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Leyendas Cortas Leyendas de Terror Querétaro

Una mujer sola

Una leyenda de Querétaro nos relata que en el siglo XVII llegó a vivir a la ciudad un matrimonio que procedía de Zacatecas. La pareja parecía bien avenida y el motivo de su cambio de residencia se debía a que el hombre trataba de mejorar su estado financiero realizando negocios en Querétaro y sus alrededores.

Decidieron habitar una casona muy grande y bella. Todo iba bien; sin embargo, el esposo tenía que ausentarse mucho de la ciudad para realizar aquello que se había propuesto: obtener sustanciosos negocios que le proporcionaran muchos negocios. Este hecho no tenía muy contenta a su mujer, pues se quedaba frecuentemente sola, cosa que no era de su agrado.

Los habitantes de la ciudad pronto empezaron a llamar a la mujer con el gentilicio de la Zacatecana. Y a pesar de que los negocios que efectuaba su marido iban viento en popa, la mujer cada día estaba más fastidiada por encontrarse tan sola, pues no conocía a nadie ni trataba de hacer amistad con otras mujeres de su entorno.

La Casa de la Zacatecana

Por la ciudad de Querétaro empezaron a rodar rumores de que la Zacatecana le era infiel a su esposo, a causa de aquella soledad que tanto la afectaba. Tales rumores llegaron hasta el marido, quien decidió cerciorarse y poner fin a tal situación.

Sumamente enojado y molesto, el hombre se presentó en su casa de manera intempestiva con la intención de sorprender a su mujer con su amante. Sigilosamente abrió la puerta de la recámara y ¡Oh, sorpresa! La Zacatecana se encontraba haciendo el amor con un joven galán. Al verse descubierta, la hermosa mujer se volvió loca de temor y sintiéndose sorprendida en un ataque de furor mató a su marido y a su amante.

A los cuerpos de ambos decidió enterrarlos en el jardín de la casa. Y ella decidió encerrase para siempre en la casona, a fin de evitar las habladurías que había traído consigo la desaparición de su marido que nadie se explicaba.

Pero la Zacatecana se encontraba muy mal. Por un lado, sabía que toda la ciudad sospechaba de su crimen; y por otro, ella misma sentía remordimientos y culpa por lo haber cometido tan espantosos asesinatos. Ante ese estado de cosas, un día, la mujer tomó una cuerda y se colgó del balcón principal de su hermosa casona.

Desde entonces se escuchan por la noche los lamentos de la Zacatecano y se aparecen tres fantasmas rondando la casa que no pueden encontrar la paz y que eternamente serán dolidas almas en pena.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Querétaro

Don Pablo y don Fadrique

La llamada Casa del Faldón se encuentra ubicada en la Ciudad de Querétaro, uno de los estados mexicanos. Fue construida en el siglo XVIII. Esta hermosa casa cuenta con una leyenda muy interesante a la que debe su nombre. En ella se nos cuenta que vivían en dicha ciudad un alcalde indio, don Pablo de Tapia y el regidor del ayuntamiento, Fadrique de Cázares y Puente, español de pura cepa, cuyo cargo era de menor importancia que el de don Pablo, lo cual le causaba problemas de envidia

Llegó el día de Corpus Christi, en el cual se realizaba una importante e imponente procesión a la que acudían importantes personajes del clero, la nobleza, el ayuntamiento, y las familias más destacadas de Querétaro de mucho dinero y supuesto abolengo. Llevando sendos bastones del palio que cubría el cuerpo de Cristo iban don Fadrique y don Pablo. Pero a la hora de tomar los bastones Fadrique se adelantó y tomó uno de bastones delanteros que correspondía a don Pablo llevar, por ser mayor su rango. Este arranque de alevosía molestó mucho al alcalde don Pablo quien trató de tomar el lugar que le correspondía.

Entonces, el regidor español enojado y prepotente porque no pudo salirse con la suya de ocupar el lugar más importante de los portadores, jaló del faldón de la casaca del alcalde indio y se la rompió, quedando parte de ella en sus manos.

