La Laguna Hanson se encuentra en el Parque Nacional Constitución de 1857, en el Municipio de Ensenada, Baja California. Hoy en día ya no lleva ese nombre, sino que se le conoce como Laguna de Juárez. El nombre de Laguna Hanson se debe a una leyenda que nos relata que, en el siglo XIX, llegó a Baja California un ex militar llamado Jacob B. Hanson procedente de Noruega. Al ver la belleza de la Sierra Juárez, el noruego decidió establecerse en el lugar y adquirió algunos terrenos de la zona a los señores Urrea y Eggleton.
En esos terrenos edificó un rancho y se puso a la tarea de criar ganado de muy buena calidad. Poco tempo después Hanson se había convertido en un hombre muy rico y contrajo matrimonio. Como tenía miedo de que le robaran su fortuna, ya que en donde vivía no había bancos donde salvaguardar su dinero, decidió esconderlo en sus bastas tierra donde consideró que nadie lo encontraría para llevárselo.
Un cierto día del mes de julio de 1885, Hanson decidió tomar una calesa para dirigirse a San Diego, Estados Unidos, por cuestión de negocios. Pero al llegar a un pequeño pueblo kiliwa llamado Milquetay sito a pocos kilómetros de la frontera entre Baja California y California, EEUU, el viajero desapareció misteriosamente sin dejar rastro. Esa zona tenía fama en esa época de ser sumamente peligrosa y llena de forajidos y malhechores.
Una semana después de su desaparición, la calesa de Jacob fue descubierta cerca del pueblo kiliwa. Pero la calesa había cambiado de color, ya que la pintaron de otro diferente al original con el objeto de “maquillarla” para que nadie la reconociera.
Ante su desaparición, la esposa de Hanson se dirigió a Ensenada con el objeto de hablar con el gobernador el estado para solicitar su ayuda. El señor Juan E, Montenegro se dirigió en persona a la Sierra Juárez, pero cuando se percató de que en el pueblo había ocho hombres totalmente armados, decidió regresar y reclutar voluntarios con armas para averiguar qué había pasado. Al llegar, pudieron atrapar a tres hombres de nacionalidad americana: Gaskill, Ward y Adams. En los interrogatorios las culpas recayeron sobre Gaskill, quien fue acusado por sus mismos compañeros de fechorías, por lo que fue sentenciado a cuatro años de cárcel en la población de La Paz.
Treinta días después de encontrarse preso en Ensenada, no hubo dinero para costear su traslado a La Paz, y como su manutención resultaba costosa, las autoridades decidieron dejarle en libertad, siempre y cuando se pusiera en contacto cada tercer día con el gobernador del estado. En 1914, Gaskill murió en su propiedad de Campo, como pasó a llamarse el pueblo kiliwa.
A la muerte de Hanson la noticia corrió de que el noruego había enterrado su tesoro en sus tierras, y durante mucho tiempo éstas fueron objeto de destrucción, pues no faltaban ambiciosos que desearan hacerse del mismo.
Sin embargo, la búsqueda de los malhechores, que fueron muchos, fue infructuosa, pues nunca se encontró el tan famoso tesoro. Tal vez los tres forajidos gringos se lo quedaron, nadie lo sabe.
Sonia Iglesias y Cabrera