Una leyenda muy curiosa nos relata el nacimiento de uno de los presidentes de México, que a continuación narramos. En la Ciudad de Querétaro, en el siglo XVIII, vivía una pareja formada por doña María Úrsula Rodríguez y Salinas, y don Antonio Gómez Pedraza. Se trataba de una pareja criolla de clase alta, que contaba con varias propiedades.
En un día del año de 1789, justamente el 22 de abril, los corregidores de la Ciudad de Querétaro decidieron organizar una gran fiesta. Por supuesto que no dejaron de invitar a los Pedraza que a la sazón era la pareja más famosa y solicitada de la región por su riqueza y simpatía. Doña María Úrsula se encontraba embarazada y ya muy adelantada, poco tiempo le faltaba para dar a luz.
Aun así, decidieron acudir a la fiesta, pues no querían que los corregidores se enojasen y ofendieran si llegaban a faltar y se distanciase la amistad. Así que hicieron de tripas corazón y se alistaron para acudir al baile. Se engalanaron con sus mejores ropas y acudieron a la casa de los anfitriones.
Todo iba de maravilla en la fiesta, había música, las parejas bailaban, había buena comida y buenos vinos y licores, y todos disfrutaban del bien organizado sarao. Para los Pedraza todo iba bien. Doña maría Úrsula gozaba de la música y la comida. Llegó la hora de despedirse, y de repente la embarazada empezó a sentir unos terribles dolores en el vientre y la cadera. Habían comenzado los dolores de parto y en pleno festejo. As mujeres mayores y de más experiencia, la acostaron en un sillón y precedieron a ayudarla a dar a luz. Todo fue de maravilla y al poco tiempo un hermoso bebé nació.
El nene lloraba a todo pulmón, y todos los invitados estaban muy contentos pues consideraban que ese nacimiento en plena fiesta era un signo de buen agüero. Los más contentos eran los corregidores, pues les parecía muy distinguido que un bebé hubiese nacido en su casa y en medio de la fiesta. Todos los invitados le desearon buena suerte al recién nacido… y la tuvo, pues con el tiempo se convirtió en el gran general y presidente don Manuel Gómez Pedraza, aunque poco duró su período presidencial.
Gómez Pedraza murió a los sesenta y dos años de edad debido a una oquedad pulmonar, y fue enterrado, sin confesión, en el Panteón Francés de la Piedad.
Sonia Iglesias y Cabrera