El Domingo de Pascua -también conocido como Pascua, Domingo de Resurrección, Domingo de Gloria, y Pascua Florida-, Cristo resucitó en la madrugada. Pasados cuarenta días, se les presentó a sus apóstoles y todos se fueron al Monte de los Olivos donde los bendijo; hecho lo cual subió al Cielo en medio de una maravillosa nube. Mientras tanto, un Ángel bajó de las alturas y les dijo a las personas reunidas:- ¡Qué esperáis creyentes galileos, Jesucristo no volverá a la Tierra hasta que, con esta misma majestad, venga a juzgar a todos los hombres!
La palabra pascua proviene del hebreo pesach que significa “paso” o “tránsito”. La Pascua judía se celebraba todos los años desde la víspera del día 15 de Nisán al hasta la puesta del sol del día 22 (marzo-abril). En ella se conmemoraba el “paso” de Jehová por Egipto, el castigo infringido a los primogénitos egipcios, la liberación de los judíos del yugo egipcio, la instauración del sacrificio del cordero pascual, y la comida de los mazath o pan ázimo. Ya lo dice la Biblia: Siete días comerás ázimos y el día séptimo será fiesta de Yahveh… En aquel día harás saber a tu hijo: ‘Esto es con motivo de lo que hizo conmigo Yahveh cuando salí de Egipto’ (Éxodo 13:6)
La primera celebración de la Pascua cristiana, coincidió con la Pascua judía. Para los judíos-cristianos, que consideraban a Cristo como el Cordero Pascual, la Pascua estaba estrechamente ligada a la hebrea y festejaban la Pascua Florida inmediatamente después del ayuno, sin importar en qué día cayese. En cambio, los cristianos no judíos pensaban que habiendo tenido lugar la Resurrección en domingo, la Crucifixión debía conmemorarse el Viernes Santo, sin importar el día del mes. En 325, el Concilio de Nicea decretó que la Pascua cristiana debía celebrarse el domingo después del plenilunio que sigue al equinoccio de primavera; por lo tanto, nunca antes del 22 de marzo ni después del 25 de abril. Es pues de vital importancia la fijación del equinoccio de primavera, ya que no sólo marca el inicio de una estación, sino también la duración del año solar, porque de acuerdo a la traslación y rotación de la Tierra en relación con el Sol, se ajusta el tiempo de todo el mundo. El día del equinoccio la duración del día y de la noche es igual, de doce horas. Cuando ya ha sido fijada la Pascua, se pueden determinar todas las fiestas móviles de calendario católico como la Cuaresma que da inicio cuarenta días antes de la Pascua, descartando los domingos.
La Pascua Cristiana empezó a celebrarse a partir del siglo II. Con ella da inicio la Cincuentena o Tiempo Pascual, que se prolonga hasta el Día de Pentecostés o Pascua del Espíritu Santo. Se trata de cincuenta días de regocijo en que se celebra la realidad del reino de Dios.
En México la fiesta fue implantada desde principios de la Colonia, en que se festejaba con una procesión que salía del templo de San José (situada en lo que es hoy la esquina de Isabel la Católica y Madero), con doscientos treinta andas con imágenes, acompañadas por las cofradías y los gremios, colocados por orden de importancia. Indios y españoles se vestían de blanco y llevaban guirnaldas de flores en la cabeza y en las manos; de tal manera que el acto se convertía en una verdadera Pascua Florida. Estas procesiones dejaron de existir a mediados del siglo XIX; cuando surgió la costumbre de regalar dulces y postres a los familiares y amigos, invitándolos a las tan preciadas Meriendas Chocolateras de la Pascua Florida en las cuales podían saborearse suspiros de novia, cajetas, jamoncillos, bizcochos de huevo, cabellitos de ángel, animalitos de pepita, delicias de almendra y muchos más dulces con que contaba nuestra gastronomía y de los cuales tantos han desaparecido.
El estudioso de las tradiciones don Sebastián Vertí, nos refiere:
Es por ello que la auténtica costumbre derivada de la tradición mexicana haya sido el obsequiar dulces y postres autóctonos, así como las meriendas con sus deliciosas frutas de horno.
Recientemente, y como consecuencia de la comunicación con otras culturas, se ha tratado de introducir las costumbres de otros países, entre ellas la de regalar huevos y conejitos de Pascua. Se trata de un uso popular europeo que pasó a la América sajona en la época colonial. El huevo simboliza para los pueblos campesinos (la pascua en sus orígenes judaicos fue una fiesta campesina) la creación del reino animal sobre la tierra. En cuanto al conejo, simbolizaba la fecundidad por excelencia, lo cual entendido en sentido espiritual era como una actitud de la mente humana en la que debe fructificar la palabra de Dios para dar frutos de bondad, amor y buenas acciones.
He aquí una de las tantas tradiciones que se han perdido en nuestra cultura popular.
Sonia Iglesias y Cabrera