecha certera de cuando fue construida la Capilla de Manzanares, se sabe que data de principios de la Colonia, en la zona donde vivían relegados los indígenas. Sita en una saliente de tierra del Lago de Texcoco, y detrás de la cual se encontraba uno de los ramales de la Acequia Principal, donde el agua venía desde Xochimilco y cuyo brazo de agua fuera cortado en el siglo XVIII por las autoridades de la Nueva España.

La iglesia más pequeña de México

Algunos investigadores sostienen que se trata de un exvoto construido para agradecer algún favor otorgado por el Señor se la Humildad, dado su escaso tamaño.

La fachada que ostenta actualmente es de estilo churrigueresco del siglo XVIII, tiene columnas con remate floral, dos torres con campanarios y una ventana coral de un metro de diámetro. Dos ángeles se encuentran hincados a cada lado de una cruz frontal que lleva en latín la inscripción In hoc signo vinces, “con este signo vencerás”.

En su interior puede verse un retablo cubierto con oro, un coro y un órgano que data de principios del siglo pasado; asimismo, cuenta con una sacristía a la que se llega por medio de una escalera adornada con azulejos de Talavera, desde donde se tocan las campanas para que los fieles acudan a escuchar misa, a pesar de que la ermita no cuenta con una sacerdote fijo. Cuando las personas desean tener misa o cumplir con algún rito católico, deben reunirse para organizarse y solicitar algún cura, que atienda a sus requerimientos.

La festividad de esta bonita iglesia se celebra el 6 de agosto y tiene una duración de tres días. Cuando llega la fiesta, el Señor de la Humildad sale al atrio en donde los creyentes se acercan a su imagen para pedirle milagros y rezarle con todo fervor. Durante la fiesta se llevan a cabo bailes tradicionales, y se quema un castillo. Se prepara comida durante todo el día, y es costumbre que los vecinos se den obsequios entre ellos. Son los niños quienes celebran con mayor entusiasmo el día de la fiesta de la iglesia, llegando incluso a poner en escena obras de teatro, como en una ocasión en que montaron la obra Vaselina. También forman parte de la celebración los clásicos juegos mecánicos Esta celebración puede llevarse a cabo gracias a la cooperación de los vecinos, y la de aquellos que en su momento vivieron en el barrio.

Cuenta la conseja popular que la capilla es muy frecuentada por ladrones y por prostitutas. Cuando un caco va a solicitarle un favor al Santo Señor, tiene por obligación no robar durante las siguientes veinticuatro horas, so pena de no ser escuchado por la divinidad.

Es de todos conocida la historia de un judío ladrón que acostumbraba robar a los santos de las iglesias. Un día entró a la iglesia que nos ocupa y despojó al Señor de la Humildad de sus joyas y caros ropajes. Por lo que obtuvo por la venta de lo robado, puso un negocio de prestamista que lo enriqueció. Ya convertido en un hombre rico, acudió a la ermita y regresó lo robado a su divino propietario.

Sonia Iglesias y Cabrera

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El príncipe heredero

Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu, más conocido como Agustín I de México, fue coronado emperador en el año de 1822, en la Catedral Metropolitana. Este emperador de poca duración en el trono, se casó con Ana María Huarte y tuvieron diez hijos. El primero de ellos llevó el nombre de Agustín Jerónimo de Iturbide y Huarte, el cual le pusieron cuando fue bautizado en el Sagrario Metropolitano. A él le correspondió heredar el imperio – con los títulos de Príncipe Imperial y Caballero de la Orden de Guadalupe-, derecho al que renunció para cederle el trono a Maximiliano I, el austriaco que gobernó a México por una cierta temporada, hasta que Benito Juárez lo derrotó y ejecutó en el Cerro de las Campanas, sito en Querétaro, en el año de 1867.

