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Jalisco Leyendas Cortas Leyendas de Terror

Catalepsia

Victoriana Hurtado era una joven que pertenecía a una familia rica y de renombre. Había nacido en el año de 1833 en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Desde pequeña fue muy consentida y nunca careció de lo necesario y aun de lo superfluo. Además de los lujos de que gozaba, tenía el amor incondicional de sus progenitores, quienes la adoraban.

Cuando llegó a la edad de merecer, sus padres le escogieron un buen partido para que formase un matrimonio que le fuese favorable.

El hombre elegido formaba parte de una buena familia y no carecía de fortuna, aun cuando no tan grande como la de su prometida. Los padres de Victoriana estaban satisfechos con la unión. La pareja se casó y vivían felices. Tuvieron tres hijos, Alejandro, Octavio y Javier, a los que adoraban y criaron sanos.La tumba de Victoriana con la mano de piedra y el testamento

Pero la pareja no estaba del todo feliz, pues Victoriana padecía de una enfermedad llamada catalepsia, la cual le producía inmovilidad y rigidez del cuerpo cuando menos lo pensaba. Llegó el día en que los padres de la enferma murieron y, antes de morir, le entregaron al yerno un enorme diamante. Cuando murieron los padres, le dejaron toda su gran fortuna a su hija, quien se convirtió en una rica heredera.

Cuando los hijos crecieron se dieron cuenta que su padre estaba dilapidando la fortuna de su madre en juegos, borracheras y mujeres, y ellos, que también eran ambiciosos y despilfarradores, ansiaban la muerte de su madre para poder heredarla y llevar una vida de disipación.

Cuando el padre de los tres hijos de Victoriana murió a causa de sus excesos, se alegraron de su muerte, y aprovechando un ataque de catalepsia de su madre, la hicieron pasar por muerta y la enterraron prestos en el Panteón de Belén, aun cuando sabían muy bien que no estaba muerta.

Al día siguiente de haberla enterrado, un velador del panteón vio que la mujer había tratado de salir de su tumba, porque se escuchaban sus lamentos desgarradores. Abrió la tumba y se encontró a la pobre mujer que tenía la mano ensangrentada por tratar de cavar una salida en el ataúd. La pobre Victoriana sobrevivió al entierro malévolo de sus hijos.

Cuando verdaderamente murió Victoriana, no les dejó a sus hijos nada de su fortuna. Toda la cedió a obras de caridad. Poco tiempo después, los hijos murieron de manera misteriosa y en la más absoluta pobreza. Al poco tiempo de morir, sus caras aparecieron talladas en la tumba de su madre a la que habían asesinado. Nadie supo cómo aparecieron ahí, junto a la lápida de Victoriana que mostraba una mano de piedra que asía un testamento.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Leyendas de Terror Puebla

¡Las culpas siempre se pagan!

Hace ya mucho tiempo escuché una leyenda procedente de la ciudad de Zacatlán, Pueblo mágico del estado de Puebla, cuyo nombre significa “lugar donde abunda el zacate”, y al cual se le conoce también con el poético nombre de Zacatlán de las Manzanas, ya nos podemos imaginar el porqué.

Durante la época de la lucha independentista de México, el insurgente Francisco Osorno tomó la ciudad que se encontraba en manos de los españoles y la convirtió en su centro de actividades militares. Osorno había nacido en Chignahuapan el 19 de marzo de 1769, y fue un gran militar que consiguió muchas victorias en la lucha armada contra los colonialistas. Antes de unirse a los insurgentes había sido procesado por ser ladrón de caminos en el estado mencionado de Puebla. Y es de todos sabido que cometió una serie de tropelías antes de convertirse en militar.

Este personaje ha sido objeto de una leyenda popular muy conocida en la región poblana. En Zacatlán existe un templo dedicado a San Francisco, y se dice que en él se aparecía – o se aparece- el fantasma de Osorno. Cuenta la leyenda que cuando sonaba la medianoche dentro del templo se aparecía el fantasma del militar, quien vestido como tal, se arrodillaba ante el altar y gemía y se lamentaba lastimosamente.El Templo de San Francisco en Zacatlán, Puebla

Al llegar la madrugada, los gemidos cesaban y el fantasma de Osorno dejaba el templo y se iba caminando por la ciudad de Zacatlán. Al salir se le notaba en la cara el arrepentimiento que llevaba a cuestas. Arrepentimiento por las malas acciones que había cometido en vida.

