Icamole es un pueblo que se encuentra situado en el Municipio de García, en el estado de Nuevo León. Es famoso porque ahí se llevo a cabo la llamada Batalla de Icamole, en la cual las tropas de Sebastián Lerdo de Tejada pelearon contra las fuerzas armada de Porfirio Díaz, las cuales fueron derrotadas. Este hecho ocurrió el 20 de mayo de 1876.
A la salida de Icamole existe una ermita a un costado de la carretera que lleva hacia Paredón, Coahuila. A esta ermita acuden los creyentes a rezarle al soldado Roberto Cisneros Jaramillo, con el fin de que les conceda solución a sus muchos problemas, pues consideran que este combatiente de la Revolución Mexicana es sumamente milagroso.
Los días 4 y 5 de septiembre de 1915, se llevó a cabo una batalla entre las tropas del general Francisco Villa y las de Venustiano Carranza, en el desierto ubicado entre los municipios de Mina y García. En el lugar donde se encuentra la ermita mencionada, murió el soldado Roberto Cisneros, a quien sus compañeros de lucha abandonaron, mortalmente herido, en su huída hacia Paredón, pueblo de Coahuila. Pasados dos días, unos pastores de cabras, lo encontraron muerto después de haber soportado una larga agonía, y le sepultaron a los pies de un árbol de anacahuita; una vez enterrado cubrieron su tumba con piedras. Regresaron los pastores a Icamole y nada dijeron de lo hecho.
Cierto día, un maquinista de tren se encontraba muy enfermo, estaba conduciendo su convoy, se detuvo y bajo para recoger leña que necesitaba. Al estarla recogiendo se encontró huesos humanos que llevó a la tumba de piedras que había sido destruida. Rezó y prometió que si se curaba de la fiebre que lo aquejaba, volvería al lugar y daría buena sepultura al soldado. Se curó el maquinista y cumplió lo prometido: le edificó una ermita.
Poco tiempo después, entre los campesinos de la región surgió la creencia de que el soldado era milagroso y que si uno acudía al sitio donde había muerto y le rezaba con fervor, concedía lo que los creyentes le pedían. Al aparecido se le llamó El ánima de Anacahuita, pues junto a la ermita se encuentra un hermoso árbol de anacahuita. Dentro de ella, se encuentra la tumba del heroico soldado. En el recinto siempre hay veladoras y papeles escritos con las peticiones de los dolientes.
Como es un recinto sagrado muy famoso, acuden feligreses de varios estados, como San Luis Potosí, Zacatecas, Coahuila, e incluso llegan personas desde el estado de Texas en los Estados Unidos de Norteamérica.
Asimismo, la ermita es visitada por las famosas “cajitas”, los curadores discípulos del Niño Fidencio, los cuales realizan curaciones en marzo y octubre, a la manera que lo hacía el curandero.
Sonia Iglesias y Cabrera