Cuando el imperio cayó el imperio Agustín II, como le llamaban algunos fanáticos de la monarquía, se exilió en Europa con sus aristocráticos padres, donde permaneció por varios años en el Amplefoth College situado en Yorkshire, Inglaterra. Cuando sus padres regresaron a México de Londres, él se quedó en Europa, y Agustín I le escribió una carta a su hijo de la cual reproducimos un fragmento:

Vamos a separarnos, hijo mío, Agustín, pero no es fácil calcular el tiempo de nuestra ausencia: tal vez no volveremos a vernos. Esta consideración traspasa el corazón mío y casi parece mayor mi pesar a la fuerza que debo oponerle; ciertamente me faltaría el poder para obrar, o el dolor me consumiría, si no acudiese a los auxilios divinos, únicos capaces de animarme en circunstancias tan exquisitas y tan críticas. A tiempo mismo que mi espíritu es más débil, conozco que la Providencia Divina se complace en probarme con fuerza; si, hijo mío, quisiera entregarme a meditaciones y a cierto reposo cuando los deberes me impelen y el amor me obliga a hablar, porque nunca necesitarás más de mis consejos y advertencias que cuando no podrás oírme, y es preciso que te proporcione en pocos renglones que leas frecuentemente los recuerdos más saludables y más precisos, para que por ti mismo corrijas tus defectos y te dirijas sin extravíos al bien. Mis consejos aquí serán, más que otra cosa, una indicación que recuerde, lo que tantas veces y con la mayor eficiencia, te he dado.

Te hayas en la edad peligrosa porque es la de las pasiones más vivas, la de la irreflexión y de la mayor presunción. En ella se cree que todo se puede. Ármate con la constante lectura de buenos libros y con la mayor desconfianza de tus propias fuerzas y de tu juicio.

Agustín Jerónimo Iturbide

Al llegar a la edad de veinte años, se trasladó a la Gran Colombia, país de América del sur creado en 1819 con la unión de varios países. Ahí trabajó con Simón Bolívar el Libertador, presidente de la Gran Colombia, como su ayudante preferido. A la muerte de Bolívar en 1830, Agustín regresó a México y se incorporó al Servicio Exterior, pues el Congreso había ya permitido la entrada al país a la familia Iturbide. Le correspondió la legación de México en los Estados Unidos, donde trabajó dos años, para después trasladarse a Londres como encargado de negocios.

Más adelante, en 1855, a raíz de la aparición de las primeras Leyes de Reforma, los conservadores propusieron coronar a Agustín Jerónimo como emperador con la condición de casarse con una mujer de raza indígena. Idea que, por supuesto no progresó, y que tal vez nunca conoció el príncipe de marras.

El príncipe frustrado siguió trabajando en los Estados Unidos como diplomático. Cuando Maximiliano I se convirtió en emperador por la fuerza, Agustín le cedió sus “derechos” reales a cambio de una pensión vitalicia.

Agustín Jerónimo murió en 1866 en Nueva York, a causa de una mortal enfermedad de los riñones. Se encuentra enterrado en la Capilla de San Juan, en Filadelfia, junto con algunos miembros de su familia. Se cree que tuvo una hija bastarda con una peruana de nombre Nicolasa Fernández de Piérola, a la que sus padres llamaron Jesusa de Iturbide, quien con los años se convertiría en la esposa del presidente de Perú Nicolás de Piérola Villena.

Se dice que Agustín Jerónimo era cosmopolita, con una personalidad flemática, tal vez por los años pasados en Londres, calmado y que tocaba la guitarra.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Una mujer en Notre Dame

“Sólo padeciendo el amor se sabe cuánto se ama” Antonieta Rivas Mercado.

El día 11 de febrero de 1931 se suicidó en la catedral de Notre Dame de París, Francia, una mujer de tan solo treinta y un años. Su nombre fue Antonieta, y era hija de doña Matilde Castellanos Haaf y de un arquitecto llamado Antonio Rivas Mercado, a quien se debe nuestro famoso Ángel de la Independencia que se yergue en el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México, y a quien apodaban El Oso por lo alto y corpulento.