Muchas fueron las personas que le vieron tanto en el templo como caminando por las calles del poblado. Quien se lo encontraba se llevaba un susto tremendo. Toda la ciudad vivía asustada y temerosa de encontrarle por casualidad.

En cierta ocasión, un centinela que hacía su ronda frente a un cuartel vio pasar una sombra y al momento gritó: – ¡Alto ahí, ¡quién vive! A lo que una siniestra voz le respondió: ¡Soy el brigadier Francisco Osorno, y estoy pagando por mis delitos! El centinela, muy asustado, corrió al cuartel a dar cuenta a sus superiores de la aparición fantasmal. Tanto fue su espanto que pasados siete días murió de puro susto.

Por la ciudad cundió más el pánico, ya nadie quería salir se sus casas y tenían miedo de acudir al templo de San Francisco. Ante esta grave situación, el sacerdote de la iglesia se armó de un crucifijo, velas y agua bendita y, ayudado por el sacristán, recorrió todo el pueblo bendiciéndole, esparciendo el agua bendita y pidiendo al Santo Padre que los protegiera de tan molesto fantasma.

A los pocos días el fantasma ya no volvió. Se había ido a pagar sus culpas a otro sitio. O tal vez ya había sido perdonado por sus fechorías… ¡O tal vez aún sigue gimiendo en el templo de San Francisco! ¡Quién lo sabe!

Sonia Iglesias y Cabrera

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Guanajuato Leyendas Cortas Leyendas de Terror

¡A las momias se les respeta!

En el estado de Guanajuato se cuenta una leyenda no muy antigua, que nos relata lo acontecido a un galancete llamado Alberto del Río. Este joven un día conoció a una bonita turista en el Parque de la Unión, y la invitó a ver el lugar donde se encuentran las famosas momias en exhibición. De carácter narcisista Alberto se propuso impresionar a la joven que procedía de Guadalajara y había ido con sus padres a conocer la ciudad de Guanajuato y sus atracciones. La joven aceptó.

Cuando llegaron al museo donde se exhiben las momias, Alberto fue relatándole las historias de cada una de ellas, por supuesto todas inventadas.

Cuando llegó a una momia especialmente horrible, le contó que esa momia se había transformado en lo que era por haberle faltado al respeto a un sacerdote, en el momento se encontraba en su lecho a punto de morir, y necesitaba de la confesión. Sin ninguna consideración a la momia, Alberto lo toqueteó largo rato para impresionar a la chica, e incluso llegó a tomarse fotografías con su celular con la momia, al tiempo que hacía chistes nada graciosos.La Momia ofendida

Cuando terminó el tiempo de visitas al museo, Alberto le dijo a la muchacha que si aceptaba ser su novia él le ofrecía quedarse a pasar la noche en el largo recinto donde se encontraban las momias. A pesar de que la mujer sabía que no podían ser novios ya que ella vivía en Jalisco, aceptó el ofrecimiento para ver de lo que era capaz su pretendiente.

La advirtió que para comprobar de que efectivamente se había quedado en el museo, Alberto debía tomarse fotos con su celular para que quedara testimonio de la veracidad de lo ofrecido. La chica le dijo que se quedara en el sitio y que a la mañana siguiente ella regresaría con sus padres para que le mostrara las fotografías. Alberto, que conocía bien el lugar, se aprestó a esconderse en un rinconcito para pasar la noche. Para darse valor, sacó de su chamarra una anforita llena de tequila y dio unos tragos. Tomó su celular y le envió unos cuantos textos a la chica para que viera que sabía cumplir su palabra, e incluso sacó varias fotos. En una de las fotografías que el galán le envió por el celular, la muchacha vio claramente que se encontraba atrás de Alberto una persona, entonces le preguntó si algún amigo le estaba acompañando por si le daba miedo. El joven se apresuró a contestarle que no, que se encontraba solo como lo habían acordado.

