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Tradiciones

El santo Niño Pa de Xochimilco

La adoración que en México se tiene al Niño Jesús ha  sido motivo para que el pueblo haya creado una amplia gama de advocaciones de niños santos, que a su vez son el tema central de una parte muy importante del arte popular que llamamos imaginería; es decir, la capacidad artística que los artesanos poseen para crear imágenes sagradas.
En nuestro país contamos con varios Niños Dios a los que se veneran y se le solicitan favores por considerarlos particularmente milagrosos. De entre ellos destaca el famoso Niño Pa adorado, sobre todo, en Xochimilco,  Distrito Federal.

Cuenta la conseja popular que en el siglo XVI, don Martín Cortés Alvarado, cacique indígena principal de Xochimilco, mandó fundar una capellanía donde se adorasen, entre varios cristos y vírgenes, a un hermoso Niño Jesús. Pasado el tiempo y a la muerte de su original dueño, el santo Niño empezó a dar muestras de sus portentos: caminaba por las milpas que abundaban en ese entonces por la zona, y propiciaba que éstas dieran muy buenas cosechas; además, cuando se les presentaba a los enfermos en sus sueños, éstos sanaban como por arte de magia. Los milagros del Niño fueron motivo para que se le pusiera un nicho especial dentro de las capillas familiares, y el pueblo lo empezase a reverenciar con mucho fervor.

La imagen del Niño fue pasando en herencia de dueño en dueño; hasta que uno de ellos, cuyo nombre ignoramos, decidió donarla a los devotos de Xochimilco, con la condición de que los mayordomos de las cofradías y gremios se encargasen de cuidarla y atenderla. Cada mayordomo debía conservar al Niño Dios en su casa durante un año, adonde acudían los fieles a rendirle culto. Pasado el año, se rifaría el cargo o se le daría a la persona más meritoria para su cuidado.
Así continuó la tradición hasta nuestros días, a pesar de la oposición de un sacerdote llamado José Reyes Camacho, cura de la parroquia de San Bernardino, quien trató de obligar a los xochimilcas a entregar al Niño a su parroquia, por fortuna sin ningún éxito en sus gestiones.

Actualmente, cuando un nuevo mayordomo es elegido para cuidar al Niño Pa, debe mandar oficiar una misa el Día de la Candelaria, todos los fines de semana del año, y, aún entre semana. Asimismo, las familias pueden invitar al Niño Pa a sus casas para que les dé la bendición. El mayordomo lo lleva a diferentes hogares y así se convierte en un niño peregrino. Hemos de decir que el turno para tener al Niño como invitado especial, está dado hasta el año 2050.
El 24 de diciembre, el mayordomo debe llevar al Niño a la iglesia y acostarlo en el nacimiento; para levantarlo el 2 de febrero, cuando lo entrega al nuevo mayordomo. Este día los mayordomos organizan una fiesta en la que el platillo obligado son los tamales que las mujeres xochimilcas preparan para tan renombrado evento. Cuando los tamales están bien cociditos y calientitos, los “posaderos”, como se les llama a los que organizan las posadas en la época de la Navidad, van a la casa del mayordomo saliente, y, en procesión, se dirigen a la iglesia a oír la misa. Se levanta al Niño y se le entrega al nuevo mayordomo en cuya casa vivirá todo el año.

Aparte del día de Navidad y de la Candelaria, al Niño Pa se le festeja todo el año, menos los sábados y los domingos; el 30 de abril, el Día del Niño; el 10 de mayo, Día de la Madre en México; y del 15 al 25 de diciembre, lapso en que se llevan a cabo las Posadas. Las leyendas de Xochimilco cuentan que el Día de Reyes, el Niño Pa juega con sus múltiples juguetes y los mayordomos tienen que recoger el tiradero que deja por el suelo. Por las noches, acostumbra tocar un pequeño arlequín melodiosamente. Tiene la capacidad de sanar a los enfermos o de producirles las muertes cuando ya no tienen remedio. Dicen que sus mejillas empalidecen cuando por alguna razón se pone triste, y que sonríe cuando está contento.
En sus fiestas, los pobladores de Xochimilco –y en general de todo México- le entregan ofrendas y obsequios. La cantidad de trajes y zapatitos que estrena es insospechada por lo abundante, se dice que el Niño posee más de cinco mil ropones. También cuenta en su haber con juguetes, pijamas, cunas, muebles, cobijas, cuadros, joyas, y demás objetos que se guardan en un gran cuarto. A más de ello, el Niño cuenta con una estudiantina y una comparsa de Chinelos.

Se dice que cuando alguna persona tiene un mal comportamiento, el Niño Pa se pone a llorar, y cuando en todo Xochimilco se escucha su llanto, los fieles dicen una plegaria por los pecados cometidos:
Perdónanos, niñito,
Perdona nuestros pecados,
No llores más por nosotros.

El Niño Pa es chiquito, mide alrededor de 51 centímetros de largo y su peso es de 598 gramos. Sus ojos son de vidrio con forma bastante oriental, y tiene pestañas naturales. La imagen lo presenta con el brazo derecho en actitud de bendecir y con el brazo izquierdo extendido con la palma de la mano en pose de otorgamiento. Sus piernas están ligeramente plegadas. En su cabecita lleva tres potencias de fino metal que se desprenden como rayos de luz que esparcieran bondad y salud. El Niño Pa se elaboró con madera de colorín, tzompantli, un árbol leguminoso, en los talleres de San Bernardino de Siena entre los siglo XVI o XVII.

Su nombre es un misterio. Para algunos estudiosos significa “el niño del lugar”, atendiendo al sufijo náhuatl –pa que indica sitio, lugar. Para otros, Niño Pa sería un apócope de Niño Padre o Niño Patrón; y para algunos más se refiere a que cuando el Niño llegó a Xochimilco, los hambrientos indios recién conquistados y medio muertos de inanición, le pedían pan para comer, hecho del cual derivaría su triste nombre de Niño Pa (n).

Cada año, el famoso Niño Pa es trasladado en una gran procesión al Instituto nacional de Antropología para su restauración y mantenimiento, pues debemos recordar que tiene cerca de 434 años de edad, lo que lo convierte, junto con la Virgen de Guadalupe, en uno de los santos venerados más antiguos con que cuenta nuestro país.

Oración al Niño Pa
 
Niño Lindo,
Niño Gallardo,
Niño Amoroso,
a pedirte vengo
como generoso,
que la pena que traigo,
me la vuelvas gozo,
pues tú eres mi Padre
y mi Dios bondadoso.

 Sonia Iglesias y Cabrera

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