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Tecuelhuetzin en la leyenda

Tecuelhuetzin nació, en un año desconocido. en lo que actualmente conocemos como el estado de Tlaxcala. Tuvo por padre a Xicoténcatl El Viejo y como hermano a Xicoténcatl El Joven, ambos personajes de controversia histórica debido a sus alianzas con los guerreros invasores españoles para acabar con que el imperio mexica.

Esta princesa tlaxcalteca, tuvo la mala suerte de casarse con Pedro de Alvarado, conquistador español a quienes los indígenas llamaba Tonatiuh, el Sol, ya que era muy rubio, tirando a pelirrojo y muy alto. Pedro de Alvarado participó en la batalla contra los tlaxcaltecas, quienes perdieron la pelea y se aliaron con ellos para luchar contra los tenochcas, sus eternos enemigos. Fue en estas circunstancias cuando los caciques de Tlaxcala obsequiaron a sus mujeres a los ganadores, a los capitanes de Hernán Cortés.

Así, la dulce princesa tlaxcalteca Tecuelhuetzin fue dada a Alvarado, aunque en un principio estaba destinada a Cortés, pero al final acabó con el Sol, ya que Hernando estaba casado. El matrimonio entre la tlaxcalteca y el español, por cierto a la manera indígena, era una manera de asegurar la alianza entre los dos bandos para luchar contra los mexicas. Como no fue bajo los ritos católicos, no se le consideraba un matrimonio muy legítimo.Tecuelhuetzin en un códice.

Al ser cedida al rubio español, se le cambió el nombre y la bautizaron como Luisa. Del matrimonio nacieron dos hijos: el primero un varón que recibió el nombre de Pedro, y la segunda una hembra a la cual llamaron Leonor, quien luego se casaría con Francisco de la Cueva. Pedro, hijo, nació en Tutepeque y Leonor en Utatlán. Algunas fuentes afirman que hubo un tercer hijo.

Tecuelhuetzin participó, junto con otras mujeres indígenas y españolas en la famosa batalla conocida como la Noche Triste. Batalla donde Alvarado se salvó por un pelo saltando con su lanza los puentes de la acequia de Tacuba; a esta acción se la conoce como el Salto de Alvarado, la cual dio origen al nombre de la calle Puente de Alvarado, situada en la antigua calzada que conducía al señorío de Tlacopan. (Cfr. Sonia Iglesias y Cabrera, “Pedro de Alvarado, El Cruel”)

Cuando más adelante, y después de la caída de Mexico-Tenochtitlan, fue enviado a participar en la conquista de Guatemala en 1524, se llevó a su mujer con él, y fue nombrado alguacil mayor de los Caballeros de Guatemala, El Salvador y Honduras.

No hay fuentes que nos informen acerca del trato que Pedro daba a Tecuelhuetzin, pero es fácil adivinarlo pues era el conquistador de México y Guatemala, cuya presencia imponía a los indígenas que nunca habían visto personas rubias, y que contaba en su haber un terrible genocidio, llevado a cabo en el Templo Mayor aprovechando una festividad: Cuando los señores mexicas danzaban completamente desarmados, las tropas hispanas cerraron las salidas del Templo Mayor y dispararon contra los nobles tenochcas. Tasajeaban y acuchillaban con las espadas, atacaban por la espalda; cabezas y brazos volaban por doquier, desgarraban cuerpos, herían muslos y pantorrillas, destrozaban abdómenes y arrastraban los intestinos. Los nobles corrían, pero no lograban ponerse a salvo. Habían caído en una trampa mortal. Los muertos fueron incontables. Los españoles se refugiaron en las casas que los mexicas habían puesto a su disposición, y procedieron a apresar a Moctezuma Xocoyotzin. (Ibidem)

Además, al llegar a Guatemala, Pedro, El Cruel contrajo matrimonio por la iglesia con Doña francisca de la Cueva en el año de 1527.

Doña Luisa Tecuelhuetzin murió en tierras guatemaltecas en el año de 1537, y se encuentra enterrada en la catedral de Antigua Guatemala.

 

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Motenehuatzin, el poeta

Tizatlán, Lugar de la Tiza, fue uno de los cuatro señoríos de Tlaxcala, junto con Tepeticpac, Ocotelulco y Quiahuiztlán, los cuales formaban una federación manteniendo una cierta autonomía. Los gobernantes de los señoríos gustaban de las artes, de la oratoria y de la poesía.

