Categorías
Estado de México Leyendas Cortas

Gervasia

Ixtapaluca es un municipio que pertenece al Estado de México, y es llamado El lugar donde se moja la sal. Su fundación se inicio entre los años de 1100 a.C. y 100 cuando el dirigente Xólotl inició su señorío en Tenayuca. En 1527, llegaron a Ixtapaluca los primeros religiosos españoles pertenecientes a la Orden Seráfica. Una leyenda de la tradición oral de este pueblo relata que hace muchos siglos en el municipio existían muchas haciendas, a cual más de rica; sin embargo, había una que sobresalía de las demás por su importancia y riqueza.

En tal hacienda vivía un hacendado con su hija Gervasia, tenía la joven diez y siete años, era bella y delgada. Un cierto día conoció a uno de los peones de la hacienda quien contaba con veinte años. En cuanto se vieron cayeron profundamente enamorados. Cuando el padre de la chica, don Pedro, se enteró de los amoríos de su hija, casi sufre un infarto ante tal atrocidad: un simple y pobre peón enamorado de su hija, y lo peor… correspondido. Sin embargo, no dijo nada, guardó silencio ante su hija pensando en lo que debía hacer al respecto. Permitió que ambos jóvenes se viesen y siguieran con sus amoríos.

La sufrida Gervasia en día de su boda

Un día los enamorados decidieron casarse. Don Pedro aparentemente consintió en tan desigual matrimonio. Llegó el día de la boda, eran las diez de la mañana. La boda sería a las once de la mañana, y la novia ya estaba completamente vestida luciendo un hermoso traje hecho con encaje valenciano, el mismo con el que se había casado su madre, doña Eulalia. En ese momento, su padre le pidió que acudiera con él a una de las habitaciones más apartadas de la hacienda, alegando que necesitaba hablar con ella.

Cuando llegaron a la habitación, don Pedro empezó a golpear salvajemente a la muchacha hasta que la novia quedó completamente inconsciente. Entonces, el malvado don Pedro, la llevó a un cuarto más pequeño y sin más miramientos la emparedó. Desde entonces nadie supo nada más de la pobre Gervasia.

Pasaron los años. La hacienda tuvo varios propietarios desde los hechos relatados. Fue dividida y vendida como vivienda. En una ocasión en que los albañiles estaban derribando una pared, encontraron a una mujer convertida en momia, vestida de novia y con una horrenda expresión de terror en el rostro. Era Gervasia, la que fuera emparedada por su padre siglos atrás por haberse enamorado de un pobre peón.

Sonia Iglesias y Cabrera