Los antiguos sacerdotes mayas afirmaban que desde antes de que el mundo existiese flotaba en el infinito un concepto después conocido como Hunab Ku, Mariposa Galáctica (nombre formado por las palabras hunab que significa “cosa solitaria”, y de k’u “dios”). Este extraordinario concepto se convirtió en el símbolo por excelencia de lo que da vida y medida, el “dador del movimiento y de la medida” de todo lo que existe.
Los abuelos afirman que al concepto de la Mariposa Galáctica lo consideraban los antiguos como el dios supremo creador de éste y de todos los mundos habidos y por haber; una esencia de inteligencia pura, un “ser” incorpóreo, sin figura ni representación; al cual también se le conocía por el nombre de Kolop U Wich Kín.
Tal concepto representaba la Conciencia Universal, comprendía a la totalidad de los ancestros, los hombres, los animales, y las plantas. Se la concebía como la Conciencia que organizadora de la materia y la antimateria en su estado bruto. Como grandes astrónomos y matemáticos que fueron, los antiguos mayas sabían exactamente donde se encontraba el centro de nuestra galaxia, a la que llamaron la Mariposa Galáctica. A partir de un disco giratorio situado en el centro de la Vía Láctea, surgieron el Sol, las estrellas, los planetas y los sistemas solares. El destino de la humanidad dependía de lo que aconteciera en dicho centro, portal de entrada hacia otras galaxias, y a la Conciencia Universal. Este centro fue el director de la energía consciente.
Los astrónomos modernos han comprobado que efectivamente el centro de la galaxia en que vivimos es una especie de disco giratorio, en cuyo centro se encuentra un hoyo negro que permite el nacimiento perpetuo de las estrellas.
Sonia Iglesias y Cabrera