Categorías
Leyendas Cortas

El Niño Fidencio.

José de Jesús Fidencio Constantino Síntora, más conocido como el Niño Fidencio, fue uno de los más famosos curanderos de México. Nació el 18 de noviembre de 1898 en Espinazo, Nuevo León. Aunque para otros investigadores nació un 13 de noviembre en el Valle de las Cuevas, Guanajuato. Sus padres fueron el señor Socorro Constantino y la señora María del Tránsito Síntora. Parece ser que tuvo más de tres hermanos. En su niñez, y junto con su amigo Enrique López de la Fuente, aprendió a curar con hierbas. Asistían juntos a la escuela primaria y ayudaban en el curato del padre Segura, que era tío de Enrique. Su instrucción llegó hasta tercer grado de primaria. Desde pequeño adivinaba la suerte de sus compañeritos y hacía predicciones. Se dice que su desarrollo físico como hombre nunca fue completo, pues siempre fue lampiño, agudo de voz, y virgen de por vida.

Más tarde, en 1912, ambos jóvenes partieron a la ciudad de Morelia, Michoacán, a trabajar como ayudante de cocina de una familia pudiente. Llegada la Revolución, Enrique se adhirió a la lucha armada y Fidencio se fue a vivir a Loma Sola, Coahuila, con su hermana Antonia. En el año de 1921, tras años de separación, Fidencio se fue a vivir con su amigo Enrique a Espinazo, como cocinero y niñero de su hijo Ulises. En este tiempo, Fidencio comenzó a llamar “padre” a su amigo, pues le consideraba un protector. Es en este año que dio inicio su carrera de curandero. Su forma de curar era sui generis: operaba sin anestesia a sus pacientes, sin que sintiesen el más mínimo dolor; subido a un árbol de pirul arrojaba diversos objetos a los enfermos: los que recibían el golpe se curaban. Otras veces, acudía con sus pacientes a un charco de lodo que se encontraba en las afueras del pueblo, en donde sumergía a los dolientes quienes salían completamente curados. El 8 de febrero de 1928, Fidencio curó al entonces presidente de la República Plutarco Elías Calles de lepra nodular. Este hecho acrecentó su ya merecida fama. Miles y miles de pacientes acudían a Espinazo para ser curados por El Niño Fidencio.

Murió Fidencio en Espinazo en el año de 1938, a la edad de 40 años, debido a las duras jornadas de trabajo que realizaba, pues trabajaba hasta de 48 horas seguidas, para curar a los miles de enfermos que acudían de todo el país. Se dice que sus últimas palabras, junto al famoso pirul donde agonizaba, fueron: -Ya me voy, pero volveré, y nadie sabrá en quien. Unos cuantos minutos después de su muerte, una mujer cayó en trance y dijo: -¡Yo les dije que me iba y volvería, y aquí estoy de nuevo!

Desde entonces muchos de sus seguidores empezaron a curar en su nombre y se conocen con el nombre de “cajitas”. Sigue siendo venerado en Espinazo, a donde acuden los dolientes a curarse con las “cajitas”.

Sonia Iglesias y Cabrera

Categorías
Leyendas Cortas

Itzpapálotl y las mariposas. Leyenda prehispánica.

A las mariposas en general, los mexicas las consideraban como las almas de los niños que visitaban la Tierra desde el Tlalocan; genéricamente, les otorgaron el nombre de Micpapálotl (Ascalapha Odorata), Mariposa del Mictlan, tal vez debido a su  hermoso color negro.  Fueron el símbolo del renacimiento y de la regeneración de los hombres. Según la escatología, los guerreros, después de pasar cuatro años en el Tonatiuh Ilhuicac, la morada celeste del Sol, regresaban a la Tierra en forma de hermosas y coloridas mariposas, para obtener el néctar de las flores con que alimentarse. Los muertos se convertían en mariposas y visitaban a sus familiares para protegerlos de los males que pudieran aquejarlos. Las mariposas volaban alrededor de la casa y de las flores. Los mexicas consideraban que era de mala educación oler un ramo de flores por arriba, se debía inhalar el aroma por un costado, pues la parte de arriba se reservaba para que las almas de los muertos disfrutaran oliendo la flor libremente encarnados en mariposas.