La famosa Casa del Faldón

Este irrespetuoso hecho cayó muy mal entre los presentes, quienes criticaron el atrevimiento de don Fadrique. Había tanta molestia en la concurrencia que hasta se pensó en suspender la procesión, lo cual al final no se llevó a cabo por respeto religioso al cuerpo del Señor.

Sin embargo, don Pablo no perdonó la ofensa y tomó cartas en el asunto demandando judicialmente al regidor grosero y discriminador. El juicio duró varios meses, al cabo de los cuales la Real Audiencia sentenció a Fadrique a ser desterrado de la ciudad de Querétaro; además, debía pagar la casaca rota y las costas que se derivaron del juicio.

A don Fadrique no le quedó de otra más que obedecer la sentencia. Salió de la ciudad y decidió construir una casona en las afueras de ésta. La construyó cerca del antiguo Río Querétaro, en terrenos que se conocían como la “otra banda” porque estaban al otro lado del río. Hizo su casa de tres pisos y con una terraza en el último, desde donde podía ver las cúpulas de las iglesias y el hermoso paisaje de alrededor de la ciudad.

Ahí vivió don Fadrique de Cázares hasta su muerte, sin volver jamás a pisar la Ciudad de Querétaro. La Casa del Faldón aún existe y se encuentra frente al actual Templo de San Sebastián y la Calle de Primavera.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Chiapas Leyendas Cortas Leyendas de Terror

La Misa de Medianoche

En el pueblo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, vivía una señora llamada María Josefina a la que todos los habitantes respetaban mucho. Era viuda y dedicaba parte del dinero que le había dejado su esposo a ayudar a los necesitados que no faltaban. Todos la querían y la consideraban muy bondadosa por actos de caridad.

Doña María Josefina, además de buena y caritativa era muy piadosa y todos los días acudía a la muy antigua iglesia del Carmen a oír misa a las cinco de la mañana. Cuando salía de su casa procuraba no hacer ruido al abrir el gran portón para no despertar a su criado, pues éste era ya un anciano enfermizo y débil. Ella sabía que cuando regresara de la misa en la mesa del comedor encontraría un sabroso chocolate y ricos panes para desayunar que su empleado solía prepararle todos los días.

En cierta ocasión a María Josefina la despertaron las campanadas de la iglesia que anunciaban el comienzo de la misa. Al escucharlas la mujer se apresuró, pues se dio cuenta que llevaba un poco de retraso. Rápidamente se vistió y salió de la casa con su Biblia y su rosario en la mano.

El Templo del Carmen en San Cristóbal de las Casas, Chiapas

Al llegar a la iglesia la dama ocupó su sitio habitual que se encontraba en la parte posterior y esperó a que diera comienzo la misa, mientras tanto se puso a leer la Biblia. Sin embargo, un extraño silencio hizo que la mujer dejara su libro y levantara la cabeza para ver lo que pasaba en la iglesia. Al momento se dio cuenta que todos los que estaban sentados delante de ella carecían de cabeza. Este hecho insólito la llenó de terror.

De la boca de la asustada mujer salió un gemido de pánico y angustia. En eso dio comienzo la misa, el padre salió y se colocó frente al altar. ¡Cuál no sería la sorpresa de la mujer cuando se percató que el sacerdote tampoco tenía cabeza! En ese momento María Josefina sintió una mano que le tocaba el hombro, volteó y vio los hábitos de un fraile, fue alzando la cabeza y ¡horror! El fraile tampoco tenía cabeza… y sin embargo escuchó que le decía: ¡Querida señora, esta misa no es para los vivos, es una misa para los muertos!

Aterrorizada, la mujer asintió con la cabeza y se apresuró a salir de la iglesia. Pero no podía salir de prisa porque sentía el cuerpo muy pesado, como si no le obedeciese. Cuando por fin logró llegar a su casa y empezaba a abrir la puerta, escuchó las campanadas del templo indicando que era la medianoche.

