El Cerro del Zapotecas, se encuentra en San Pedro Cholula, Puebla. Por supuesto cuenta con su leyenda, la cual nos cuenta que en una ocasión un hombre estaba muy preocupado porque tenía que hacer la mayordomía de la fiesta del pueblo y no tenía dinero. Los gastos eran enormes: la banda de música, los cohetes, los “toritos”, a más de la comida y la bebida. No dormía de la angustia. Ante tal calamidad decidió seguir los consejos de su compadre e ir al Cerro de Zapotecas para hacer un pacto con el Diablo, a fin de que le consiguiese dinero. Su compadre le había dicho que él también pensaba ir.
El hombre lo pensó muchos días, y una noche, después de haber realizado su trabajo en el campo, tomó su chamarra y salió de su casa a hurtadillas. Muy temeroso, caminó por el pueblo hasta que llegó al cerro y empezó a subirlo sudando por el miedo, y muy sofocado por el esfuerzo, razón por la cual decidió quitarse su chamarra. Era noche cerrada, no se veían las estrellas ni la luna. Cuando, arrepentido, estaba a punto de regresarse, escuchó una ronca voz que le decía: -¡Ya sé que me andas buscando, yo te puedo ayudar, pero me tienes que dar al alma de un miembro de tu familia. Piensa en quién. Tienes un minuto para que yo regrese y firmemos un pacto con sangre! En seguida, El Chamuco, de gabán y sombrero, desapareció entre los árboles.
Ahí se quedó el hombre pensando que ahora tenía dos problemas, cuando escuchó unos terribles quejidos. Creyó que alguien solicitaba ayuda y buscó entre los árboles. Pero caminando se encontró con una hacienda muy grande, siguió andando hasta entrar por el portón de la hacienda. Al abrirlo se sorprendió de ver a muchos hombres que colgaban de las manos y tenían los pies amarrados. Entre ellos reconoció a su compadre que había desaparecido hacía ya más de una semana. Corrió a socorrerlo y oyó que le decía con débil voz: ¡Compadre, vete, sálvate, vete y no vuelvas la cara, olvídate de mí! ¡Huye del Diablo ahora que puedes!
El hombre salió huyendo a la carrera. Corrió hasta llegar a su pueblo a eso de la una de la madrugada. Llegó a su casa y se acostó en la cama con su esposa, y se quedó dormido. Cuando despertó se acordó de lo sucedido la noche anterior y decidió que para salir del problema de los gastos de la mayordomía vendería dos vacas y haría una fiesta sencilla para el Santo Patrón. Así lo hizo, y ya con el dinero en la mano se dirigió a la iglesia para comenzar con los preparativos de la fiesta. En eso vio a un grupo de personas alrededor de una carreta en la que venía su compadre muerto y ensangrentado. Al verlo, el hombre se impresión mucho pues su compadre traía puesta la chamarra que él se había quitado al subir el Cerro de Zapotecas.
Sonia Iglesias y Cabrera