Los mexicas dieron diferentes nombres a las fases que comprende la vida de las mariposas. El huevo de la mariposa recibía el nombre de ahuauhpapalotl, de ahuautli amaranto, por la semejanza que presentaba con la semilla; a la larva la llamaron ocuilin; al capullo se le conocía como cochipilotl, etapa de sueño; y la mariposa adulta  papálotl. Asimismo, distinguieron varios tipos de mariposas: la iztpapálotl; la ixtapapálotl, mariposa blanca; la ichcapapálotl, mariposa de algodón; la matlalpapálotl, mariposa azul; la cospapálotl, mariposa amarilla; la xiquipilchiupapálotl, mariposa que hace bolsas; la zoquipapálotl, mariposa de lodo; la tzonincanpapálotl, mariposa que se para de cabeza, la tzahuanpapálotl, mariposa pájaro; y la quetzalpapálotl, o mariposa monarca.

La Itzpapálotl, Mariposa de Obsidiana, tenía en sus cuatro alas triángulos de color blanco. Era la advocación de la Diosa Madre Tlazoltéotl (Toci, Tonan, Coatlicue, Teteo Innan, o Ciuhuacóatl-Quilaztli) patrona de las cihuateteo, mujeres muertas durante el trabajo de parte, habitantes del paraíso de occidente, diosa madre de la guerra y de los sacrificios humanos. Miguel León-Portilla nos dice: Mariposa de Obsidiana es la tierra personificada en su maternidad; en su regazo abarca a los vivos y muertos: para nutrir a los primeros, para transformar a los segundos…

A Itzpapálotl se la representaba como fuego;  el mismo dios del fuego, Xiuhtecutli, Señor de la Hierba, llevaba un adorno en el pecho en forma de una mariposa de obsidiana. En el Códice Borgia II se la puede ver dibujada con la cabeza de una calavera, pues se creía que si una mariposa negra, Itzpapálotl, entraba en una casa era señal de muerte entre los habitantes. En los códices Borbónico y Telleriano se la dibujó relacionada con un árbol roto, mismo que simbolizaba  Tamoanchan, el lugar al que accedían las mujeres muertas en el primer parto. En todos los códices mencionados, Itzpapálotl tiene la mandíbula rota propia de las cihuateteo, las almas de las mujeres nobles muertas en el parto. Según un mito, el poderoso Quetzalcóatl apareció por primera vez en el mundo dentro de una crisálida, de la cual emergió, dolorosamente, a la luz de la perfección simbolizada por una  mariposa.

Sonia Iglesias y Cabrera

Categorías
Leyendas Cortas

Jerónimo de Aguilar. Leyenda colonial.

Jerónimo de Aguilar nació en el pueblo de Écija, Sevilla, en el año de 1489. Llegó a América como soldado, junto con el conquistador Juan de Valdivia. Cuando los españoles conquistaron las islas del Caribe, Vasco Núñez de Balboa en una nueva expedición colonizadora salida de Cuba, fundó la ciudad de Santa María de la Antigua del Darién, en Colombia, a orillas del Mar Caribe, en 1510. Acompañando al conquistador iban Gonzalo Guerrero y Jerónimo de Aguilar. De regreso a Cuba, el 15 de agosto de 1511, una tormenta hizo naufragar el barco frente a la isla de Jamaica. Sólo se salvaron ocho hombres que llegaron a las costas de Yucatán en un batel. Al bajar de la barca, se toparon con los indios maya-cocomes y todos murieron menos Gonzalo y Jerónimo, quienes se quedaron un largo tiempo en Yucatán. Ocho años después, fueron encontrados por Hernán Cortés, quien rescató a Jerónimo, siendo elección de Gonzalo el quedarse a vivir con los indios, pues había formado una familia. Más tarde, combatió contra los españoles. Diego López de Cogolludo, en su crónica Historia de Yucatán, narra:
Con el buen tratamiento del general Hernando Cortés, con no hacer los españoles daño alguno á los indios, se acabaron de asegurar todos los de la Isla, y traían buena provisión de bastimentos para el ejército. (…) Desta familiar comunicación con los indios, dice el coronista Herrera, resultó que algunos dieron á entender que cerca de aquella Isla en Tierra firme de Yucatán, había hombres semejantes á los españoles con barbas, y que no eran naturales deste reino, con que tuvo ocasión Hernando Cortés de buscarlos.