Así pues, desde entonces nadie se atreve a ir a las doce de la noche a la misa. Cuando las personas escuchan las campanadas anunciando la misa de doce, echan a correr hacia sus hogares temerosos de participar en una misa dedicada solamente a los difuntos quienes además carecen de cabeza… vaya usted a saber por qué

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Leyendas Cortas Leyendas Mexicanas Época Colonial Puebla

De cómo nació el dulce de camote poblano

La palabra camote procede del náhuatl camohtli. Se trata de una planta de la familia Convulvolaceae, muy empleada en México para preparar fruta cristalizada y compotas, y otros dulces más. En muchas ciudades del país existen todavía los famosos personajes conocidos como los “camoteros” quienes, con su máquina de ferrocarril estilizada de lámina, que emite un chiflido muy característico, anuncian por las calles su presencia para que las personas acudan a comprar sus camotes endulzados. Sin embargo, el estado mexicano que sobresale por sus dulces preparados con camotes es Puebla de los Ángeles donde los dulceros emplean en su preparación azúcar y esencias de naranja y limón.

Este dulce tan súper conocido por todos cuenta con su leyenda. En ella se nos cuenta que en el siglo XVII en una población muy cercana a la Ciudad de Puebla existía un convento de monjas que aceptaban niños para educarlos. En cierta ocasión, uno de estos niños que era muy travieso vio como una de las monjas encargadas de la cocina ponía una olla de agua al fuego. Entonces el niño decidió echar un camote al agua y agregarle azúcar, a fin de jugarle una broma a la monja. Revolvió el camote con el agua y el azúcar hasta que se formó una pasta pegajosa.

Cuando la monja embromada se dio cuenta de lo que había en la olla, trató de limpiar dicha masa y al oler su dulzura decidió probarla. Y, ¡oh, sorpresa! La pasta sabía deliciosa. La religiosa dio a probar el dulce a sus compañeras, quienes lo encontraron muy sabroso, le agregaron a la pasta las esencias mencionadas, le dieron forma tubular, le pusieron en papel,  y lo convirtieron en el famoso dulce poblano.

Los muy famosos camotes de Puebla

De esta leyenda existe otra versión en la cual se relata que una muchacha procedente de Oaxtepec, Morelos, llamada María Guadalupe, llegó al convento de Santa Clara de Jesús en Puebla con el fin de convertirse en religiosa.

Pasado un cierto tiempo, la joven pensó en hacerle un obsequio a su padre a quien extrañaba mucho. Fue a la huerta, recogió varios camotes y los coció junto con raspadura de limón y azúcar. Revolvió todo hasta que obtuvo una pasta, Formó dos cilindros con la pasta, y les dejó secar y enfriar. Cuando estuvieron listo María Guadalupe los envolvió en papel encerado y se los hizo llegar a su padre hasta Oaxtepec. Las monjas del convento probaron de este delicioso dulce y les gustó. Así nació el camote poblano.

Este exquisito dulce tiene una tercera leyenda que nos informa que existía un convento en Puebla cuyas monjas vivían de los donativos que les daban las personas ricas de la ciudad, y como no eran muchos vivían muy pobremente. En cierta ocasión la madre superiora les anunció a las monjas y a las novicias que les iba a visitar un religioso muy importante y debían agasajarlo como se merecía ofreciéndole una comida, sencilla pero buena. Como no contaban con dinero para prepararle dulces tan exquisitos como caros, una de las religiosas pensó en hacer un postre que no fuese oneroso, pero sí sabroso. Entonces tomó camotes de la huerta del convento y preparó la famosa pasta con azúcar, naranja y limón, la cual con el tiempo se convirtió en los tradicionales camotes de la ciudad de Puebla. ¡Ni que decir tiene que al obispo le encantaron y comió tantos que casi se enferma!

Sonia Iglesias y Cabrera

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Estado de México

El Velo de Novia

Valle de Bravo o Temascaltepec, como es su nombre en lengua náhuatl, es un pueblo que se encuentra en el Estado de México. Se fundó en el año de 1530, por sacerdotes franciscanos. Su nombre es una mezcla de dos apelativos: San Francisco del Valle y del nombre del general Nicolás Bravo, héroe de la Independencia.

