Mito griego que nos relata la victoria de Hercules sobre un poderoso Leon casi invencible.
Hace mucho tiempo en una región llamada Nemea, existió un león muy feroz. Otros animales huían al verle, y todos los habitantes de los alrededores estaban asustados: creían que ese terrible león había bajado de la luna y que era inmortal. Lo cierto era que ante el temor de todos, la fiera hacía cada vez más destrozos.
También por aquellos lugares vivía Hércules, un gigante notable por su enorme, quien, al enterarse de los estragos realizados por el león, se dirigió al bosque en su búsqueda.
Después de mucho caminar logró verlo, y ocultándose para no ser descubierto por la bestia, le disparó una flecha. Grande fue su sorpresa al ver que rebotaban en la durísima piel del león, y mas creció su asombro al descubrir que los mismo sucedía con las demás flechas que le disparaban.
El león, ya furiosos, se lanzo sobre Hércules, pero éste le dio un golpe tan terrible con su famosa maza, que el animal cayo al suelo aturdido, y antes de que pudiera levantarse lo cogió entre sus brazos y comenzó a apretarle el cuello hasta que los ahorco.
Cuando fue a quitarle al piel, se dio cuenta de que no podía atravesarla con su espada y tuvo que arrancarla con las mismas garras de la fiera y al ver que la piel de aquel león era tan dura se hizo con ella, una vez curtida, una coraza para protegerse en los combates.