Cualquier pediatra habrá comprobado repetidas y frecuentísimas veces que los padres relacionan la mayoría de problemas orgánicos de los niños con la erupción dentaria.
Así, si hay temperatura elevada, diarrea, catarro nasal o bronquial, pérdida de apetito y otros numerosos síntomas, en tanto que el Pediatra explora al niño, ellos insisten en que le “están rompiendo los dientes”.
Es una forma de justificar el desconocimiento de una patología alimenticia, microbiana, etc, y el recuerdo desde tiempos inmemoriales, cuando aquellos miasmas e ignorancia de la transmisión de enfermedades infecto contagiosas.
En los registros de defunciones de finales del XIX, es frecuente observar como causa de defunción, la dentición.