Cerca de esta población se encuentra localizada la cascada más gran del Estado de México llamada Velo de Novia, porque asemeja un enorme velo de nupcias. Por supuesto que con ese nombre tan poético, la dicha cascada no podía carecer de una hermosa leyenda que a continuación relataremos.

Hace ya mucho tiempo, en los inicios de la época colonial, vivían en Temascaltepec una bellísima muchacha de la etnia mazahua, quien estaba profundamente enamorada de un chico blanco descendiente de españoles. Ambos se gustaban y se querían y entre sus planes amorosos estaba el de casarse por la iglesia, según sus creencias.

El joven enamorado tenía una amiga del alma de la infancia, la cual estaba profundamente enamorada de él, sin que lo supiese. Al saber de su romance y de los planes de matrimonio de la pareja, sintió una terrible envidia y unos terribles celos verdes la acometieron. Odió a la joven india con todas las fuerzas de su alma. En su tristeza optó por hablar mal de la niña mazahua, con el propósito de desprestigiarla ante los ojos del amigo de su infancia. Sin embargo, éste no la tomaba en cuenta y ni caso le hacía.

La noche anterior al matrimonio la amiga le dio al españolito un té que le puso a dormir inmediatamente. La mujer lo traslado al dormitorio, le acostó en la cama y se metió desnuda con él.La Cascada Velo de Novia en Temascaltepec

Al día siguiente, la novia esperaba en la iglesia la llegada de su prometido que se hacía esperar. Parada frente al altar y desesperada por su tardanza, la muchacha decidió ir a buscarlo a su casa y le encontró en la recámara acostado en la cama junto con su amiga. Al ver tan terrible escena, salió corriendo con lágrimas en los ojos y completamente desilusionada de su novio, hasta que llegó a la cascada de Tenango y se lanzó al vacío. El largo velo que llevaba se le atoró en una roca, y ella siguió cayendo y golpeándose hasta que llegó al agua completamente muerta.

Horas más tarde, el novio despertó y se dio cuenta de lo que había pasado, pues no faltó quien le fuera a avisar que su querida novia se había suicidado. Corrió como loco y llegó al lugar. Al ver hermoso velo atorado en una roca lo tomó entre sus manos y el velo se desgarró formando una bellísima cortina de agua.

El hombre se encontraba destrozado y duró varios días en el macabro sitio llorando por su amada, Desesperado y sintiéndose culpable, en un momento de locura se arrancó el corazón y lo lanzó al precipicio. Cuando el corazón cayó se convirtió en una roca y la sangre que brotaba del cuerpo del hombre formó un salto de agua que siempre golpea a la roca-corazón. Así se comunica con su amada y le hace saber que siempre la amará por los siglos de los siglos, que nunca la engañó y que todo fue parte de una espantosa maquinación por parte de su mal amiga.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Coahuila Leyendas Cortas Leyendas de Terror

Laura

La ciudad de Saltillo es la capital del estado de Coahuila de Zaragoza. Esta ciudad es famosa por su producción de pan de pulque y por sus multicoloridos sarapes que son toda una belleza. El origen de su nombre es un tanto oscuro. Para algunos estudiosos de la filología su nombre proviene del chichimeca y significa “tierra alta de muchas aguas”; para otros, proviene del nombre dado a un salto de agua, a cuyo pie se fundó la inicial villa, a finales del siglo XVI, gracias a un portugués llamado Alberto del Canto, quien la llamó Villa de Santiago de Saltillo.

Varios siglos después en esta misma ciudad, vivía una muchacha llamada Laura que era un tanto cuanto vanidosa y le gustaba tomarse fotos en un espejo de su recámara. Una cierta noche, después de haberse sacado una serie de fotos frente al espejo de su coqueta, ya cansada se metió en la cama para dormir, y lo hizo profundamente.