Antonieta nació en abril de 1900, y era la segunda hija de una familia de la alta burguesía mexicana que la educó comme il faut, bajo los cánones de la época porfiriana. Viajó a París desde muy pequeña y hubiera podido dedicarse profesionalmente a la danza clásica en la Ópera de París, a no ser por la rotunda oposición de su padre. Desde muy joven se dedicó al cuidado de su casa, ya que su madre abandonó el hogar para irse con su amante. Hecho que nunca le perdonó Antonieta. Cuando su madre regresó a México para asistir al funeral de su marido, la hija abandonada le lanzó las siguientes palabras: – ¡Tú no lo necesitaste para hacer tu vida, él no te necesita a ti para morir!

Esta culta y rica mujer hablaba varios idiomas, aparte del español materno, su educación era inmejorable, lo cual le llevó a convertirse en mecenas de varios escritores y pintores de la época, todos ellos de la mejor ralea. Se enamoró de uno de ellos Manuel Rodríguez Lozano, miembro del grupo de los contemporáneos, a quien amó con locura, pero de manera platónica, ya que Rodríguez era homosexual. Se conocieron en el año de 1927.

Antonieta Rivas Mercado

Esta mujer amante de las artes y la cultura, fundó el famoso Teatro Ulises y un patronato para la Orquesta Sinfónica de México. El Teatro lo dirigía Xavier Villaurrutia y Salvador Novo, y se encontraba situado en la Calle de Mesones del centro de la Ciudad de México. Este teatro se convertiría en un teatro de vanguardia a pesar de su corta existencia.

Antonieta decidió casarse con Albert Edward Blair cuando contaba con diez y ocho años. De este matrimonio nació Donald Antonio, y toda la familia vivía en un rancho en Coahuila. Pero Antonieta no se llevaba bien con su esposo y decidió regresar a la casa de su padre. Los intentos de reconciliación por parte de su marido fueron nulos y acabaron separándose oficialmente, después de una agotadora lucha por conservar la custodia de su hijo.

En 1928, se unió a la campaña de José Vasconcelos para obtener la presidencia de México, y formaron una pareja sentimental que duró tan solo un año, a escondidas de la mujer del candidato, Serafina, quien vivía en los Estados Unidos. Al ser derrotado Vasconcelos, Rivas Mercado se exilió primero en Nueva York y luego en París, lugares en donde ejerció el periodismo.

En su viaje a París se encontró con Vasconcelos. Antonieta, en un intento de regresar con él, le preguntó si en verdad la necesitaba. Él, anteponiendo su ego ante la soledad de la que fuese su amante le contestó: – Ningún alma necesita de otra. Nadie, ni hombre ni mujer necesita más que a Dios; cada uno tiene su destino comprometido con el Creador.

Al día siguiente, por la mañana, en la Catedral de Notre Dame y frente a la imagen de un cristo, Antonieta se dio un balazo en el corazón con la pistola de Vasconcelos que había sustraido. La noticia causó un gran revuelo tanto en París como en México. Su cuerpo fue sepultado en el cementerio de Thiai, situado en el departamento de Val-de-Marne, y al vencer la concesión de la tumba, sus huesos se trasladaron a la fosa común.

Sonia Iglesias y Cabrera

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María Pistolas

Con el apodo de María Pistolas se conoció a una maestra revolucionaria que nació en la Ciudad de México en el año de 1884 en el seno de una familia modesta, cuyo nombre fue María Arias Bernal. Junto con otras maestras fundó la Escuela Vocacional Corregidor de Querétaro, con el fin de proporcionar a las mujeres una manera de solventar su escasez económica, enseñándoles algún tipo de oficio como el de cocinera o costurera, entre otros.

Poco después de fundar la escuela en 1910, de la que fuera directora, aunque por poco tiempo, se unió al movimiento maderista, y participó activamente en la campaña de alfabetización y fue la secretaria de la esposa de Madero, doña Sara Pérez.

