Los inicios del barrio de tepito
La historia del barrio legendario de Tepito se inició cuando los mexicas, asentados en su magnífica ciudad, se dividieron en dos grupos: los de Tenochtitlan en el centro; y los de Tlatelolco hacia el norte de la ciudad. Tlatelolco comprendía diecinueve barrios y Tepìto se asienta en lo que fueron los barrios de Mecamalinco, Teocaltitlan, Atenentitlan (o Amaxac), Tepocticaltitlan, Apohuacan y parte de Atenantitech.
En el barrio de Mecamalinco, hoy Plaza Fray Bartolomé, había una pequeña pirámide donde la gente más pobre rendía culto a sus dioses. En náhuatl “pequeño” se dice tepiton, por lo que de ahí proviene el nombre de Tepito.
Cuando Tlatelolco cayó en manos del tlatoani de Tenochtitlan, Axayácatl, los futuros tepiteños se convirtieron en tributarios de la Triple Alianza, formada por Texcoco, Tlacopan y Tenochtitlan. Bajo el gobierno de Tenochtitlan, Tlatelolco pasó a ser el principal barrio comercial debido a su gran mercado. Los productos que no pasaban la estricta supervisión de los jueces pochtecas, se vendían en el mercado chico o “tepito”, situado junto al templo antes mencionado.
Cuauhtémoc, Señor de Tlatelolco, sucedió a su tío Cuitlahuac, Señor de Tenochtitlan, para continuar la defensa de la ciudad frente a la invasión española. Cuando Cuauhtémoc perdió la batalla en el Templo Mayor, retiró al barrio de Atenantitech su campo de operaciones, en el lugar donde hoy está la iglesia de Santa Ana, y un gran número de la población mexica se refugió en Amaxac. En este barrio fue derrotado Cuauhtémoc, después de una cruenta lucha auxiliado por los tepiteños. Fue apresado en el lugar actual de la iglesia de La Conchita, que desde entonces se conoció como Tequipehuca, “lugar donde comenzó la esclavitud”.
El tepito colonial: bravo y contestatario
A causa de la conquista española, Tepito se vio sometido a una ideología impuesta. En la primera traza de la ciudad hispana quedó fuera de los límites y devino un barrio marginal, refugio de inmigrantes indígenas y negros no muy deseados en la ciudad. Asimismo, en el barrio se escondían los malhechores y tahúres de toda índole.
Poco a poco, el barrio se convirtió en una zona de gran flujo económico debido a que formaba parte de la ruta comercial que unía la ciudad de México con el norte del país. Este hecho hizo que floreciera el comercio y aumentase la población que habitaba pequeñas casas de adobe.
En la tercera traza de la Ciudad de México, el barrio quedó ubicado en el Séptimo Cuartel, lo cual le benefició, ya que de Tepito se obtenía la mano de obra de albañilería para las construcciones de edificios y obras públicas, y las personas destinadas a la servidumbre en las casas de los españoles ricos. En estos años coloniales, las necesidades económicas de los nuevos pobladores motivaron el surgimiento de algunos gremios artesanales que, con el tiempo, darían fama al barrio: los talabarteros, los herreros y los zapateros.Tepito ya era considerado como un arrabal de cierto peligro, cuyos habitantes solían organizarse para protestar contra las arbitrariedades de las autoridades. Aquí empezó su fama de barrio bravo y contestatario.
El tianguis fayuquero tiene nombre de dinero
La venta de fayuca o de artículos de contrabando de manufactura extranjera, se inició en el año de 1963. Desde entonces ha ido creciendo hasta convertirse en un serio problema social para los habitantes del barrio. El oficio de fayuquero no es homogéneo. Los fayuqueros que comercian en gran escala, curiosamente reciben la protección de políticos importantes o “padrinos”. Transportan su mercancía en tráileres escoltados y la guardan en bodegas efectuando desembarcos relámpagos. Están auxiliados y protegidos por inspectores y aduaneros, a fin de que no se les decomisen sus artículos. En cambio, los fayuqueros menores deben enfrentarse a los agentes aduanales y pagar frecuentes “mordidas” para no ser encarcelados. Existen fayuqueros con puestos ilegales, sin permiso oficial, y otros legales que lo han obtenido al afiliarse a las agrupaciones de comerciantes, en donde se juegan fuertes intereses políticos y económicos. Los líderes de las agrupaciones ofrecen protección a los tianguistas legales e ilegales, a cambio de dinero. Cada líder controla un determinado territorio y grupo de comerciantes, a los cuales presta dinero con desproporcionados intereses; los “protege” de las autoridades cuando quieren llevarse su mercancía, y les ayudan con dinero en caso de enfermedad o muerte, el cual le es cobrado a la familia.
Héroes y leyendas: los personajes de tepito
En Tepito los personajes legendarios han existido siempre. Desde la época colonial los tipos populares pululaban en el barrio ejerciendo oficios o desplumando al prójimo. Desgraciadamente, muchos se perdieron con el tiempo; y a otros, la tradición oral los olvidó. Sin embargo, no todos desparecieron y algunos supieron mantenerse en la memoria colectiva, como el famoso ratero apodado El Veneno, el Curahuesos don Filomeno; La Muñeca, mujer dedicada a la vida alegre; y don Ramón Borrego, de oficio cargador o tameme. Todos ellos formaron parte de la fauna legendaria de principios del siglo XX. Los personajes del barrio son especies de símbolos, de arquetipos que surgen de la realidad de su mundo circundante -aunque luego se conviertan en seres fantásticos-, y que expresan los valores culturales y las circunstancias sociales del momento histórico en que viven. Es por ello que los personajes populares de Tepito han destacado en muy diversos campos del quehacer humano; en actividades que en mayor o menor medida, son relevantes y significativas para el barrio y porque además representan ideales colectivos: fama, dinero, posición.
Tepiteños famosos los ha habido en el dominio de la delincuencia, como Lola La Chata y El Manos de Seda, jamás atrapado por la policía. Dentro del box, Kid Azteca y José Medel, alías El Huitlacoche. En el fútbol no puede olvidarse a Manolete Hernández, centro delantero del Atlante. En cuanto al comercio de chácharas, se hace necesario nombrar a Yolanda Cortés, La Tomatita, temida y apreciada por su valor. Y si de bailar se trata, está Adalberto Martínez “Resortes”, rey del baile popular. Como trabajadores de las letras han sobresalido Armando Ramírez, “Chin Chin El Teporocho”; y José Guadalupe Aguirre, el Poeta de Tepito. En el ámbito de la pintura puede hablarse de Daniel Manrique y Julián Ceballos del movimiento Tepito Arte Acá. Y como exponente de los oficios está el muy querido Juanito Guevara, zapatero de profesión. Basten estos nombres para ejemplificar algunos de los muchos personajes que han forjado su fama en el barrio legendario de Tepito.
Sonia Iglesias y Cabrera