En la madrugada empezó a caer una fuerte lluvia y un trueno despertó a la muchacha e iluminó la recámara por unos cuantos segundos. Tiempo suficiente para que Laura viera en el espejo a una serie de personas sin cara, pero a pesar de lo cual tenían los ojos fijos en ella. Esas terribles miradas le produjeron un miedo cerval y se le puso la carne de gallina. A pesar de su miedo la chica se quedó de nuevo dormida, pues se encontraba muy cansada.El tocador de Laura

A la mañana siguiente acordándose de lo que había visto Laura decidió quitar el espejo de su tocador. Al llegar la noche, de acuerdo a su costumbre, la mujer decidió tomarse las fotos, pero esta vez en el espejo del cuarto de baño. Al terminar, decidió lavarse las manos en el lavabo; cuando iba a abrir el grifo del agua caliente, éste se abrió solo y salió un tremendo vapor que empañó el espejo. Laura se asustó mucho y deseó correr con todas sus fuerzas, pero sus músculos no le obedecieron y se quedó clavada frente al lavabo. De repente, al ver el espejo vio que sobre el vapor que le cubría aparecían estas extrañas palabras: ¡Laura, mujer vanidosa, regresa el espejo a tu cuarto, pues nosotros extrañamos verte cuando te tomas fotografías y cuando te encuentras dormida en tu cama!

Laura casi se vuelve loca del susto por el terrible letrero que le habían escrito entes del más allá.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Ciudad de México Leyendas Cortas Leyendas de Terror

La Escalera

En la Ciudad de México, en el último piso de un antiguo edificio de cinco pisos, vivía una señora que te tenía un esposo, dos hijos y una hija. El padre de familia enfermó y la mujer quedó viuda. Como se sentía muy sola inició relaciones con un hombre que llevó a vivir a su casa. Al principio todo iba de maravilla. El amante era bueno con los niños y todos estaban contentos. Sin embargo, no todo era perfecto, ya que el hombre era alcohólico y cuando agarró confianza empezó a beber en demasía.

Entonces todo se convirtió en un infierno, porque el tipo se emborrachaba todos los días y golpeaba sin piedad a su querida y a los tres hijos. La hija menor, la preferida de la mujer, trataba de detener al bruto que maltrataba a su madre y a sus hermanos, pero nada conseguía, pues el señor era grande y muy fuerte. Esta situación de alcohol, golpes, groserías y malos tratos tenía ligar varios días a la semana.

Como el tipo tomaba tanto no había trabajo que le durara, por lo cual la situación económica de la familia era sumamente precaria, y lo poco que ganaba se lo gastaba en bebidas en su cantina favorita, donde no faltaban amigos que lo convidaran a beber.

La niña asesinada

En una ocasión, el borracho estaba sin un centavo y con unas ganas locas de beber. En su desesperación arremetió como nunca contra su amasia: la golpeó y la pateó. La niña como pudo trató de detenerlo, pero lo único que logró fue que le pegase con mayor saña, como nunca antes lo había hecho. La madre, desesperada, le rogaba que se detuviera, pero mientras más suplicaba más se ensañaba el borracho. Estaba tan furioso contra la pobre niña que defendía a su madre que en un arranque de odio infinito tomó a la criatura en sus brazos y la arrojó por la escalera.

La pequeña murió inmediatamente y la madre la tomó en sus brazos llorando desesperadamente. Al ver lo que había sido capaz de hacer, el asesino trató de huir, pero al final no lo hizo, sino que tomó una cuerda y se ahorcó en una viga de la recámara. Pasados los funerales, la familia restante decidió irse del departamento.

El fantasma de la niña se quedó por siempre en la escalera: va vestida de negro y siempre sonríe. Se convirtió en un espíritu bueno, pues cada vez que alguien sube la escalera lo acompaña, cuidando que no vaya a dar un mal paso y se caiga y muera. Si alguien llega a trastabillar, inmediatamente la niña le ayuda a recobrar el equilibrio para que no caiga y se mate.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Ciudad de México Leyendas Cortas Leyendas de Terror

La Niña de la Pelota Roja

La ciudad de México cuenta con un aeropuerto cuyo nombre completo es Aeropuerto Internacional Benito Juárez que se encuentra localizado en la zona metropolitana del Valle de México, situado en el pueblo de Peñón de los Baños y rodeado de zonas urbanizadas.

Este aeropuerto cuya historia se inicia en el muy antiguo Aeródromo de Balbuena en 1911, cuenta con una leyenda que ha corrido de boca en boca por la ciudad y otros lares más alejados.