Cuando el presidente Francisco I. Madero fue víctima del golpe de estado fraguado por Victoriano Huerta, el chacal, María Pistolas acudió ante éste, a fin de rogarle que le perdonase la vida al presidente, por supuesto inútilmente. A raíz de su asesinato, fundó el Club Femenil Lealtad y todos los domingos María organizaba mítines frente a la tumba del ex presidente en apoyo a su causa, a la vez que se encargaba de mantener en buen estado la famosa tumba para que no fuese dañada por los esbirros de Victoriano Huerta. En estas reuniones dominicales se recitaban poemas y se llevaban a cabo discursos. María luchó escarnecidamente por la causa maderista acompañada de otras mujeres de sus mismas ideas como Julia Nava y Eulalia Guzmán.Doña María Pistolas

En el año de 1913, fue arrestada por tratar de detener al hijo del Huerta, quien trataba de destruir la tumba de su héroe. Poco después, cuando Álvaro Obregón entró triunfalmente en  la Ciudad de México en 1214, se interesó por saber quién había tenido el valor de haber mantenido la tumba de Madero en tan perfecto estado; cuando se enteró que lo había hecho la maestra María Arias Bernal, acudió en un acto oficial y, postrado ante la tumba, que se encontraba en el Panteón Francés de la Piedad, sacó su pistola y dijo: – ¡Esta arma que ha servido para defender la causa del pueblo, la entregó a esta valerosa mujer aquí en México, mi pistola sólo puede ser confiada en las manos de las mujeres revolucionarias!

Después de este hecho, en homenaje a una mujer revolucionaria, la heroica maestra fue objeto de burlas en los periódicos y en las carpas de la época, en donde se burlaron de la luchadora maderista y la empezaron a llamar María Pistolas.

María murió muy joven, pues a los treinta y nueve años dejó de existir para formar parte de las leyendas históricas de nuestro país.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

 

 

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La escuela de los espíritus

Cuenta una leyenda de la Ciudad de México que una pareja de recién casados se fue a vivir a una casa de la Colonia Roma. Estaban muy felices porque la mansión se había construido recientemente, era grande y por el día recibía mucho sol.

Al cabo de dos semanas de habitar su nuevo hogar, un día de asueto laboral decidieron quedarse en la casa tranquilamente a disfrutar de su mutua compañía y a descansar merecidamente. La pareja se encontraba echada en la cama, cuando, de pronto, escucharon pasos en la azotea, El hombre se levantó para ir a ver de qué se trataba, y en un principio pensó que el perro que tenían se había escapado a la azotea y andaban corriendo en ella. Sin embargo, no era así, ya que el perro se encontraba a los pies de la cama muy tranquilo durmiendo. El hombre subió a revisar la azotea y no encontró nada, todo estaba tranquilo.

Entonces decidió prepararse un café y se dispuso a ver la televisión y disfrutar de algún buen programa. La taza de café se encontraba en la mesita de al lado de su sillón favorito. Cuando el caballero trató de tomar la taza para disfrutar del aromático brebaje, la taza ya no se encontraba donde la había dejado. Aunque sorprendido decidió ir a la cocina para prepararse otra taza de café, pero en el momento que se levantó vio con sorpresa que la taza se encontraba en la mesa y estaba completamente vacía. En seguida, empezó a escuchar murmullos y risas, volteó para todos lados tratando de identificar de donde provenían dichos sonidos, pero no vio nada.El niño fantasma muerto en el temblor

Asustado el señor volteaba para todos lados a ver si descubría algún chistoso que le estuviese haciendo una broma. En eso se dio cuenta de que por las ventanas se notaba algo, o como si alguien pequeño le estuviera observando y riéndose al mismo tiempo. Pensó que se trataría de alguno de los hijos de los vecinos y se dispuso a salir para reclamar por tal acción. Sin embargo, al salir y ver sus ventanas se dio cuenta de que no había ningún niño y de que la calle estaba completamente tranquila y vacía, a no ser por un señor como de sesenta años que pasaba por ahí en ese momento. Al ver al señor le preguntó si no había visto a algunos niños traviesos que se estaban asomando a sus ventanas y dándole la lata.