Leyenda corta de Jeronimo de AguilarCortés envió una carta a Jerónimo y Gonzalo para avisarles que serían rescatados. Pagó a los caciques de los cocomes con camisas y cuentas a cambio de su libertad. Jerónimo recibió la carta y… habiéndola leído se holgó mucho (bien se deja entender el grado en que seria) y que fue á su amo con ella, y los rescates para que le diese la licencia, la cual luego dio para que se fuese donde tuviese gusto. Gerónimo Aguilar habida licencia de su amo, fue en busca de otro compañero suyo llamado Gonzalo Guerrero y le enseñó la carta, y dijo lo que pasaba. (Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de Nueva España)

Pero Gonzalo respondió:
Hermano Aguilar, yo soy casado y tengo tres hijos. Tienenme por cacique y capitán, cuando hay guerras, la cara tengo labrada, y horadadas las orejas que dirán de mi esos españoles, si me ven ir de este modo. Idos vos con Dios, que ya véis que estos mis hijitos son bonitos, y dadme por vida vuestra de esas cuentas verdes que traéis, para darles, y diré, que mis hermanos me las envían de mi tierra.

Así pues, Jerónimo se fue con Cortés a la conquista de México y le sirvió de intérprete en maya, junto con la Malinche que hablaba náhuatl, además del maya. Del español al maya por medio de Jerónimo, y del maya al náhuatl por medio de la Malinche. Por sus servicios al Capitán, Jerónimo recibió, en encomienda, Molango, Xochicoatlan, y Malilla. Se casó con Elvira, una indígena tlaxcalteca con la que procreó una hija: Luisa de Aguilar. Murió Jerónimo de Aguilar en el año de 1531, cerca del río Pánuco. No se conoce el sitio donde fue enterrado este legendario personaje.
                       

Sonia Iglesias y Cabrera

Categorías
Leyendas Cortas

La Casa Blanca. Leyenda colonial.

La Casa Blanca se ubica en la calle de Hidalgo 43 en San Ángel, uno de los barrios más hermosos del sur de la Ciudad de México. Fue edificada en el siglo XVII por los condes de Oploca, al estilo de las casas campiranas de la época. Su portal es sencillo y bello; en la parte superior del zaguán puede verse un escudo de armas.  Los condes, un poco más tarde, fundaron en ella una institución de frailes evangelizadores con destino a catequizar a los niños filipinos, por lo cual se la conoció como La Casa de los Niños de China.

Durante la intervención norteamericana de 1847, dio alberge a las tropas extranjeras; y más tarde, de 1863 a 1867, fue ocupada por las fuerzas armadas francesas, con la anuencia de su entonces propietario José del Villar y Bocanegra. Posteriormente, la casa pasó a ser una congregación de monjas. El inmueble se vendió varias veces; en 1902 era propiedad de Willam Lucien Morkil.

Casa blanca imagenLa leyenda de la Casa Blanca nos dice que doña Giomar, dueña de la casa, tenía un enamorado que le prometió, formalmente, matrimonio. Pero don Lope, mujeriego y casquivano, faltó a su promesa. Decepcionada y herida en lo más profundo de su femineidad, doña Giomar murió de la pena. Años después, de regreso a México, don Lope pasó por la puerta de la Casa Blanca, y oyó una voz que desde adentro le llamaba. La curiosidad le hizo acercarse a una ventana, agarrar los barrotes y tratar de ver hacia el interior. Cuando don Lope asustado quiso huir, no pudo despegar las manos de las rejas. Lamentablemente, al día siguiente fue encontrado muerto en la ventana y con las manos fuertemente apretadas a las rejas de hierro forjado. Desde el día de este hecho legendario hasta hoy, por la ventana puede verse a la luz de la Luna a doña Giomar sentada y acongojada, esperando la llegada de su amado.