Hace ya muchos años, en el aeropuerto de la Ciudad de México tuvo lugar un nefasto accidente cuando un avión comercial, debido a la terrible neblina que había, efectuó un aterrizaje en una pista equivocada, que por cierto se encontraba cerrada debido a que la estaban arreglando. Había en ella maquinaria pesada y un enorme camión de volteo, contra el cual el avión se estrelló. En el horrible accidente murieron setenta y dos personas que iban en al aparato.

A partir de entonces, trabajadores del aeropuerto, visitantes y viajeros aseguran que se ven los fantasmas de las personas muertas en el accidente, las cuales deambulan por la famosa pista y aun por otros sitios del aeropuerto. Se les ve pálidos, perdidos, andrajosos, llenos de sangre y con partes del cuerpo amputadas y purulentas. Caminan entre las personas y de repente desaparecen dejando aterrados a quienes los ven.

La niña fantasma del aeropuerto de la Ciudad de México.

Entre estos horripilantes fantasmas puede verse el de una niña de alrededor de siete años de edad. Siempre lleva consigo una pelota roja con la que juega haciéndola rebotar. A diferencia de los otros fantasmas que no le dirigen la palabra a nadie. Esta pequeña se suele comunicar con las personas que la ven. Se acerca a ellas y les pide que le aten las agujetas de sus zapatos. Cuando alguien empieza a amarrárselas, la niña súbitamente desaparece sin dejar rastro, hecho que ocasiona un terrible susto al solicitado, del cual tarda cierto tiempo en reponerse, si es que lo logra.

A la niña le gusta aparecerse en el cementerio de aviones, en los pasillos de acceso a las salas de espera, en las tiendas donde los viajantes suelen comprar recuerdos de última hora. En fin, la niña de la pelota roja anda por todo el aeropuerto. Nadie sabe cómo se llama ni con quién se encontraba en el avión. Sólo se sabe que está muerta.

Los videos del aeropuerto han logrado captarla en muchos de los sitios mencionados, y se les puede ver accediendo a internet.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Leyendas Urbanas de Terror San Luis Potosí

EL Gallito que resucitó

Luis Maldonado vivía en San Luis Potosí y estudiaba en la Facultad de Letras. Como destacado estudiante era apreciado por todos sus compañeros y conocidos, además de que escribía muy bien y hacía unos excelentes poemas. Pertenecía Luis a una familia de la clase media alta. Un día, conoció a una muchacha llamada Eugenia y se enamoró de ella. Empezaron un romance apasionado. Él se encontraba en la gloria, pues era el amor de su vida, y le escribía muchos poemas a su amada, quien los recibía con beneplácito.

Pero un día Eugenia abandonó a Luis, se casó con otro hombre y se fue a vivir a otro estado. Luis quedó devastado ante la traición de su adorada y se dedicó a la bebida. Iba de cantina en cantina completamente descuidado de su persona. Su físico y su mente empezaron a deteriorarse de tanto alcohol como consumía. Todos los días salía de las cantinas a altas horas de la noche completamente beodo.

Como es natural su familia estaba muy preocupada. Un día el pobre de Luis cayó enfermo y su familia le cuidó, se recuperó, pero poco después su hermana le encontró muerto en la calle de puro borracho. Como ya era muy noche y no podían sepultarlo, sus familiares dejaron su cuerpo en un ataúd en un panteón llamado El Descanso, para poder enterrarlo al día siguiente.

En la madrugada, cuando la familia se encontraba en su casa durmiendo, escucharon fuertes toquidos en la puerta de la residencia. El padre preguntó a través de la puerta que quién llamaba a esas horas de la noche. Se escuchó una voz que decía: – ¡Soy yo padre, ábreme que tengo frío! El padre, muy enojado, mandó a paseo al tío que se atrevía a gastar broma tan de mal gusto. – ¡Ábreme, ábreme que soy yo, Luis! Insistía la voz.