Al escucharlo, el sesentón le dijo que la nueva casa en donde vivían él y su esposa había sido construida en lo que fuera una escuela primaria y secundaria, y que la tal escuela se había derrumbado durante el temblor que sufrió la Ciudad de México en el año de 1985, en el cual se cayeron muchas casas y edificios y habían muerto incontables personas. De la escuela mencionada habían muerto aplastados cientos de niños, solamente se habían salvado unos cuantos. El espíritu de muchos de ellos se había quedado en lo que fuera su escuela y eran esos espíritus los que gastaban bromas a la gente del barrio, y de ellos provenían las risas y los susurros que había escuchado el dueño de la casa. Agregó que a veces los espíritus de los niños se materializaban y era posible verlos jugar como si hubiesen cobrado vida. Le dijo que eso pasaba en otros planteles escolares que habían vuelto a ser construidos en el mismo sitio como escuelas o como casas habitación.

El hombre quedó muy impactado con el relato del anciano. Cuando se lo contó a su esposa decidieron que lo mejor sería mudarse de casa, pues encontraban muy triste y molesto tener que lidiar con las travesuras de los pobres niños muertos durante el aquel terrible sismo.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Blanca, la fea

Esta historia ocurrió en las Fuentes Brotantes de Tlalpan, en el siglo XVII, cuando don Fernando Lorenzo de Guevara, acompañado de dos criados, fue de cacería e hirió de muerte a un venado. El animal herido huyó para esconderse en la tupida vegetación, y Fernando, por no perderle, lo siguió seguro de que en algún momento la presa caería muerta.

En su persecución, el joven llegó hasta un paraje en donde se encontraba un arroyuelo. Al ver sus criados que el amo tenía la intención de saltarlo llenos de miedo le gritaban que no lo hiciera, pues más adelante se encontraba una fuente embrujada. Pero Fernando no les hizo caso y siguió su camino, hasta llegar a una hermosa cascada. En tal momento el cazador escuchó que el agua cantaba una hermosa melodía y se escuchaban extraños y hermosos cánticos, que le invitaban a seguir el curso del arroyuelo que formaba la cascada.Las Fuentes Brotantes de Tlalpan hoy en día.

Cayó la noche y los criados no se atrevían a ir en busca de su amo. De repente le vieron llegar con una expresión totalmente idiotizada. Prestos le condujeron hasta su casona en el pueblo de Tlalpan. A partir de entonces, Fernando no dormía, tenía fiebre y lanzaba risotadas y gritos estridentes. Un día decidió volver a cazar. Cruzó de nuevo el arroyo y llegó hasta la fuente de agua clara y pura. Se paró junto a la fuente y volvió a oír la bella melodía que salía de las aguas y los bellos y enternecedores cánticos, y vio a la joven más hermosa de toda Nueva España. Cuando el joven regresó a su casa estaba peor de desmejorado. Intrigado el joven por lo que le sucedía, mandó llamar a unos de los criados más viejos para que le explicase lo que pasaba en aquella fuente de agua. Entonces el viejo inició su relato:

­­- “Hace ya mucho tiempo llegó a la Nueva España una joven de alcurnia llamada Blanca de Gascón. Siempre llevaba un velo que le cubría la cara, pero como era buena y caritativa todos consideraban que era muy bella. No faltaron galanes que la pidieron en matrimonio, pero al acercarse a ella y verle la cara, todos salían huyendo horrorizados de lo fea que era. Terriblemente dolida, la muchacha recurrió a la magia negra para volverse bella: se ponía en el rostro sangre de animales y le ofrecía niños al demonio. Entonces se volvía bella por las noches y salía en busca de algún galán que la admirara. Cuando lo encontraba, con su magia le transformaba la cara en la de cualquier animal. Un día, la joven decidió huir para siempre y se suicidó en la fuente cantarina.”