Una vez terminada la conversación, la señal se perdió y Alberto se sentó en el suelo a esperar el día, En esas estaba cuando de pronto una persona se apareció a su lado. Al sentirla, Alberto le preguntó si se trataba del velador, pero solamente escuchó una grotesca y fúnebre carcajada. En seguida, escuchó una voz cavernosa que le decía: – ¡Tú asqueroso y despreciable hombre, te has burlado de mí! ¡No solamente me estuviste manoseando a tu antojo, sino que inventaste una sucia historia acerca de mí! Al darse cuenta que el que estaba junto a él era la momia que había ofendido, cayó muerto al momento debido a un infarto cardíaco.

Cuando le encontraron los custodios encargados de abrir el recinto de las momias, se encontraron con un joven muerto y con la cara deformada por el terror pánico que había pasado. ¡A las momias se les debe respetar!

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Chihuahua Leyendas Cortas Leyendas de Terror

El Telegrafista y el Perro

Cuenta una leyenda del estado de Chihuahua que en cierta ocasión se encontraba en el pequeño pueblo de San Andrés, en el Municipio de Riva Palacio situado en la zona central de dicho estado, el famoso caudillo del Norte José Doroteo Arango Arámbula, más conocido con el nombre de Pancho Villa.

A su paso por el mencionado pueblo, el llamado Centauro del Norte, pensó que era buena idea reclutar a algunos hombres para su ejército revolucionario. Quiso la mala suerte que se topara con un telegrafista que vivía en San Andrés, lugar donde había nacido y donde vivía acompañado de su perro que no lo dejaba ni a sol ni a sombra, pues le quería mucho.

Al ver al hombre, quien todavía estaba lo bastante joven como para participar en la lucha armada, Pancho Villa lo invitó a unirse a la causa revolucionaria. Sin embargo, y para asombro del caudillo que no estaba acostumbrado a recibir negativas, el telegrafista, cuyo nombre ha quedado en el olvido, se negó rotundamente a unirse a las filas del ejército del norte. Las razones que le dio a Villa aducían que se encontraba muy cansado y prefería dormir que participar en la contienda revolucionaria.El telegrafista perezoso

Estas razones tan poco válidas enojaron a Doroteo, quien era hombre de pocas pulgas. Inmediatamente, ordenó la ejecución del telegrafista cansado. Los soldados lo colocaron en el paredón, una pared que se encontraba junto a un riachuelo, y cuando lo iban a fusilar, el perro del hombre salió de la nada y se acercó corriendo a donde se encontraba su amo. Entonces decidieron encadenar al perro a un árbol. Pero el animal logró escaparse y volvió hacia la pared donde estaba su amigo esperando la muerte. Como los soldados no pudieron quitarlo, no les quedó de otra que matarlo junto con su amo.

Así cayeron muertos telegrafista y perro. Juntos hasta la muerte. Cuenta la leyenda que desde ese día se escuchan en el mes de junio, que fue cuando se llevó a cabo la ejecución, y junto al río los lamentos del perro y las cadenas con las que le ataron. Amo y perro pasean por todo el pueblo como almas en pena que son, pues no pueden encontrar el descanso eterno y descansar en paz.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Coahuila Leyendas Cortas Leyendas de Terror

Un amor inolvidable

En el año de 1873 vivía en la Villa de San Francisco de los Patos, Coahuila de Zaragoza, hoy llamada Villa de General Cepeda, un gallardo y joven militar que estaba bajo el mando del famoso general Victoriano Cepeda, y se encontraba comprometido con una hermosa muchacha der la villa. Como era tradición muy antigua, la novia se encontraba depositada en la casa de los padrinos de la boda hasta que ésta se efectuase.

Un día antes de la boda hubo una escaramuza entre las fuerzas del Congreso y el Gobierno del Estado en el rancho de San José del Refugio cercano a la población de Villa de los Patos. El joven militar acudió a la casa donde se encontraba su amada para informarla que tenía que ir a la batalla, pero que regresaría para casarse como tenían planeado. Le dijo que no tenía por qué preocuparse que acudiría puntual a la cita y cumpliría con su promesa, para ser felices toda la vida. La mujer lloró mucho por la partida de su novio, pero se resignó porque sabía que era militar y debía cumplir con sus obligaciones.La inconsolable novia

Pero quiso la mala fortuna que el joven muriese en combate, lo cual obviamente le impidió cumplir con la palabra dada. Mientras el novio moría desangrado por una bala que le perforó el corazón, la joven se alistaba para la boda y se ponía su hermoso traje blanco la mar de feliz.