Una leyenda tlaxcalteca nos cuenta que Motenehuatzin, hijo del señor de Tizatlan, destacaba por su inteligencia y su belleza. Fue hermano de Xicohténcatl El Joven y se convirtió en uno de los poetas más destacados de Tlaxcala.

Cuando llegó a la edad conveniente, su padre lo envió al Cuicacalli, la Escuela de Canto, para que se educara en las bellas artes del canto y la música. Cuando fue creciendo solía caminar por los floridos jardines de Tizatlán sin darse cuenta de que era admirado por las doncellas que lo contemplaban durante sus paseos. Todos le admiraban pue se le consideraba como un buen cantor, el predilecto de sus maestros.Ruinas del Señorío de Tizatlán

En el año de 1490 Señor de Huexotzingo, el Rey Poeta, de nombre Tecayehuatzin, tuvo la idea de realizar un concurso de poesía entre los poetas de los cuatro señoríos y de otras localidades de habla náhuatl, pues era muy afecto a los cantos. Concurso en el que participarían todos los poetas de Chololan, Tlaxcalan, Chalco y Texcoco, quienes versificarían y discutirían acerca de la trascendencia y del significado de la poesía. Como participantes se encontraban Ayocuan Cuetzpaltzin de Tecamachalco, Aquiauhtzin de Ayapanco, Xicoténcatl, Motenehuatzin, Xayacámach, y por supuesto Motenehuatzin, entre otros más.

Para tal efecto, el palacio de Tecayehuatzin se adornó de la manera más vistosa posible. Los señores principales y los participantes al concurso ocupaban los lugares de honor, mientras que el pueblo ocupaba las graderías.

Cuando pareció en el palacio Motenehuatzin vestido lujosamente con ropajes de colores rojo y blanco, símbolo de los tlaxcaltecas, todos los presentes lo admiraron por su majestuoso porte y su belleza. Entonces el príncipe poeta empezó a recitar:

Sólo he venido a cantar / ¿Qué decís, oh, amigos? / ¿De qué habláis aquí? / Aquís está el patio florido, / a él viene, / ¡Oh, príncipes! El hacedor de cascabeles / con llanto viene a cantar, / en medio de la primavera. / Flores desiguales. / Cantos desiguales, / en mi casa todo es padecer…

Al terminar el poeta su participación se oyeron exclamaciones de los asistentes que le ovacionaron por su actuación. Los huehues sonaban a más no poder y se escuchaba el impresionante lamento del caracol ceremonial.

Ni que decir tiene que Motenehuatzin fue el ganador del concurso, aquel que opacó a todos los participantes. Al llegar a su palacio, su padre, el Señor de Tizatlán, lo abrazó. Le felicitó y le dijo que merecía con creces ser el nuevo cacique de la ciudad.

De tal encuentro de sabios poetas da cuenta la obra Diálogo de la poesía: Flor y Canto cuyos folios se conservan en el manuscrito titulado Cantares Mexicanos, en donde se puede leer la salutación de Tecayehuatzin que dio inicio al concurso.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Origen del nombre del volcán La Malinche

El volcán Matlalcueye, como también se le conoce, se encuentra entre los estados de Puebla y Tlaxcala. Se trata de un volcán activo que mide 4,420 metros de altura. Es un bellísimo lugar que fue declarado Parque Nacional en el año de 1838. Desde el siglo XVII se le conoce con el nombre de Malinche o Malitzin, en honor a Doña Marina o Malinalli, la esclava traductora, “la lengua” de Hernán Cortés.

En cierta ocasión, Doña Marina tenía mucho calor y decidió ir a bañarse a la Laguna de Acuitlapilco, -sita en la parte sur del actual estado de Tlaxcala-, para refrescarse un poco. Avisó a su amo Cortés adónde iba y se encaminó a la laguna acompañada de cuatro esclavas. Cortés no puso peros y la dejó ir a refrescarse. Malinalli salió del campamento en que se encontraban las tropas españolas muy ilusionada de poder ir a chapotear en el agua y quitarse un poco la sensación asfixiante del calor.