Fernando no creyó en el relato del viejo criado, y empecinado volvió a la fuente hechizada montado en su caballo favorito. Llegó al arroyo y a la fuente brotante rebosante de amor por la extraña joven del relato. Caminó sobre el agua y se encontró con Blanca. Al verse, se abrazaron y se dieron un beso, y abrazados se fueron hundiendo en las aguas de la fuente. Al momento de sumergirse, la bella Blanca empezó a convertirse en un ser horripilante, más fea aún que cuando estaba con vida, pues su faz aparecía putrefacta e hinchada. A Fernando no le importó y se mantuvo abrazado a ese cuerpo carcomido.

Desde entonces la fuente dejó de estar hechizada y ya nunca más se escucharon los cánticos ni apareció la figura de Blanca de Gascón. Esta es la historia de la famosos Fuentes Brotantes de Tlalpan.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Lázaro y el perro

Lázaro vivió en los inicios de la Nueva España. Era un mestizo a quien discriminaban tanto los españoles como los indígenas. Su madre había sido una bella indígena que había sido seducida por un soldado español, quien la había dejado en cuanto se enteró de que se encontraba embarazada.

El joven mestizo estaba perdidamente enamorado de una señorita española de muy buen ver, quien a su vez amaba a Lázaro con pasión. La relación amorosa que tenían los jóvenes la mantenían en secreto, ya que estaban ciertos de que tal amorío nunca sería permitido por los padres de la muchacha, quienes censuraban la mezcla de españolas con las castas que se formaron en la Colonia.

Así pasó cierto tiempo, sin que nadie se diera cuenta de los amores prohibidos, hasta que un día el padre de la chica los descubrió en pleno romance. Terriblemente enojado e indignado, el español juró que mataría a Lázaro por la ofensa que había infringido a su familia. Inmediatamente a la chica la internó en un convento. Y sin pérdida de tiempo, y acompañado por la traidora hermana del joven, acudió al Santo Oficio para denunciarlo de ser un brujo y de que con sus hechizos había seducido a su hija.

Ese mismo día por la tarde, Lázaro fue apresado por los inquisidores y llevado a los calabozos de la Inquisición. La sentencia no se hizo esperar, y a los pocos días el desgraciado mestizo fue sentenciado a morir en el garrote vil. A los pocos días de haber muerto Lázaro, por la Ciudad de México apareció un perro que a todos los habitantes asustaba por sus terroríficos aullidos. Empezó a decirse que las personas morían cuando dicho animal se les aparecía. Así que nadie quería salir de sus casas por las noches para no toparse con tan extraño animal.

Una noche, el perro entró en la casa de su hermana la cual se había casado con un hombre de mucho dinero. Al verlo, la mujer se asustó mucho pues se dio cuenta de que el perro se parecía muchísimo al hermano que había traicionado. De repente el perro se transformó en el fantasma de Lázaro y la hermana cayó de rodilla ante él pidiéndole perdón. Al ver que el perdón no acudía la mujer tomó un cuchillo y se lo clavó en el pecho. El marido, que había presenciado todo, se volvió loco y murió poco después.

El padre de la enamorada de Lázaro se enteró de lo acontecido y se asustó mucho, pues recordaba que era el causante de la muerte de Lázaro, y temía lo que pudiera hacerle el fantasma. Una tarde en que salía de una taberna, sintió que lo seguía alguien. Al llegar a la puerta de su casa se dio la vuelta y vio al fantasma de Lázaro frente a él, gritó y cayó muerto.

Cuando las autoridades del Santo Oficio se enteraron temieron por sus vidas y realizaron una misa para exonerar a Lázaro de toda culpa. Cuando se encontraban en la iglesia, se abrió la puerta y entraron dos espectros acompañados de un perro, Uno de ellos, Lázaro, pidió a los feligreses que no tuvieran miedo que tan solo quería que su cuerpo y el de su amada – quien había muerto al huir del convento- fueran enterrados cristianamente. Inmediatamente las figuras se desvanecieron, y solamente quedó el perro que llevó a las personas a la pobre cabaña donde había muerto su amada de tristeza y hambre. Una vez cumplida su tarea, el perro desapareció. La conseja popular dice que por ciertos rumbos de la ciudad se escuchan, por las noches, los terribles aullidos del perro.

Sonia Iglesias y Cabrera