Al enterarse por los padrinos de boda de la muerte de su prometido, la chica se volvió completamente loca, y en su locura salía por las calles de la población a caminar sin rumbo durante horas y horas. Se la veía salir de la iglesia de San Francisco de Asís, para regresar a la casa de los padrinos donde había sido depositada. Esto ocurría todos los días.

Así estuvo la infortunada mujer durante muchos años, hasta que la muerte, misericordiosamente, se la llevó. Pero el espíritu de la muchacha continuó paseando por las calles y habitando la casa de los padrinos de boda donde había sido depositada, en espera del regreso del difunto.

Espantados, los padrinos dejaron la casa, porque le tenían miedo al fantasma de la desdichada novia, cuyas apariciones eran en verdad muy incómodas y llenaban de miedo a todos los habitantes de la casona. Sin embargo, pasados muchos años, los que iban a ser los suegros de la novia decidieron adquirir la casa embrujada y alquilarla. No tenían miedo de la pobre loca. Vivieron en ella muchos años, conviviendo con el fantasma vestido de blanco que paseaba por toda la casa, desde la sala hasta el granero, clamando por la llegada del novio que no pudo acudir a la cita matrimonial.

Hasta la fecha en tal casa se puede ver a la joven desolada flotando por la casa, pues sus pies nunca tocan el suelo, luciendo su hermoso traja blanco de encajes, un ramo de flores en las manos y un albeo chal que le cubre la cabeza y la cara. Cuando recorre toda la casa, se pierde en la oscuridad del patio trasero. ¡Tan fuerte fue su amor por el galán!

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Leyendas de Terror Tabasco

El Látigo

Tabasco es un estado de la República Mexicana que se encuentra en la región sureste del país. Fue fundado el 7 de febrero de 1824 y su capital es Villahermosa. El nombre de Tabasco proviene de Tabscoob, como se llamaba el cacique indígena que gobernaba la región cuando arribaron los conquistadores españoles en 1518.

Este bello estado, como todos los estados que conforman nuestro país, cuenta con una rica tradición oral. Entre sus mitos, cuentos y demás expresiones del folklore, existe una leyenda que se ha trasmitido de boca en boca.

Dicha leyenda nos narra que hace ya muchos años, en la Plazuela de la Concepción, en una hermosa casa de piedra, vivía una mujer a la que se conocía con el nombre de doña Beltrana. Se trataba de una mujer robusta, buena y muy piadosa, que cuidaba mucho de su reputación y del qué dirán. Acudía a misa todos los días y destacaba por ser devota.

El Látigo que se convirtió en serpiente

Doña Beltrana tenía una hija, María Violeta, que pudiera decirse que era todo lo contrario de su madre: veleidosa, grosera, impía y, sobre todo, ligera de cascos. Le gustaban muchos los hombres y se acostaba con ellos sin discriminación. Como era una joven muy bella – rubia, delgada de piel como la nata y ojos verdes-, no le faltaban pretendientes. Todas las noches se escapaba por la ventana de la sala que daba a la calle y buscaba pareja para darle vuelo a la hilacha. Cuando regresaba a su casa, doña Beltrana la esperaba con un largo látigo que empleaba para azotarla, con la esperanza de que cambiara su lasciva conducta, pero esto no sucedía. La madre estaba desesperada.

Una cierta noche, María Violeta regresó a su casa y trepando por la ventana se introdujo en ella. En esta ocasión la bella ninfómana no había podido encontrar a nadie con quien retozar y satisfacer sus apetitos sexuales; de tal manera que estaba furiosa y muy nerviosa. Cuando la señora de la casa la vio entrar, cogió el famoso látigo dispuesta a castigarla una vez más; pero María Violeta, enardecida como estaba, empujó a su madre, le quitó el látigo y empezó a darle tremendos latigazos a los que la pobre mujer respondía con gritos de dolor y cara de estupefacción ante el atrevimiento de su malvada hija.

En esas estaban cuando, ante el temor y el azoro de ambas mujeres, el látigo se convirtió en una grandísima serpiente roja de cerca de seis metros que enseguida se enroscó en el delgado cuerpo de María Violeta y la trituró rompiéndole todos los huesos y convirtiendo su carne en una masa amorfa y sanguinolenta.