Al llegar a la laguna se quitó su hermoso huipil de grecas color turquesa y su enagua color azul celeste, y se metió a bañar a las frescas y claras aguas. Desde el otro lado de la laguna, se encontraban algunos de los habitantes del poblado de Xiloxoxtla que la observaban impresionados, pues ante tanta belleza la habían confundido con una diosa. Al confundirla con una deidad le pidieron que desencantara a la montaña Matlalcuéyatl, a la cual consideraban como un antiguo guerrero que había sido encantado y convertido en volcán junto con su amada.

El bello volcán La Malinche

Al ver a tantos hombres juntos que se le acercaban, Doña Marina empezó a gritar para sí misma. -¡Malinche, Malinche, Malinche! Llamando a su amante al que así apodaban, para que la salvase del peligro en que creía estar. Desesperada la mujer empezó a correr lo más rápido que podía para alejarse de los que creía sus agresores, mientras que los de Xiloxoxtla la seguían algo confundidos por su reacción.

Presto, Hernán Cortés ya había enviado a sus hombres a rescatarla. Al llegar la tropa y hablar con los de Xiloxoxtla todo se aclaró, y desde entonces el activo volcán recibió otro nuevo nombre: La Malinche.

Sonia Iglesias y Cabrera

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El origen del sarape de herraduras.

Uno de los diseños tradicionales que se labran en los sarapes que se elaboran en San Bernardino Contla, en el estado de Tlaxcala, es el de herraduras de caballo en color negro. Su origen a dado lugar a una leyenda que narra que a finales del siglo XIX, en el Barrio de Tlacatécpec vivía un artesano tejedor, quien era muy famoso por sus bellos y originales diseños de sus trabajos en el telar de pedales. Todo el pueblo lo conocía y apreciaba, y su fama se había extendido a todo el estado, pues era todo un artista honrado y humilde.

En cierta ocasión, un caballero muy rico y elegante que vivía en el pueblo de Apetatitlan decidió ir con el artesano para que le tejiese un sarape blanco que tuviera un diseño muy original, pues estaba seguro de que era el único capaz de darle gusto. Sabía que sus clientes más exigentes siempre quedaban completamente satisfechos con su trabajo. Llegó al pueblo de San Bernardino y preguntó por la casa del tejedor. Cuando le dieron las señas se dirigió a ella muy contento.

Habló con el tejedor y le dijo: – Buen hombre, he venido a verlo desde donde vivo con el fin de que me teja un hermoso sarape. Pero eso sí, el diseño debe ser original y nunca visto. El artesano aceptó el encargo y el reto.

Al siguiente día, el caballero volvió a ver al tejedor, el cual aún no había encontrado el diseño especial que le pedía. El caballero se fue. Así pasaron varios días, casi un mes. Y cuando el artesano veía llegar a su cliente le decía que aún no encontraba el motivo  original que debía labrar en el sarape blanco. El caballero, pacientemente, se despedía y regresaba al día siguiente.

El artesano de San Bernardino Contla

Llegó el invierno y el tejedor estaba sumamente apenado porque yo encontraba el diseño adecuado. Una mañana especialmente fría y cruda, en la que la nieve había formado una pequeña capa en el suelo del poblado, llegó el caballero hasta las puertas de la casa del artesano. Tocó la puerta, aunque no se bajó de su caballo. El artesano le abrió, y en ese momento exclamó: -¡Señor, señor. Ya tengo el diseño que tanto buscaba para su sarape blanco! Y corrió hasta su telar.

Mientras tanto, el hombre bajó de su cabalgadura, la aseguró en la rama de un árbol, se metió en la casa y llegó hasta donde se encontraba el telar. Vio que el tejedor estaba labrando en el sarape unas hermosas herraduras negras. Entonces, en ese momento se dio cuenta de que las huellas dejadas por su caballo en la capa de nieve habían sido la inspiración para su sarape.

Cuando el artesano terminó su trabajo, el caballero quedó encantado con el sarape y le pagó una buena cantidad de dinero. Con el tiempo, el diseño se fue copiando, pues a todos les encantaba. Pasó el tiempo, y ahora es uno de los diseños que hacen famosos a los sarapes del pueblo de San Bernardino Contla.