Sonia Iglesias y Cabrera

Categorías
Leyendas Cortas Leyendas Urbanas de Terror Tlaxcala

Chucho el Roto

Chucho el Roto, cuyo nombre fue Jesús Arriaga, nació en Santa Ana Chiautempan. Tlaxcala, en la Calle del Gallito, en 1858. Chucho fue un famoso ladrón que se inició en la carrera de malviviente a causa de un hombre rico que le envió a presidio cuyo nombre fue don Diego de Frizac, por haberse enamorado de la señorita Matilde de Frizac, sobrina del millonario. En el año de 1885, se fugó de la cárcel de San Juan de Ulúa situada en una isla frente al Puerto de Veracruz.

Chucho y Matilde tuvieron una hija llamada María de los Dolores cuando él ejercía el oficio de carpintero. Al descubrirse el hecho la familia Frizac lo amenazó de muerte, y aun Matilde le rechazó por temor a la cólera de su tío. Acongojado, Chucho se raptó a la pequeña, fue hecho prisionero y encerrado en la Cárcel de Belem de la Ciudad de México, de donde fue llevado a San Juan de Ulúa.Leyenda chucho el roto
Para cometer sus robos, Chucho el Roto se vestía de manera elegante, razón por la cual le apodaron “el roto” (petimetre). Contaba con varios cómplices, La Changa, Juan Palomo y Lebrija, quienes le ayudaban a efectuar sus robos. Gran parte de lo robado Chucho lo regalaba a los pobres que le querían mucho.

Nueve años después de escapar, fue apresado durante su último robo, en las Cumbres de Maltrata, Veracruz. De vuelta a San Juan de Ulúa quiso volver a escapar, pero la traición de su compañero de celda Bruno, truncó sus intenciones. Herido por una certera bala, fue recapturado. El coronel Federico Hinojosa, director del penal, mandó que se le diesen cien azotes llamándole “desgraciado”, a lo que Chucho respondió: – ¡No puede ser desgraciado el que roba para aliviar el infortunio de los desventurados! Entonces, el coronel ordenó trescientos azotes. En San Juan le metieron a una celda de castigo, El Limbo, donde el verdugo El Boa le azotó. De El Limbo fue trasladado al Hospital Marqués de Montes, donde murió el 25 de marzo de 1894. Contaba con treinta y seis años de edad. Su cuerpo fue trasladado a México  y recibido por su hermana, Matilde y su hija Lolita. Cuando abrieron el ataúd sólo encontraron piedras.

Sonia Iglesias y Cabrera.

Categorías
Leyendas Cortas

Tócatl, la Araña. Leyenda mexica.

leyenda mexicana de TocatlEn la cultura mexica la araña fue uno de los animales relacionados con el Señor de los Muertos, Mictlantecuhtli, y con los demonios celestiales tzitzimime, cuyo destino era devorar a los hombres cuando llegase el fin del mundo y, mientras tanto, se la pasaban atacando al Sol para impedir su diario renacimiento. A la araña Tócatl, se la identificaba con el dios Tzontémoc, El que Cae de Cabeza, pues cuando Tonatiuh, el Sol, terminaba su diario recorrido, se metía por el occidente para iluminar el Mundo de los Muertos, entonces se caía de cabeza convirtiéndose en el dios Tzontémoc, una de las divinidades habitantes del Mictlan casado con Chalmecacíhuatl, La Sacrificadora.

En algunos códices la araña aparece como parte de las ofrendas o acompañando a deidades del panteón azteca. Por ejemplo, en el Códice Borbónico se ve la figura de Tezcatlipoca, Espejo Humeante, el dios de la guerra, acompañada de una araña; recordemos que este dios en la mitología tolteca fue el transformador que descendió del Cielo por medio de una cuerda hecha de tela de araña, para destruir lo creado por su hermano Quetzalcóatl y, transfigurado en un inocente viejo, trató de hacerle beber un brebaje que le proporcionaría la inmortalidad cuando en realidad era un temible veneno. También podemos ver a la araña en las representaciones de Tláloc, dios del agua; Mayahuel, diosa del maguey; Xiuhtecuhtli, dios del fuego; Tlazoltéotl, diosa de la medicina y de Xochiquetzal, diosa de la tierra que florece, y la inventora del telar de cintura, lo cual explica ampliamente su presencia.