Una vez que la chica estuvo muerta, como es de suponer, la terrible y vengativa serpiente salió de la casona y se dirigió hacia el Río Grijalva en el cual se sumergió. Fue un suceso terrible que nadie se explicaba, doña Beltrana alegaba que era obra de la Divina Providencia como castigo de las acciones lujuriosas que su hija, María Victoria, cometía día con día, y por haberle levantado la mano a su madre para darle de latigazos. A otros la mano solamente se les seca.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Leyendas de Terror Michoacán

Otilia no tuvo «caballitos»

En el pueblo de Cuanajo, en el estado de Michoacán, vivía un matrimonio que contaba con una hija pequeña llamada Otilia. De repente la niña murió y los padres estaban desconsoladas ante tan terrible tragedia. A los cuatro meses de haber muerto Catalina, Llegó el Día de Muertos. Doña anastasia, la madre de la difuntita, le dijo a su marido, Pedro, que era necesario que preparara los tamales para los que se  iban a llevar  los Caballitos de las ofrendas de las casas en que vivían, – en este caso la pequeña difuntita- y que necesitaba leña para los fogones.

Un día antes del día de la celebración de los difuntos, Pedro se fue al cerro en busca de la madera que necesitaría su esposa para preparar los ricos tamales que Catalina colocaría en la ofrenda dedicada a su hijita. Pensaba llevar la leña a su mujer que regresar al cerro para quedarse varios días ahí, pues no le apetecía ver a tantas personas en su casa en ese día tan triste.

Pero cuando se encontraba en las proximidades del panteón, ya cerca del cerro, una gran rama le cayó encima y le dejó atrapado no permitiéndole hacer ningún movimiento para zafarse. Cansado de sus numerosos esfuerzos por salir del atolladero, se resignó a esperar que pasara alguien que le ayudase a salir del problema quitándola la rama de encima.

Pasaron el día y la tarde, ya empezaba a anochecer, cuando escuchó que un grupo de personas se acercaba hacia donde se encontraba. Escuchaba los sonidos que producían los cascos de los caballos y las voces de las personas que parecían muy felices. Se dio cuenta que la gente estaba de regreso s sus casas con los caballitos de madera plenos de flores y de frutas.

Muchas de las personas que vio llevaban hasta seis caballos, otras solamente uno dos, y algunas se conformaban con recoger las fruta que se las caía a los que iban a la delantera y lloraban tristemente. Los caballitos contienen las ofrendas que las ánimas recogen del altar el Día de Muertos. Si llevan muchos caballitos es porque sus familiares se encargaron de poner un altar llena de rica comida, flores y cirios, e implica que sus familiares los recuerdan con amor. Si llevan pocas, indica que la ofrenda no era tan rica. Y aquellos que van recogiendo lo que a las ánimas se les caen, están triste porque su familia no les puso ofrenda ni les recuerdan como debe ser, con amor.

Con tristeza y remordimiento, desde el suelo donde se encontraba atrapado Pedro vio a su hijita recogiendo frutas y llorando silenciosamente porque su madre no le había preparado ofrenda y creyendo que sus padres la habían olvidado.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Ciudad de México Leyendas Cortas Leyendas de Terror

El gato gris

Luisito tenía doce años y vivía con sus padres en la Ciudad de México. Por las noches escuchaba que en el alfeizar de su ventana un gato gris maullaba. Un día el niño abrió la ventana, vio lo bonito que era el animal y decidió meterlo a la casa. Lo tuvo escondido por varios días en su cuarto sin que sus padres se enterasen.

Al tomar confianza, el gato gris dio inicio a una serie de maldades dirigidas contra el padre de Luis. Rasguñaba las puertas, rompía sus pantuflas, y decidió romperle con sus garras todas sus ropas que colgaban del ropero. Por fin el padre se dio cuenta que las maldades provenían del gato que había metido el chico a la casa. Se puso furioso y agarró un fuerte palo con la intención de matarlo al felino, al tiempo que el niño le suplicaba que no lo hiciera.