Por fin,  abrieron la puerta y vieron que efectivamente se trataba de Luis, al que sus conocidos apodaban El Gallo Maldonado. Había regresado de la muerte. Desde entonces Luis sufrió un cambio tremendo en su persona: se vestía estrafalariamente, se tocaba con un carrete viejo y roto del que asomaban unos sucios pelos, el pantalón le quedaba corto y el saco enorme. Se convirtió en un vago educado y poeta, que cuando veía a una pareja de enamorados les dedicada un hermoso poema. Todos los que le veían sentía afecto y tristeza por él, pero nunca se burlaban, aunque seguía bebiendo en demasía.

El Gallo Maldonado se convirtió en un personaje de su ciudad. Un cierto día, el Gallo Maldonado desapareció para siempre. Nunca nadie supo más de él. Sin embargo, dice la leyenda que muchos enamorados nocturnos se lo han encontrado y Luis, convertido en fantasma y romántico como siempre, les dedica un bello poema a sus amores. Pero solamente se les aparece a los verdaderos enamorados, a aquellos que se quieren para siempre.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas San Luis Potosí

Claudia y Rodolfo

En San Luis Potosí vivía una muchacha muy bonita llamada Claudia. Pertenecía a una familia de las llamadas de abolengo bastante rica. Claudia vivía con su madre, pues era huérfana de padre, y su hermano mayor también había muerto cuando era pequeña. La joven era, además de bella, alegre y muy elegante.

Siendo casi una adolescente conoció a Rodolfo y ambos se enamoraron. Para ella él era su primer novio y su primer amor. Fueron novios por muchos años y acabaron comprometiéndose en matrimonio. Cuando Rodolfo le pidió a Claudia que se casaran le regaló un anillo de oro blanco con una enorme acerina negra, anillo que había pertenecido a la abuela del muchacho y era muy antiguo. El enamorado le pidió a la enamorada que le quisiera por siempre pasara lo que pasase: y ella, muy apasionadamente juró cumplir el juramento de amarlo por toda la vida.

Habían escogido para casarse el Templo de San Miguelito. El día de la boda Claudia se presentó en la iglesia portando un maravilloso vestido de novia lleno de encajes traídos especialmente desde la ciudad de Brujas en Bélgica. Llegó y esperó a un novio que nunca llegó. Al principio la joven reía y esperaba pacientemente la llegada del prometido, pero éste no llegó nunca.

Templo de San Miguelito en San Luis Potosí

Los invitados que esperaban la ceremonia empezaron a murmurar acerca de tan extraña situación, muchos opinaban que Rodolfo se había arrepentido y había sacado el bulto a la situación. Otros pensaban que tal vez hubiese muerto o lo hubiesen asesinado. Al final nadie supo que había pasado con el prometido y la boda no se celebró.

Ante este terrible plantón, Claudia se volvió loca y, vestida de novia acudía al Jardín de San Miguelito o a la Plaza de Armas, para sentarse en un banco en espera de que Rodolfo se presentara para casarse con ella. Si llegaba a ver a algún joven parecido al ingrato le gritaba: – ¡Rodolfo, por qué tardaste tanto en venir si tenemos que casarnos como me prometiste! Ante estos gritos destemplados de la loca, algunos muchachos se detenían y la consolaban, otros se burlaban y hasta abusaban de ella.

Las personas empezaron a llamarla La Loca Zulley, que era como se apellidaba. Y la pobre mujer, con el vestido de novia sucio y andrajoso, seguía gritándole a los hombres: ¡Ven, Rodolfo, ven a mí!

Esta situación duró por muchos años, hasta que La Loca se murió de amor. Su madre la enterró en el Panteón llamado El Tecuán el cual curiosamente se encontraba atrás del Templo de San Miguelito.

Cuando el panteón desapareció para dar lugar a la construcción de la Escuela Manuel José Othón, un joyero del Mercado de la Merced se encontró con el anillo de oro blanco y acerina, y decidió dárselo a la Virgen de la Soledad quien lo luce en el dedo anular de la mano izquierda.

De Rodolfo nunca se supo que le sucedió y que le impidió asistir a su boda: ¿desamor, miedo o la muerte?

Sonia Iglesias y Cabrera