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El Día de la Candelaria. II.

En México, la fiesta del Día de la Candelaria se celebra desde los inicios de la Colonia implantada como parte de la evangelización a los indígenas. Curiosamente, en el calendario mexica el día 2 de febrero daba inicio el llamado mes Atlcahualo o Quauitleoa, en el cual se celebraban las honras a los Tlaloques, diosecitos de la Lluvia; a Chalchiuhtlicue, Diosa del Agua; y al Dios de los Vientos, Quetzalcóatl.

En dicho mes, se engalanaba a los niños que serían sacrificados en honor a los Tlaloques. Se les llevaba en peregrinación sobre andas adornadas con bellas plumas y con flores de muchas clases de mucha hermosura y fragancia. Los “dioses-niños” iban precedidos por músicos que ejecutaban melodías sacras, por los mejores cantores del templo, y por los danzantes dirigidos por su capitán. Los niños elegidos para el sacrificio eran pequeñines aún lactantes. Se les escogía que  tuviesen dos remolinos en el pelo y que hubiesen nacido bajo un signo fausto, ya que se pensaba que eran los que más satisfacían a los dioses y, por tal razón, provocarían mejores y abundantes lluvias, tan indispensables para el ciclo agrícola y la vida de los hombres y de la comunidad. Estos niñitos se sacrificaban, principalmente, en los cerros llamados Tepetzingo, Tepepulco, y en el remolino de la laguna denominada Pantitlan, lo que explica el porqué se escogían a los niños con remolinos capilares. La procesión se dirigía hacia los cerros, todos los fieles iban llorando, pero no de tristeza, sino como tributo, pues pensaban que el llorar constituía un buen augurio para que lloviese satisfactoriamente.

Tal vez por tratarse de un día cuyo fundamento era el agua, elemento de purificación tanto en la religión católica como en la mexica, o porque los niños jugaban un papel protagónico, les fue relativamente fácil a los indígenas en vías de adoctrinamiento aceptar la festividad y los rituales del 2 de la Candelaria en la que aparecía un niño santo consagrado, desde su nacimiento, al sacrificio.
Desde que la fiesta se impusiera en la capital colonial, poco a poco se fue extendiendo a todos los rincones de la Nueva España. Cada región y cada grupo étnico la impregnaron de las características de su propia cultura. Actualmente, la fiesta se celebra con bailes populares, juegos pirotécnicos, procesiones, alboradas, ferias, música de banda, representaciones teatrales religiosas, intercambio de flores, danzas tradicionales, y, por supuesto, la bendición del Niño Dios, de las candelas, y de las semillas. Como nos refiere Samuel Salinas:

Dia de la candelaria imagenCon la fiesta de la Candelaria se cierra el ciclo de celebraciones de la Epifanía que en griego quiere decir  “aparición” de Jesucristo ante los Reyes Magos. Mientras la iglesia se llena de candelas y padrinos, de Niños dioses vestiditos, adornados, de oraciones y sermones, en los atrios de los templos hay danzas y verbenas populares.
Por lo menos en ciento cincuenta pueblos, barrios  y ciudades de México hay fiesta popular el día de la Candelaria. Sobresale el encuentro de huapangueros y la procesión en el río de Tlacotalpan, Veracruz, la feria agrícola de Amealco, Querétaro, las danzas de los Palitos y la Conquista en Arandas, Jalisco; la ceremonia de devolución de la rosca de Reyes en Campeche, Campeche; las calendas en Oaxaca, la larga fiesta que comienza una semana antes en Coatetelco, Morelos, la bendición de las semillas y las imágenes en Contadero Cuajimalpa, Distrito Federal; los carros alegóricos en Gómez Farías, Jalisco, la Danza de la Malinche en Jaltipan, Veracruz; la bendición de las flores de siempreviva y semillas en San Lucas Teopilco, Tlaxcala; la escenificación de la Sagrada Familia en Tecomán, Colima; y la veneración al Niñopa en Xochimilco, Distrito Federal.

Particularmente importante es la fiesta del barrio de la Candelaria en Coyoacán, Distrito Federal. Da inicio el día 29 de enero, cuando se invita a los niños al “víctor”, para que recorran el barrio portando carrizos adornados con flores y papel de colores y obsequiando estampitas de la Virgen de la Candelaria. El 1º de febrero llegan las bandas y la rondalla, encargada de tocarle a la Virgen las “mañanitas” a los doce de la noche. Las bandas las costean, principalmente, los mayordomos de las ceras –llamados cereros- y los otros mayordomos. A las “mañanitas” las acompañan los constantes tronidos de los cohetes.

A las 6 de la mañana, se ofrece un desayuno de atole, café, tamales y ponche a todos los participantes a la fiesta. Al poco rato, los cohetes anuncian la salida de la Virgen de la Candelaria en procesión, acompañada de la banda de música. Atrás, caminan las mujeres, las niñas y los niños con sus niñitos dios en canastas, charolas y sillitas adornadas con flores y ceras. Después de un largo recorrido por el barrio, la santa imagen acude a la iglesia de Los Reyes. Ahí, a la entrada del templo, esperan a la Virgen las imágenes adornadas con flores del Señor de las Misericordias de Los Reyes, el Señor de los Milagros del Ajusco, y San Sebastián  del Barrio de Xoco.

El tronido de dos grandes cohetes y el redoble de las campanas, anuncian que es hora de que la procesión regrese. Al frente, va la Virgen de la Candelaria seguida por las imágenes, las mujeres y los niños, los coheteros, y la banda. En medio de cohetes, campanas que redoblan y el Himno Nacional interpretado marcialmente por la banda de música, la procesión entra en la iglesia, donde darán inicio los cantos, la misa, la bendición de los niños y las candelas, y los feligreses rezan la oración a la Virgen de la Candelaria:

Virgen de Candelaria, madre de Dios
 y madre nuestra,
Con toda la devoción y
confianza, que un hijo pone en su madre, quiero ofrecerte,
hoy, mi persona, mis cosas y mi vida entera.

Acéptalas, madre mía.
Te pido protección para aquellos hijos tuyos,
que por circunstancias de la vida, se encuentran fuera de sus
hogares, y desde lejos te invocan con sincero corazón.

Dulce Virgen de Candelaria, consuelo de los afligidos y
Reina de los hogares cristianos: derrama tu gracia sobre nosotros
y sobre nuestras familias: y haz, que sin olvidarnos de Ti, tengamos
siempre, salud y paz. AMEN.

Sonia Iglesias y Cabrera

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