Cuando estaba a punto de asestarle el golpe fatal, el gato, con los ojos brillantes como ascuas le dijo: – ¡Hey, Basilio, quieres matarme por segunda vez? Al escuchar estas palabras el hombre empezó a temblar y a llenarse de miedo, pues reconoció la voz de un hombre al que había matado en una pelea de cantina. El gato se hizo visible y se convirtió en el espectro del ex amigo asesinado. Le indicó al asustado padre que no era su intención matarlo, sino simplemente hacerle la vida imposible y vigilar sus movimientos. Lo torturaría con sus maldades hasta hacerle la vida imposible… hasta volverlo loco.El vengativo gato gris

Y así lo hizo el gato. Siguió viviendo en la casa y cada día hacía una de los suyas. Se subía a los roperos y cuando Basilio pasaba se le echaba encima. Una vez le sacó un ojo. Se orinaba sobre el padre de Luis cuando estaba durmiendo. Mordisqueaba los planos que el hombre realizaba para su trabajo, pues era ingeniero. No podía recibir visitas porque a todas las arañaba. El gato estaba incontrolable y ni el mismo Luis tenía ascendiente sobre él.

Así pasaron muchos meses y el gato, a veces con apariencia de espectro y a veces con apariencia de gato, no dejaba de molestar a Basilio que ya estaba harto y sumamente nervioso. En cierta ocasión mientras el gato dormía, Basilio se le acercó sigilosamente llevando con una correa a un gran perro para que lo devorase. Pero el gato se dio cuenta y tomando su aspecto de fantasma, se echó sobre el perro y lo destripó. Nada podía matarlo.

Al cabo de dos años de esta situación. El hombre de suicidó colgándose de una viga de la casa. Al verlo balancearse, el gato gris alzó su hermosa cabeza para verlo y le dijo: – ¡Ahora estamos a mano, Basilio! Y desapareció para siempre.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Durango Leyendas Cortas Leyendas de Terror

El Baile de los Condenados

Cuenta una leyenda de Durango que a principios del siglo XIX el músico y director Arturo Lugo gozaba de gran fama, debido a sus merecidos méritos. Por lo cual, los servicios de él y su orquesta eran muy solicitados para amenizar las fiestas a pesar de los caro que cobraba por tocar. Solamente se dignaba tocar para las clases adineradas de la ciudad, nunca para los humildes aunque pudiesen pagarle. Le gustaba rozarse con las familias de alcurnia y dinero de la ciudad.

Una cierta noche llegó a su casa un hombre guapo, alto, vestido con capa y sombrero negros, y le pidió, con una voz baja y profunda, que tocara en un baile que estaba organizando. Le pagó con muchas monedas de oro y le dio su dirección. Al ver el alto monto de la paga, don Arturo aceptó inmediatamente. Al llegar la noche del baile, el músico acudió a la dirección indicada y al entrar en el salón principal los músicos se dieron cuenta que se trataba de un baile de mucho lujo, con invitados muy guapos y muy bien vestidos y con mesas plenas de exquisitos manjares.

El Baile de los Condenados

Le extrañó a don Arturo no conocer a ninguno de los invitados, ya que conocía a todas las personas de alcurnia de Durango, pero pensó que se trataba de forasteros que habían llegado a la ciudad ex profeso para acudir al baile.

Los músicos tocaron como nunca, se lucieron. En uno de los descansos don Arturo caminó entre los numerosos invitados a fin de socializar. En eso estaba cuando se encontró con su comadre, a la que no veía hacía mucho tiempo. La mujer se extrañó de ver a su compadre y le preguntó qué era lo que estaba haciendo ahí. Al oír las razones por las que había ido el músico a animar la velada, la comadre quedó paralizada de horror y le dijo: – ¡Querido Arturo, váyase inmediatamente de aquí! Está usted a la entrada del infierno. Yo estoy muerta desde hace cinco años, y este es el baile de los condenados. El Diablo nos obliga a bailar y a reír por unas horas, para después someternos a terribles y horripilantes tormentos. ¡Váyase, ahora que aún puede!

El músico se dirigió rápidamente a sus compañeros para irse. En un momento dado, vio la cara burlona del hombre que lo había contratado y la piel se le erizó. Cuando los músicos intentaban marcharse se dieron cuenta que los invitados se retorcían presa de horrendos dolores, y sus caras se habían transformado en rostros donde se podía ver un miedo cerval. Salieron corriendo como almas en pena. Al llegar a la casa del director, don Arturo se dio cuenta de que habían dejado en la casona un violín muy caro y muy bueno.