En el Altar de los Animales de la Muerte, perteneciente el Período Posclásico Tardío, encontrado en el año de 1940 en la calle de Donceles 103, se encuentran representados varios animales relacionados con la muerte como el escorpión, el murciélago, el búho y la araña. Tócatl, se encuentra representada con características mitológicas: sobre un ojo lleva una ceja como la que se labraban en los mascarones de la diosa de la tierra; la boca y sus dientes semejan cuchillo de los empleados en los sacrificios humanos; en sus patas con garras lleva corazones recién extirpados, de uno de los cuales emerge un chorro de sangre que cae dentro de la boca de Tócatl; junto a ella se encuentra una telaraña con un amaneapanalli, la guirnalda de papel amate que llevaban los guerreros que iban al Cielo del Sol, que también puede verse en su cuerpo: y en su cabeza se ve el ixcuatechimalli, “escudo de la frente”, con dos especies de orejas de conejo, como solía dibujarse a las arañas de perfil.

A la tzintlatlauhqui, “la del trasero rojo”, nuestra actual viuda negra, los mexicas la respetaban mucho. Según  nuestro fraile favorito, Sahagún, los dolores de su picadura los indios los amortiguaban con uitztli, un  pulque muy fuerte, cuya palabra significa “espina”. De la viuda negra, se extraía un aceite que servía para curar algunas enfermedades.

Sonia Iglesias y Cabrera

Categorías
Leyendas Cortas

La Nao de China.

El vocablo «nao» proviene del latín navis, a través del catalán nau, significo hasta el siglo XVIII la acepción de «nave». Después de la conquista de México y de las Filipinas en el siglo XVI, España extendió sus dominios considerablemente, hecho que la obligó a establecer una ruta marítima que recorría desde esta isla de Filipinas, y arribaba al Puerto de Acapulco en las costas occidentales de  la Nueva España. El buque encargado de efectuar dicho  recorrido recibió el nombre de Galeón de Manila, popularmente denominado la Nao de China. En su navegar, la Nao tocaba puntos tales como Japón, donde tomaba la corriente de Alaska que cruza de Asia hasta tal sitio. Ahí tomaba la corriente de California que baja de Alaska y lleva hasta la costa occidental de nuestro país, donde pasaba por varios puertos en los cuales la Nao se abastecía de comida y bebida. Las travesías de la Nao se efectuaban dos o cuatro veces al año.

leyendas mexicanasAl llegar al Puerto de Acapulco, único puerto autorizado para  descargar las mercancías que llevaba, éstas se enviaban a la Ciudad de México y al Puerto de Veracruz, punto este último desde donde se embarcaban hacia España. Ni que decir tiene que los piratas asediaban continuamente el Puerto de Acapulco, por lo que las autoridades españolas construyeron el Fuerte de San Diego para proteger a la Nao de China

A la Ciudad de México las mercancías que traía la Nao llegaban en mulas el día de Corpus Christi y se ponían a la venta con mucho éxito en los mercados de la Plaza Mayor, pues las personas gustaban mucho de adquirir objetos exóticos traídos de Oriente. En 1815, la Nao terminó sus famosos recorridos. Sin embargo, hoy en día en la fiesta de Corpus, en el Zócalo de nuestra ciudad, se venden mulitas hechas de palo y hojas de elote en recuerdo de aquellas que transportaron tan valiosa y apreciada mercancía oriental.

Sonia Iglesias y Cabrera

Categorías
Leyendas Cortas

Ceh, el Venado Sagrado

Desde muy antiguo, para los mayas el Venado, Ceh, ha sido un animal sagrado, venerado y admirado por su belleza y suprema agilidad. Ha sido para los indios el emblema de la lluvia, de la fertilidad de la tierra, de la renovación anual de las plantas, al cual se invocan sus favores en caso de sequía. Guardián y protector de los montes, Ceh, el Venado, ha simbolizado el movimiento del Sol desde el amanecer hasta la hora del crepúsculo. Animal de poder no sólo relacionado estrechamente con el Sol, sino con la Luna y la Lluvia.