Sonia Iglesias y Cabrera

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La Virgen del Santuario de Ocotlán

En el año de 1541, Juan Diego Bernardino, un indio nahua, topile de un monasterio, iba caminando por un bosque de ocotes, en Ocotlán, Lugar de Ocotes, poblado situado en el estado de Tlaxcala. De pronto, la Virgen se le apareció y le preguntó a dónde se dirigía. Juan Diego le respondió que llevaba agua a los enfermos que se estaban muriendo a causa de una epidemia. Al escucharlo, la Virgen le dijo que la siguiera para darle un agua milagrosa que los curaría, y que debían beber todos los habitantes para preservarse del contagio.

El indio la siguió hasta un fresco manantial en donde llenó su olla con agua, y regresó a su comunidad que se llamaba Santa Isabel Xiloxoxtla. Cuando estaba a punto de partir la Santa Señora, le informó que dentro de un árbol de ocote se encontraría con una imagen de ella, la cual debía llevar al Templo de San Lorenzo.

Juan Diego avisó a los frailes, quienes acudieron al bosque por la imagen. Cuando llegaron el campo estaba envuelto en llamas, pero el fuego no quemaba nada, y en un luminoso árbol encontraron la imagen de la Virgen María. Se la llevaron al templo y la colocaron en el altar mayor, que hasta ese momento ocupaba la imagen de San Lorenzo. Pero al sacristán no le gustó la idea, pues era devoto del santo y, por la noche,  cambió de sitio a la Virgen y volvió a poner a San Lorenzo en el altar mayor.

La Virgen del Santuario de Ocotlán

La virgen de Ocotlán está hecha en madera estofada y policromada. Mide de alto un metro cuarenta y ocho centímetros, y se encuentra sustentada en un pedestal de plata repujada. Un manto la cubre, sus manos se juntan en el pecho a modo de plegaria, y está elaborada de madera de ocote… de aquel árbol de ocote sagrado.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Mejor amor que peleas

Una hermosa leyenda nahua de Tlaxcala nos cuenta que ante la tormenta que se avecinaba, un Grillo construyó una casa con excremento de toro para protegerse de la lluvia. Un Coyote que pasaba por ahí, al sentir el agua se refugió cerca de la casa del Grillo. Pero un animal lo despertó y, asustado, echó a correr y pisó la casa. El Grillo le exigió a Coyote que la reconstruyera, pero se negó rotundamente y se burlo de él, alegando que nada podía hacerle, ya que era grande y fuerte, y Grillo chiquito y débil. Entonces Grillo lo retó para demostrar quién era el más fuerte. Llegaron a una barranca y Coyote le propuso que saltaran, a ver quién llegaba más lejos. Grillo le dijo a Coyote que saltara primero. Así lo hizo, pero cuando saltó Grillo se agarró de su cola, se dio impulso y cayó más lejos que Coyote. Entonces, muy ufano, volteó a ver a Coyote y le dijo: -¡Ya lo viste, decías que eras muy grandote, pero yo brinqué más lejos que tú! Pero Coyote estaba renuente a haber perdido.

Grillo le dijo: ¡Bueno, volvamos a intentarlo! Y corrió a llamar a todos los animales pequeños que eran sus amigos: a las avispas, las hormigas, las moscas, las abejas y otros bichos más. Grillo les explicó que Coyote había destruido su casa y que no quería componerla, y: – Como es grande y fuerte nomás se burla de mí.

Por su parte, Coyote también había llamado a reunión a muchos animales: toros, coyotes, venados y un Zorrillo, quien le preguntó la razón por la cual los había convocado. Coyote respondió: -Los he llamado porque deseo luchar contra otros animales. Zorrillo dijo que él los enfrentaría. Se reunieron en un llano con Grillo, y mientras los animales que había llevado Coyote se encontraban comiendo, Grillo llamó a sus aliados y les avisó que había llegado la hora de la pelea. Empezó la pelea, Coyote trataba de pegarle a Grillo, pero éste se escabullía y lo lograba alcanzarlo, y Zorrillo que estaba situado a cierta distancia, se dio cuenta de cómo los insectos estaban picando a los otros amigos de Coyote.

Grillo esperando la pelea contra Coyote y sus aliados.

Coyote reconstruyó la casa de Grillo. Al terminar de hacerla, escuchó las palabras de su enemigo que decía: -Coyote, todo lo que pasó fue una tontería, no debiste retarme, pues aunque soy pequeño sé defenderme, ya lo viste. ¡Ahora olvidemos lo ocurrido, amémonos y vayamos ante Dios para que nos bendiga¡

Sonia Iglesias y Cabrera