A la mañana siguiente regresaron con mucho miedo a la mansión del baile para recuperar el instrumento. Al llegar a ella, se dieron cuenta que estaba abandonada y toda hecha una ruina. ¡Sobre una de las bardas de adobe que la rodeaba se encontraba el violín olvidado!

El músico se dirigió rápidamente a sus compañeros para irse. En un momento dado, vio la cara burlona del hombre que lo había contratado y la piel se le erizó. Cuando los músicos intentaban marcharse se dieron cuenta que los invitados se retorcían presa de horrendos dolores, y sus caras se habían transformado en rostros donde se podía ver un miedo cerval. Salieron corriendo como almas en pena. Al llegar a la casa del director, don Arturo se dio cuenta de que habían dejado en la casona un violín muy caro y muy bueno.

A la mañana siguiente regresaron con mucho miedo a la mansión del baile para recuperar el instrumento. Al llegar a ella, se dieron cuenta que estaba abandonada y toda hecha una ruina. ¡Sobre una de las bardas de adobe que la rodeaba se encontraba el violín olvidado!

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Aguascalientes Leyendas Cortas Leyendas de Terror

El hombre de negro

Margarito y Néstor López vivían en la Calle de Hebe en la Ciudad de Aguascalientes, en hermosas casas de cantera. Eran sumamente ricos, caritativos y devotos. Después de efectuarse la Sagrada Eucaristía en la misa de todos los días en el Templo de Guadalupe, invitaban a sus amigos a desayunar en sus casas. Era una costumbre que a todos gustaba.

En el año de 1860, los hermanos salieron de sus casas y en el camino se juntaron con Lucas Infante y su familia, más otras personas que pasaban por ahí, para dirigirse al Templo como acostumbraban. La esposa de Néstor iba muy afligida, pues los médicos le habían dicho que su hija Lupita se encontraba muy enferma y que solamente un milagro podría salvarla. La mujer ansiaba llegar pronto al Templo para pedirle a Dios que la salvara. Todos iban contentos menos la pobre mujer.

En un momento dado, cerca de la huerta de la familia Leos, se apareció un hombre muy alto, vestido de negro y tocado con un chambergo de ala muy ancha. Al acercarse tal hombre al grupo, todos los integrantes se pusieron a temblar y sudar de miedo. Poco después, el hombre había desaparecido. Al llegar al Templo todos estaban verdaderamente asustados y nadie hablaba de lo acontecido. Una vez terminada la misa, nadie acudió al tradicional desayuno en casa de Margarito, excusándose por ello.

El terrible hombre de negro con chambergo

Al día siguiente, al acudir las personas a misa, volvió a suceder lo mismo. Apareció el extraño hombre y volvió a desaparecer. Este raro suceso se produjo durante un mes. Las familias del grupo dejaron de ir a misa a esa hora, pero Margarito y Néstor, con sus respectivas esposas siguieron acudiendo a la primera misa. Cada mañana veían al hombre de negro, pero nadie comentaba nada.

Las personas que ya conocían el hecho pensaban que era un alma en pena y le nombraban El Aparecido de la Verada, pero todas le tenían mucho miedo a este hombre vestido de negro con un inmenso chambergo, y ojos redondos y negros como el azabache.

Un día del mes de noviembre, el hombre de negro se apareció como ya era costumbre, pero con una horrible voz de ultratumba le dijo a don Néstor: -¡Tú tienes una hija muy enferma, llévame con ella para que la cure! Al oír la terrible voz, todos salieron corriendo hasta la iglesia, y le contaron al sacerdote lo sucedido, con el fin de que los aconsejara lo que debían hacer. El padre, les dijo a los hermanos López que accedieran a la petición del hombre de negro.

Cuando al siguiente día volvió a presentarse el hombre del chambergo, repitió que quería curar a la niña de Néstor y desapareció. Al dirigirse Néstor a su casa, su esposa le dijo que el hombre misterioso estaba con Lupita. Rezaba, hacía ademanes extraños y, para terminar le puso la mano en la cara y desapareció. Al momento la pequeña sanó completamente. Los López nunca más tomaron el mismo camino hacia la iglesia, cambiaron su ruta.

La niña volvió a jugar, sana y salva, con sus amiguitas en el Jardín de San Marcos. ¡Pero en su carita habían quedado marcados para siempre la huella de los dedos del hombre de negro!

Sonia Iglesias y Cabrera