Los mayas de Yucatán nos narran que Itzamná, el Señor de los Cielos, la Noche y el Día, hijo de Hunab Ku, Dios Solitario, el mayor de todos los dioses, creó la Tierra. Como sus representantes eligió a tres animales, la Serpiente, el Faisán y el Venado. Itzamná, el dios omnipotente, se representaba como un anciano creador del universo. Aunque también solíase representarlo como un animal fantástico, mezcla de serpiente, cocodrilo y lagarto, con pezuñas y cuernos de venado. Desde su residencia en el Cielo dirigía al cosmos sentado en una banda astronómica. Fue el primer sacerdote de la cultura maya a quien se debe la invención de la escritura y los códices; de las ciencias y de los conocimientos. En su inconmensurable bondad, creó a los mayas y al Mayab, el lugar donde debían residir.

Venado sagrado - Leyenda mexicana cortaLos mayas antiguos acostumbraban sacrificar venados en honor a sus dioses, a quienes les ofrendaban el corazón de estos dulces animales, y los sacerdotes untaban la sangre en las figuras los ídolos. Asimismo, por su carácter sacro los mayas escribieron sus códices sobre la suave piel ya curtida del Venado, para que la posteridad pudiese conocer su historia antigua. Es así como conocemos que el Venado era un animal psicopompe, encargado de relacionar a los humanos con los ancestros; es decir, los dioses.

El uinal denominado Ceh, Venado, fue el décimo segundo mes el calendario maya (del 11 al  30 de noviembre). En este mes se efectuaban celebraciones a la fuerza generadora del universo, al igual que en el mes Zip, tercero del calendario, también Venado por extensión, ya que en él se llevaba a cabo un festival dedicado a los dioses  en el que se hacía referencia a la sangre derramada durante la caza de dicho animal. Así pues, Zip era el mes en que los cazadores realizaban su fiesta. En el día siete de este mes, se veneraba a los dioses de la caza: Ah Cancum, Zuhuyzib y Zipitabai. Los cazadores embarraban con betún azul  una flecha y una cabeza de venado y bailaban sin descanso; asimismo, se horadaban las orejas y la lengua, y se pasaban por los agujeros siete hojas de una yerba llamada ac. Actualmente, al protector de los venados se le llama Zip, se trata de un wayjel íik’, espíritu de los vientos, cuya morada son las cuevas y los ojos de agua, en donde se efectúan ceremonias de petición del sagrado líquido. Zip es un venado pequeño que lleva entre sus cuernos un panal de abejas. Cuando gime es señal de que los cazadores lo están persiguiendo y trata de avisar del peligro a los otros venados, sus hermanos.

Sonia Iglesias y Cabrera

Categorías
Leyendas Cortas

Julia Pastrana, la Mujer Lobo.

Julia Pastrana nació en la Sierra de Sinaloa en 1834, en una tribu de indios llamada root diggers, los “buscadores de raíces”. Desafortunadamente, nació con una enfermedad llamada hipertricosis, o “síndrome del hombre lobo”. Todo su cuerpo estaba cubierto de abundante pelo lacio y negro. Tenía una nariz u unas orejas enormes. Sus dientes eran feos a fuerza de ser irregulares y colocados doblemente en cada mandíbula, por lo que su boca salía anormalmente hacia afuera. Todo su aspecto recordaba a un gorila. Parece ser que fue hija de una india de apellido Espinosa quien vivía apartada de la gente, y afirmaba haber sido secuestrada por una tribu de indios y encerrada en una inhóspita cueva, donde vivían osos y monos que abusaron de ella según afirmaba. Tenía una niña pequeña, Julia, de la cual decía no ser madre. Dicha mujer se casó y dio a su hija el nombre de Julia Pastrana. Cuando murió, la pequeña fue a vivir como sirvienta en la casa del Pedro Sánchez, entonces gobernador del estado de Sinaloa. Un buen día conoció a M. Rates, su manager, quien la puso en exhibición en el Gothic Hall de Nueva York, para  luego venderla a otro representante de fenómenos, el señor Beach.

Se la llamaba La Indescriptible, y parecía feliz de mostrar su condición y sus habilidades para bailar y cantar, tanto en inglés como en español. En 1857 su entonces manager Theodor Lente, la llevó a Londres donde no se le permitió actuar. Pero en Leipzig, Alemania, actuó en una obra de teatro escrita especialmente para ella: Der curierte Meyer, cuyas representaciones se cancelaron poco tiempo después por considerarla inmoral.

