El mundo fue creado por Itom Achai, Padre Sol, Nuestro Padre, identificado también como Jesús, y por Itom Aye, Nuestra Madre. Itom Achai se representa por medio de una especie de cruz de brazos iguales, similar a la cruz gamada. La tarea de ambos consiste en cuidar a los indios, y con ese fin la Madre les realiza muchos milagros, pues Itom Aye forma parte de la Sagrada Familia cristiana. Itom Achai hizo al mundo y creó todo lo que existe; lo hizo muy bien y correctamente. Pero el dios tenía un amigo llamado Caifás, que es el Diablo, que quiso imitarlo en aquello de crear mundos. Así, cuando Itom Achai creó a la gallina, que se puso muy contenta porque el dios le había dado el aliento, Caifás quiso hacer otra y la hizo de barro; pero la elaboró tan mal que resultó un tecolote. Sin embargo, a pesar de su error, Caifás tenía mucho poder, tanto como el dios, pero lo empleaba incorrectamente, ya que lo usaba para hacer el mal y por eso muchas de las cosas que hacía no servían para nada.
El Señor Dios Itom hizo también la luz del día y a las personas que eran todas buenas. Cuando hizo al primer hombre utilizó barro y lo puso a dormir en un sueño profundo; mientras tanto, procedió a sacarle una costilla al hombre de barro, para dar forma y vida a la mujer. Caifás, en cambio, cuando hizo a los seres humanos, los hizo malos, tal como él era. Los templos también fueron hechos por Dios, quien decidió poner a prueba a los humanos y les dio un lapso de seis mil años, a fin de ver si lo escogían a él o a Caifás. Este Diablo, hace todo los posible por ganar para que lo escojan a él, pero tan sólo han transcurrido dos mil años y todavía quedan cuatro mil para saber quién de los dos va a ganar.
Cuando los hombres son malos les envía un diluvio, para que se ahoguen. En el Diluvio que les envió sólo quedó Noé y su Arca con sus animales formando parejas. Cuando sucedió la catástrofe del Diluvio, el dios envió a Kooni, el Cuervo, para que le dijese si ya había terminado, pero Kooni nunca regresó. Decidió entonces enviar a una paloma la cual si regresó portando una flor en el pico, señal de que el Diluvio había terminado.
Sonia Iglesias y Cabrera