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Joaquín Pardavé y su leyenda mortal

Joaquín Pardavé fue un hombre polifacético dentro de la farándula mexicana. No solamente fue un reconocido cómico de la época de oro del cine mexicano, sino que también fue guionista director, y compositor. Nació en Pénjamo, Guanajuato en el año de 1900, de padres españoles que se dedicaban al teatro. A los cuatro años de edad ya se le podía ver actuar en el teatro junto con sus padres. Después se convirtió en actor del cine mudo.

Cuando decidió irse a la Ciudad de México, formó parte de una compañía de zarzuela que tenía un tío suyo llamado Carlos. Su debut lo hizo con la zarzuela La Banda de las Trompetas, obra en la que gustó mucho su actuación. Se inclinó por interpretar papeles cómicos en los que destacaba y podía ofrecer su mejor vena artística. Asimismo, actuó en las carpas de la época junto con cómicos de la talla de Roberto Soto, el Panzón, por cierto padre de otro cómico cuyo nombre artístico fue Mantequilla.

Después de una fructífera carrera en el cine como actor y director, pasó a la televisión. Como actor alcanzó el reconocimiento público con la película México de mis recuerdos, en la cual interpretó a Susanito Peñafiel y Somellera, personaje típico de la clase alta de la época porfiriana. Como director realizó varias películas que ahora son iconos del cine, como el Paisano Jalil, Los hijos de don Venancio, Una gallega en México, entre otras muchas más. En la televisión se le vio actuando  como el payaso Cascabel en 1954.

Las canciones que compuso fueron muchas; cabe mencionar algunas como La Panchita, Ventanita Morada, Varita de Nardo, Negra Consentida, Bésame en la Boca. Sus composiciones abracaron muchos géneros como el bolero, el huapango, la huaracha, el tango, el danzón, la canción ranchera y muchos otros más.Don Joaquín Pardavé

Este gran cómico murió el 20 de julio de 1955 en la Ciudad de México a causa de un derrame cerebral. Y es entonces cuando da comienzo la leyenda de su muerte.

El cómico sufría ataques de catalepsia. Un mal día sufrió uno de ellos, se dice que en ese momento su médico de cabecera no pudo atenderlo y cuando otro le revisó, determinó que estaba muerto. Le velaron y le enterraron en el Panteón Jardín de la Ciudad de México. Cuando los familiares se dieron cuenta de que el testamento había sido enterrado junto con don Joaquín que lo llevaba en uno de sus bolsillos del traje, procedieron a exhumarlo.

Cuando retiraron la tapa del ataúd se quedaron sin habla, pues el cadáver se encontraba boca abajo y el féretro estaba lleno de sangre. Concluyeron que al volver de su ataque se dio cuenta de lo que sucedía y presa de desesperación se arañó la cara con singular angustia al saber que lo habían enterrado vivo.

Sin embargo, los familiares del actor han desmentido desde entonces tal hecho, afirmando que Joaquín Pardavé murió de un derrame cerebral y que nunca fue enterrado con vida.

Sonia Iglesias y Cabrera