Leyenda corta la mujer loboAl contrario de lo que pudiera pensarse, recibió muchas proposiciones de matrimonio, pero no aceptó a ningún galán por considerar a sus pretendientes insuficientemente ricos. Sin embargo, en 1857 se casó con Theodor Lente quien le prohibía salir a la calle durante el día y la mantenía fuera de observación de las personas. En el año de 1860, durante una jira por Moscú, Julia dio a luz un bebe que heredó la misma enfermedad. El niño no sobrevivió,  murió treinta y cinco horas después de nacido. Cinco días más tarde, Julia moría por las complicaciones que se le presentaron después del parto. El adolorido pero codicioso esposo, vendió los cadáveres al profesor Sukolov de la Universidad de Moscú. Este científico momificó los cuerpos y los expuso en el Instituto Anatómico de la Universidad de Moscú. Tras un largo proceso judicial, Lente reclamó las momias, las obtuvo y regresó a Londres donde acabaron presentándose en un museo de curiosidades. Después de desaparecer, las momias pasaron a ser propiedad de un tal señor Lunds, quien las presentó en su cámara de horrores en Noruega. Tras una serie de vicisitudes, en el año de 2013, los restos de Julia, sin su hijito cuya momia fue destrozada, se entregaron al gobierno de México y se depositaron en el Cementerio Histórico de Sinaloa. El día 13 de febrero de este año, se enterraron en el pueblo donde naciera La Mujer Mono.

Sonia Iglesias y Cabrera

Categorías
Leyendas Cortas

Huehuecóyotl, el Coyote Viejo.

Huehuecóyotl, también conocido como Tambor Viejo, fue el dios tramposo de la música, el baile, la canción, la narración y  la alegría. Los mexicas le asociaron con la buena suerte y el relato histórico. Acertadamente se le consideró el patrón de la sexualidad desenfrenada; símbolo de la astucia, la sabiduría y el pragmatismo. Los códices y la tradición oral nos cuentan que Coyote Viejo dio el fuego a los hombres, fungió como intermediario entre este mundo y el más allá, curó por medio de los sueños enfermedades tales como  la artritis; y adquirió la fama de seductor capaz de incrementar la potencia sexual de los humanos y, por ende, poseedor de la capacidad de cambiar de género a su gusto, a más de poder transformarse en cualquier animal u hombre. Huehuecóyotl formó parte de los dioses mexicas y fue numen del dios Tezcatlipoca, Señor del Cielo y de la Tierra.

La leyenda nos refiere que Huehuetéotl estaba casado con Temazcalteci, la diosa de los temascales, y tenía como amante a Xochiquetzal, que aparte de ser la diosa del amor, lo era de la sexualidad, las prostitutas y las jóvenes. En su advocación homosexual Coyote tuvo como amantes a Opochtli, dios de la cacería y la pesca, y a Xochipilli, deidad de las artes, patrón de los homosexuales y de la prostitución masculina. Se trata de un dios dual, en él se representan el bien y el mal, la juventud y la vejez, lo masculino y lo femenino.

leyenda corta mexicana el coyote viejoEn el Códice Borbónico, uno de los códices mexicas precolombinos, lo vemos representado como un coyote bailando, con las manos y los pies de ser humano y tañendo un par de sonajas, que muchas veces se convierten en un tambor vertical. Siempre está bromeando, embromando a otros dioses, y metiéndose en terribles problemas. Cuando se aburre incitaba a los hombres a guerrear tan solo por el placer de divertirse. Sus poderes mágicos le permiten utilizar la transformación para llevar a cabo fechorías de muy diversa índole. En el Códice se le ve pintado de color rojo –el color solar- con tocado de coloridas plumas, vestido con un máxtlatl,  taparrabo, fuertes cacles en los pies, y vendas de papel cubriéndole  el cuerpo; porta una canasta  con cuatro círculos -símbolos del calor, de la vida y de la espiritualidad-, que nos remiten el signo solar tonallo. 

Sonia Iglesias y Cabrera